Barcelona: del tr¨¢fico a la movilidad
El carril bici de Arag¨® es un s¨ªmbolo de c¨®mo Barcelona ha pasado de gestionar la circulaci¨®n de los coches a contemplar el resto de formas de desplazarse
Hubo un tiempo en que Barcelona puso la alfombra roja al coche: en las d¨¦cadas de los setenta y ochenta del siglo pasado construy¨® grandes infraestructuras como las rondas, accesos con siete y ocho carriles por sentido, anillos viarios, t¨²neles. Gestionar el tr¨¢fico era dar prioridad a la circulaci¨®n fluida de los coches. Pero las cosas cambian. Esos viaductos y scalextric comenzaron a esconderse hace 20 a?os y ...
Hubo un tiempo en que Barcelona puso la alfombra roja al coche: en las d¨¦cadas de los setenta y ochenta del siglo pasado construy¨® grandes infraestructuras como las rondas, accesos con siete y ocho carriles por sentido, anillos viarios, t¨²neles. Gestionar el tr¨¢fico era dar prioridad a la circulaci¨®n fluida de los coches. Pero las cosas cambian. Esos viaductos y scalextric comenzaron a esconderse hace 20 a?os y se plante¨® si hab¨ªa otra manera de moverse. Tambi¨¦n el lenguaje cambia. Ahora hablamos de movilidad: de c¨®mo se mueven las personas.
Se ha asumido que el espacio p¨²blico de la ciudad es de todos, que debe ser m¨¢s amable y todas las formas de moverse deben tener cabida, con protagonismo de las m¨¢s sostenibles. Porque tambi¨¦n se habla de m¨¢s de contaminaci¨®n. La inauguraci¨®n hace unos d¨ªas del carril bici de la calle de Arag¨® simboliza todo lo anterior: los pedales logran espacio en una las grandes arterias que cruzan la ciudad. Actualmente los coches ocupan el 60% del espacio p¨²blico y solo hacen el 26% de los desplazamientos. El Plan de Movilidad Urbana tiene como objetivo reducirlos al 18% en 2024 y que el resto sean sostenibles: a pie, en transporte p¨²blico o bici.
El actual director de Servicios de Movilidad, Adri¨¤ Gomila, vinculado al ¨¢rea desde 1998, se?ala dos momentos clave en esta evoluci¨®n. Uno es la Ley de Movilidad de Catalu?a, de 2003. ¡°Antes se gestionaba la circulaci¨®n de los veh¨ªculos y ahora el campo de acci¨®n es la movilidad de las personas y las mercanc¨ªas; la circulaci¨®n es una herramienta m¨¢s y el objetivo es que se desplacen bien las personas¡±, afirma. El otro hito es la reciente vinculaci¨®n entre la movilidad y el urbanismo y la vida cotidiana: ¡°Antes en el planeamiento se dise?aba una calle y cuando estaba todo listo llegaba el de circulaci¨®n. Ahora entramos mucho antes, en funci¨®n de los usos de un planeamiento se tiene en cuenta la movilidad que generar¨¢ y qu¨¦ impacto tendr¨¢ sobre el espacio p¨²blico y la contaminaci¨®n¡±.
?ngel Lopez ha trabajado desde hace 30 a?os en el sector. Desde lo privado y lo p¨²blico, y sintetiza: ¡°Lo que pasa en Barcelona sigue la misma l¨ªnea de tiempo de otras ciudades europeas¡±. Lo relata as¨ª: ¡°En los setenta y ochenta el coche resuelve muchas cosas, hay euforia econ¨®mica y la ciudad cae a sus pies. Se considera una soluci¨®n y el transporte p¨²blico es escaso y deficitario, se aparca en las aceras. Llegan los ayuntamientos democr¨¢ticos e invierten en transporte p¨²blico, se crea Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB)... hasta que con los Juegos Ol¨ªmpicos hay dinero que permite desarrollar grandes inversiones, como las rondas, que estaban planificadas desde 1976¡±.
Pero en paralelo, prosigue L¨®pez, ¡°en los noventa se comienza a intentar buscar equilibrio, la sensibilidad cambia, se hacen los primeros carriles bici, las peatonalizaciones de la avenida de Gaud¨ª o Mistral y en la calle Enric Granados¡±. Y al inicio de la d¨¦cada de los 2000 se planifica una nueva movilidad en el 22@, se habilitan zonas 30, en 2004 se implanta el ¨¢rea verde de aparcamiento para residentes y se reconoce la necesidad de gestionar el reparto de mercanc¨ªas. Hasta que llega la crisis de 2008, la presi¨®n del coche baja y hay consenso sobre la necesidad de esconder veh¨ªculos y ganar espacio para los peatones: se cubre Carles III, la Ronda del Mig, Alfons X, pla?a Cerd¨¤, se desmonta el tambor de Gl¨°ries. ¡°La reducci¨®n del veh¨ªculo privado en ciudades como Barcelona es inevitable y depende de que haya alternativas¡±, concluye.
Administrativamente, dentro del Ayuntamiento, la movilidad hab¨ªa pertenecido a la misma ¨¢rea de seguridad, de la que cuelga la Guardia Urbana. Con la llegada de los comunes, pas¨® al ¨¢rea de urbanismo y ecolog¨ªa.
Paco Narv¨¢ez, que fue concejal entre 1991 y 2011 (con los alcaldes Maragall, Joan Clos y Jordi Hereu) y llev¨® las carteras de V¨ªa P¨²blica y Movilidad, recuerda tambi¨¦n de aquellos a?os ¡°la elevad¨ªsima siniestralidad y el objetivo de reducirla como prioridad¡±. ¡°L preocupaci¨®n por la contaminaci¨®n lleg¨® m¨¢s tarde¡±, agrega. En 1998 se cre¨® el Pacto por la Movilidad: ¡°Abrimos una fase nueva de participaci¨®n ciudadana en movilidad¡±. Un a?o despu¨¦s cre¨® la Comisi¨®n C¨ªvica de la Bicicleta y en 2007 se inaugur¨® el Bicing.
Ya con Xavier Trias en la alcald¨ªa, Maria Sisternas fue la directora de Proyectos y gestion¨® otra actuaci¨®n compleja y cargada de simbolismo, como fue el derribo del tambor de Gl¨°ries en 2014, antes de que comenzaran las obras del t¨²nel para soterrar la Gran Via. ¡°Nadie se atrev¨ªa, aunque sal¨ªa en el Compromiso firmado con los vecinos, por el temor a un colapso circulatorio, porque afectaba a 150.000 coches¡±, explica Sisternas. Se tuvieron que hacer ¡°simulaciones¡± hasta dar con la f¨®rmula de conectar calles perpendiculares a Gran V¨ªa, apunta. ¡°Fue Joaquim Forn quien convenci¨® al alcalde¡±, recuerda de una actuaci¨®n de la que la Guardia Urbana, que siempre ha tenido mucho peso en la movilidad, era contraria.
Manuel Vald¨¦s, Gerente de Movilidad e Infraestructuras, y con responsabilidad en el ¨¢rea desde hace muchos a?os, tambi¨¦n ha vivido toda esta evoluci¨®n y celebra el consenso sobre ¡°hacer una ciudad m¨¢s saludable¡±. Sobre si las infraestructuras pierden peso, responde: ¡°No solo son piedra, son todo lo que permite que haya movilidad: desde la L9 a un ascensor en el espacio p¨²blico o un carril bici¡±. ¡°Las infraestructuras ganan peso y urgencia para ofrecer alternativas¡±, concluye. ¡°Es un cambio radical de la ciudad y es necesario que desde los servicios p¨²blicos se ofrezca un ecosistema que te d¨¦ la oportunidad de moverte sin efectos negativos¡±, afirma. Y pone sobre la mesa ¡°la multimodalidad¡±: ¡°No siempre te desplazas en las mismas condiciones, un d¨ªa llevas un ni?o, otro una maleta, otro llueve, y puedes cambiar la manera de moverte¡±.
La concejal de Movilidad, Rosa Alarc¨®n, se?ala que ¡°la movilidad cambia la configuraci¨®n de la ciudad¡±: ¡°En funci¨®n de c¨®mo queramos que se muevan las personas y las mercanc¨ªas actuar¨¢s de una manera u otra¡±. Y evocando el Pacto por la Movilidad, ¡°donde los sectores ten¨ªan que llegar a un acuerdo con intereses leg¨ªtimos¡±, apuesta por ¡°construir desde el pacto y el acuerdo¡±.
Los cambios, en cifras
Metro
81 kil¨®metros y 294 millones de viajeros en 2000
121 kil¨®metros y 412 millones de viajeros en 2019
Carril bici
120 kil¨®metros en 2015
210 kil¨®metros en 2019
Plazas de aparcamiento en la calle
129.000 en 2015
110.000 en 2018
Calles peatonales
73 hect¨¢reas en 2010
131 hect¨¢reas en 2019
Aceras
566 hect¨¢reas en 2010
987 hect¨¢reas en 2019