El testigo A3 y los misterios de Alcanar
Un testigo protegido es el ¨²nico que sit¨²a al acusado Driss Oukabir en la ¡°f¨¢brica de explosivos¡± del 17-A, mientras otros vecinos hablan de una furgoneta que huy¨® tras la explosi¨®n de la casa
La urbanizaci¨®n Montecarlo, a pocos metros de la playa en Alcanar (Tarragona), esconde algunos de los misterios sin resolver de los atentados de Barcelona y Cambrils. ?Estuvo Driss Oukabir, uno de los principales acusados en el juicio, en la casa ocupada donde la c¨¦lula almacenaba explosivos? Adem¨¢s de los fallecidos por la explosi¨®n la v¨ªspera del 17-A y de los autores materiales de la masacre, ?pas¨® alguien m¨¢s por all¨ª? ?Logr¨® escapar uno de los ocupantes, al volante de una furgoneta, pocos minutos despu¨¦s del accidente que destroz¨® la vivienda e hiri¨® a m¨¢s de una decena de vecinos?
Los vecinos de Montecarlo, una urbanizaci¨®n de segundas residencias habitada en su mayor¨ªa por franceses, ofrecen respuestas parciales a esas preguntas. Y sus testimonios, escuchados este mi¨¦rcoles en la Audiencia Nacional ¡ªcon dificultades porque el sonido de las videoconferencias es p¨¦simo¡ª arrojan dudas. Tambi¨¦n algunas certezas. Por ejemplo: que en las semanas previas al 17 de agosto de 2017, la mayor¨ªa de miembros de la c¨¦lula de Ripoll visitaron la casa, base log¨ªstica para preparar un gran atentado con bombas en Barcelona. La explosi¨®n, que mat¨® al im¨¢n de Ripoll Abdelbaki Es Satty y a su primer disc¨ªpulo, Yousseff Aalla ¡ªy que dej¨® herido al acusado Mohamed Houli¡ª oblig¨® a cambiar los planes.
Los testigos describieron los veh¨ªculos aparcados frente a la casa (dos motos, un Audi A3, una furgoneta) y el trasiego constante de ¡°chicos j¨®venes¡± que entraban y sal¨ªan. Pese al movimiento, su actitud era distante y precavida y no se dejaban ver demasiado. A finales de julio, descargaron una furgoneta. ¡°Cargaban de manera especial: enculaban el veh¨ªculo hacia el almac¨¦n¡± para evitar ser vistos, dijo un encargado de mantenimiento. Martine M., vecina, asegur¨® que les vio meter un ¡°congelador¡±.
Solo uno de los vecinos identific¨®, entre los terroristas, a Driss Oukabir, que afronta una petici¨®n de la Fiscal¨ªa de 36 a?os de c¨¢rcel por organizaci¨®n terrorista, fabricaci¨®n de explosivos y estragos: el testigo protegido A3. Su aportaci¨®n es clave para condenarle. Si, como ¨¦l dice, Driss estuvo en la casa a mediados y finales de julio de 2017, eso le sit¨²a en contacto con la c¨¦lula cuando los preparativos para atentar ya estaban muy avanzados. En su declaraci¨®n, asegur¨® haberle visto ¡°durmiendo en la terraza de la casa¡± y tambi¨¦n al volante de un Audi A3 (como su c¨®digo de protegido) con matr¨ªcula francesa.
Al abogado de Driss le va la vida de su cliente en ello y por eso intent¨® poner en aprietos al testigo A3, demostrar que su percepci¨®n y el reconocimiento fotogr¨¢fico que hizo de Driss fueron err¨®neos. ¡°?C¨®mo era la valla?¡±; ¡°?c¨®mo le ve¨ªa, es que estaba siempre mirando?¡±; ¡°cuando le reconoce en 2018, ?hab¨ªa visto ya la foto de este se?or en televisi¨®n?¡± El presidente del tribunal, F¨¦lix Alfonso Guevara, le dej¨® hacer, pero hasta cierto punto. ¡°No hay que examinar al testigo ni ponerle trampas para ver si cae en alguna. Eso es impertinente y capcioso¡±.
La mayor¨ªa de testigos fueron llamados a petici¨®n del abogado de Javier Mart¨ªnez, el padre del ni?o de tres a?os atropellado mortalmente en La Rambla. Mart¨ªnez cree que la investigaci¨®n judicial ha dejado muchos interrogantes, sobre todo en torno a la figura del im¨¢n de Ripoll y su relaci¨®n con el CNI. Su defensa percute siempre en ese punto, y este mi¨¦rcoles logr¨® sembrar dudas que, si bien no afectan a lo nuclear del caso, revelan que hay detalles por resolver.
Andr¨¦ G., por ejemplo, afirm¨® que en una ocasi¨®n vio en la casa a ¡°un se?or con barba blanca¡±. Ninguno de los terroristas coincide con esa descripci¨®n. El abogado le hizo observar una fotograf¨ªa del sumario en la que aparece un se?or con el pelo blanco y le pidi¨® si pod¨ªa reconocerlo. No pudo. La foto fue hallada entre los escombros de la casa de Alcanar. Los Mossos siguieron la pista a todos esos indicios, pero no pudieron establecer la identidad del individuo.
Tambi¨¦n result¨® inquietante el relato de Gerard G., otro vecino. Apenas tres minutos despu¨¦s de la explosi¨®n, ocurrida hacia las 23.30 horas del 16 de agosto, asegur¨® que vio salir de la urbanizaci¨®n a toda prisa una furgoneta. No pudo ver qui¨¦n la conduc¨ªa ni se fij¨® en c¨®mo era: sali¨® de la casa para atender a los heridos de lo que, pensaba, ser¨ªa una explosi¨®n de gas. Los Mossos tampoco pudieron seguir el rastro de ese individuo, y las c¨¢maras de seguridad de un hotel cercano no ayudaron a determinarlo.
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