?Qu¨¦ hace un sill¨®n de T¨¤pies junto a una Virgen g¨®tica?
El MNAC pone en di¨¢logo su colecci¨®n con 19 obras de arte contempor¨¢neo de la Fundaci¨®n Su?ol
Las 300 personas que, en estos tiempos de pandemia, acuden a diario ¡ª1.000 los fines de semana¡ª al Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) se encontrar¨¢n con un buen n¨²mero de sorpresas que no les dejar¨¢n indiferentes. Bajo una de las joyas del museo, el Cristo en Majestad de Sant Climent de Ta¨¹ll, ver¨¢n una silla realizada con alambre de espino; un material usado para impedir el paso a las personas y causarles dolorosas heridas a los que intentan cruzarla. La silla, creada en 1974 por Jaume Xifra, y su inquietante sombra, recuerda el famoso y triste final de este Cristo mayest¨¢tico. Por si fuera poco, al lado puede verse el frontal de altar rom¨¢nico de Durro, en la que cinco personas son martirizadas, quemados, serrados, con clavos en el cr¨¢neo o atravesados por una espada, de forma atroz. ?bside, silla y frontal forman parte de una de las 19 instalaciones en las que el MNAC ha puesto a dialogar su colecci¨®n con 19 obras reunidas por Josep Su?ol (fallecido ahora justo un a?o) en su Fundaci¨®n.
Estos di¨¢logos inesperados, que enriquecen la visita hasta el punto de dar un nuevo sentido a las obras del Rom¨¢nico, G¨®tico, Renacimiento, Barroco y Arte Moderno del MNAC, constituyen la exposici¨®n Di¨¢logos. Intrusos. Todo es presente, comisariada por Sergi Aguilar, director de la Fundaci¨®n Su?ol y ?lex Mitrani, conservador de arte contempor¨¢neo del MNAC, que podr¨¢ verse hasta el 7 de noviembre de 2021 en el museo.
No es la ¨²nica silla que ha ocupado el MNAC estos meses. En la sala en la que se muestran lo mejor del g¨®tico catal¨¢n, justo delante de La Virgen de los consellers, que LLu¨ªs Dalmau pint¨® entronizada, se puede ver Butaca (1987), un confortable sill¨®n creado por T¨¤pies en el que se perciben las marcas de su uso a lo largo del tiempo. La Virgen y el mueble, que de alguna forma acaba con el agravio que vivi¨® el artista mat¨¦rico en 1991 al no poder colocar un enorme calcet¨ªn en el centro de la Sala Oval del MNAC, hablan de poder, la representaci¨®n y del lugar que el individuo ocupa en el mundo.
Son solo dos de las 19 obras con las que el museo invita a ver su enorme colecci¨®n de forma diferente. El visitante podr¨¢ vivir una especie de juego de pistas en la busca de la siguiente sorpresa. Bien por libre o a trav¨¦s de un plano que se ha elaborado para marcar los ¨ªtems. Pero no hay p¨¦rdida. Una tras otra se podr¨¢ ver una enorme pintura de Jos¨¦ Maria Broto de 1984 junto a los Llorones rom¨¢nicos de la tumba del siglo XIII del caballero Sancho S¨¢nchez; una pintura de Zush junto a un Cristo crucificado del taller de Zurbar¨¢n; la escultura Rumor de l¨ªmites, de Eduardo Chillida situada en el centro de una sala rodeada de monjes y santos pintados por Vel¨¢zquez y Ribera que invita a meditar.
Es lo mismo que ocurre con La Pillola violeta de Lucio Fontana (1967), junto a las expresivas manos extendidas de Juli Gonz¨¢lez. Tambi¨¦n, la enorme estanter¨ªa de Carmen Calvo (1990) llena de objetos situada en una de las paredes de un comedor modernista creado por Sebasti¨¤ Junyent y Pan tostado, escultura de bronce que dan ganas de comer, creada por Claudio Bravo en 1974, en la sala de los bodegones.
El broche de oro de esta aventura por el MNAC lo pone Joan Brossa con una obra contundente: Capitomba (1986), la ventanilla de un antiguo banco boca abajo, y el suelo lleno de monedas, que brillan tanto c¨®mo una l¨¢mpara creada por Puig i Cadafalch para una casa de la burgues¨ªa barcelonesa, la Casa Amatller. Todas proporcionan nuevas lecturas a unas obras que se convierten, de golpe, en muy modernas. Y qu¨¦ si no hace la monumental pintura Flor marco negro, creada por Jos¨¦ Manuel Sicilia en 1987 frente al baldaqu¨ªn de Tost pintado por un artista an¨®nimo en 1220 que parecen creadas a la par en textura y color.
Estos inopinados di¨¢logos dan continuidad a la l¨ªnea de trabajo que desarrolla el museo para renovar las narrativas de la colecci¨®n. ¡°Las obras se hacen preguntas unas a otras, rompen las costuras del centro¡±, explic¨® Pepe Serra, director del MNAC, este jueves en la presentaci¨®n de la nueva muestra. ¡°El proyecto parece ideado durante la pandemia, pese a que se ha tenido que posponer por su culpa. Se adapta al contexto actual, porque es una exposici¨®n para ver de forma muy tranquila y sin aglomeraciones¡±, dijo.
¡°No hab¨ªa una idea a priori de enfrentar unas obras con otras y forzar los di¨¢logos. La exposici¨®n se ha hecho caminando, a base de recorrer el museo¡±, explic¨® Mitrani, para quien estos di¨¢logos han conseguido ¡°transgredir secuencias hist¨®ricas y algunos relatos, por lo que son un riesgo¡±. Para Mitrani y Serra ¡°la exposici¨®n es la constataci¨®n de que ¡®todo es ahora¡¯ y que el arte, en un momento de pandemia, cura y estimula; es una necesidad humana¡±.
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