Catalanismo contra independentismo
El marco discursivo ya est¨¢ planteado. Los electores dilucidar¨¢n en qu¨¦ frente conf¨ªan para gestionar la Catalu?a pospand¨¦mica: catalanista o independentista, un esquema alejado de 2017
A falta de tres meses para los comicios catalanes, el marco discursivo en que se disputar¨¢n ya est¨¢ planteado. Los electores dilucidar¨¢n en qu¨¦ frente conf¨ªan para gestionar la Catalu?a pospand¨¦mica: catalanista o independentista. Un esquema alejado al de 2017, donde se discern¨ªa entre avalar el refer¨¦ndum ilegal y la proclamaci¨®n de octubre y el legitimismo del depuesto presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, o defender con distinta gradaci¨®n la permanencia en Espa?a. La disyuntiva favoreci¨® a los extremos: el verkami de JuntsxCat ¡ªsi nos votas, Puigdemont regresa¡ª y Ciudadanos, la opci¨®n que mejor representaba en el plano emocional el rechazo al aventurismo independentista.
En estos tres a?os el independentismo se ha fragmentado y ha perdido el mapa. Sus urdidores de relatos han sido incapaces de trazar una salida del laberinto. La opci¨®n m¨¢s simple habr¨ªa pasado por una autoenmienda y desandar parte del camino, aunque esta implicaba retirar a una generaci¨®n de pol¨ªticos que no est¨¢ por la labor. En lo te¨®rico, Enric Mar¨ªn y Joan M. Tresserras son quienes han ido m¨¢s lejos planteando una cartograf¨ªa con Obertura republicana (2019).
El independentismo ha perdido el mapa. Sus urdidores de relatos han sido incapaces de salir del laberinto
En lo pr¨¢ctico, el flanco izquierdista de ERC ha ensayado un ejercicio de funambulismo pol¨ªtico: conjugar la enmienda sin plantearla como tal, manteniendo la direcci¨®n. Esta opci¨®n pasaba por una alianza con los Comuns, por ahora imposible tras el fracaso del pacto Maragall-Colau en Barcelona y por la reticencia de un sector del partido ¡ªmucho menos del electorado¡ª reacio a acuerdos con formaciones no independentistas (ERC-Comunes, el frente imposible, 15/08/2020). De ah¨ª la apuesta de ERC por renovar el actual matrimonio desavenido, con la esperanza de pilotarlo desde la presidencia.
Junto a la desorientaci¨®n independentista, la pandemia ha abierto un escenario nuevo que parece situar la gesti¨®n socioecon¨®mica a la par de la resoluci¨®n del conflicto pol¨ªtico. El PSC, esperando recuperar votantes atemorizados en 2017 que buscaron amparo en Cidadanos, se erige como eje de la alternativa catalanista con los Comuns a un extremo y la Lliga Democr¨¤tica, Lliures, Convergents y Units per Avan?ar en el otro.
Este centroderecha ¡ªcon v¨ªnculos personales con el entorno socialista¡ª pretende captar la papelata de los m¨ªticos 300.000 votantes moderados supuestamente hu¨¦rfanos de partido. Para ello se ha barajado algo parecido a una lista ¨²nica del catalanismo, con figuras o con una coalici¨®n electoral que permita a estas formaciones entrar en el Parlament.
Sin embargo, la necesidad de orquestar una candidatura junto al PSC transmite una imagen de poca confianza con el alcance del propio proyecto; genera dudas a los hu¨¦rfanos errantes sobre qu¨¦ margen quedar¨¢ para plantear pol¨ªticas conservadoras; y aleja el socialismo del centroizquierda.
El frente catalanista conf¨ªa as¨ª mismo en que los templados PDeCAT y PNC ara?en votos a JuntsxCat y debiliten el segmento m¨¢s intransigente del independentismo. Su tir¨®n electoral es una inc¨®gnita. Sin un posicionamiento di¨¢fano, el independentista converso dudar¨¢ si se usar¨¢ su voto para ungir a un catalanista, lo que condicionar¨¢ su decisi¨®n.
El frente catalanista tiene disparidad de soluciones ¡ªentre ellas el federalismo¡ª que no aterrizan
A tenor de las encuestas se asume que la gesti¨®n de la pandemia pesar¨¢ a la hora de votar. Lo har¨¢, pero la baza del frente catalanista en este ¨¢mbito ¡ªdebido a la participaci¨®n del PSC y Comuns en el Gobierno de Espa?a¡ª es limitada. Para el elector, discernir entre gobernanzas cuando en marzo el virus no entend¨ªa de territorios y medio a?o despu¨¦s s¨ª lo hace, no ser¨¢ f¨¢cil.
Sin poder jugar esta mano a fondo, el encaje de Catalu?a en Espa?a (reconocimiento y cuesti¨®n pecuniaria) continuar¨¢ en primer plano. En este terreno el independentismo tiene una ventaja: su horizonte es claro aunque no sepa c¨®mo llegar a ¨¦l. Por el contrario, el frente catalanista tiene disparidad de soluciones ¡ªentre ellas el federalismo¡ª que no aterrizan (en cuanto a propuesta de reparto de competencias, por ejemplo).
Lo mismo que el independentismo es inmune a la autocr¨ªtica porque va sobrado de silogismos, el catalanismo est¨¢ tan convencido de que su marco y capacidad gestora en el corto plazo son tan realistas que gasta mucha energ¨ªa en se?alar desatinos ajenos en vez de clarificar su propuesta.
El catalanismo ha vivido un siglo largo de ambig¨¹edades, de contradicciones y de sobrentendidos. Se considere parte de este o no, el independentismo puede entenderse precisamente como un producto de esa din¨¢mica catalanista agotadora y no siempre eficiente, un clamor que abraza una idea simple porque no ve en la alternativa una concreci¨®n.
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