¡°Aqu¨ª te tomas la vida de otra manera¡±
El relato de dos familias que dejaron la ciudad por la pandemia. Como ellas, 4.000 personas se han empadronado en la Costa Brava desde marzo
Anna Morcillo tiene 42 a?os y es profesora de secundaria, originaria de Selva de Mar (Alt Empord¨¤), que hasta este verano viv¨ªa en Granollers con su marido Pau Barandiaran y su hijo Biel. La pandemia y el destino hicieron que vendieran su piso y alquilaran uno en el Port de la Selva (Alt Empord¨¤), donde se han establecido. Se est¨¢n adaptando bien a vivir en pleno Cap de Creus y, contrariamente a lo que podr¨ªa parecer, ella es a quien le cuesta m¨¢s. ¡°Aqu¨ª te tomas la vida de otra manera¡±, dice. Lu¨ªs Soler, un barcelon¨¦s que en mayo se empadron¨® en Begur, vive con su mujer cinco d¨ªas a la semana en la cala de Sa Tuna donde teletrabajan y dos d¨ªas a la semana van a Barcelona. El objetivo de ambos es jubilarse en esta localidad. Como estas dos familias, unas 4.000 personas se han empadronado en la Costa Brava desde marzo.
El Port de la Selva ha estado perdiendo poblaci¨®n la ¨²ltima d¨¦cada. Sin embargo, desde marzo, el padr¨®n ha pasado de 953 a 1.022 censados. Son tanto propietarios de segunda residencia como gente que ya viv¨ªa all¨ª y lo ha hecho oficial. El perfil va desde jubilados a personas de mediana edad con profesiones liberales que teletrabajan, hasta parejas j¨®venes con hijos menores que les han matriculado en el colegio, como Anna, Pau y el peque?o Biel de 4 a?os.
La llegada del coronavirus y otros avatares de la vida llevaron a Pau a querer traspasarse la consulta de fisioterapia que ten¨ªa desde hac¨ªa 25 a?os en Santa Perp¨¨tua de Mogoda y buscar un lugar m¨¢s tranquilo en un entorno rural. Ayud¨® tambi¨¦n la suerte que Anna encontrara trabajo en un Instituto del Alt Empord¨¤. Pusieron su piso a la venta en junio y se lo compraron en 15 d¨ªas. ¡°Pasaron una sucesi¨®n de cosas que parec¨ªa que saliera todo rodado¡±, asegura Anna. As¨ª, en julio se encontraron viviendo de alquiler en el Port de la Selva, donde ella hab¨ªa pasado su infancia y donde toda la vida ha veraneado. Las restricciones por el virus han aplazado la apertura de la consulta de Pau en la zona, pero prev¨¦n hacerlo en Semana Santa. Les invade la incertidumbre sobre la acogida que tendr¨¢, pero la confianza de que est¨¢n haciendo lo que desean es mayor.
¡°Pau ten¨ªa muchas ganas de vivir aqu¨ª¡±, asegura Anna. Explica que en Granollers ¨¦l ten¨ªa poca vida social pero yo ten¨ªa mucha y ¡°me ha costado un poco m¨¢s adaptarme¡±. Pero tiene claro que ¡°la vida de pueblo tambi¨¦n tiene cosas maravillosas¡±. El peque?o se ha adaptado perfectamente. En invierno, todos los fines de semana iban a Camprod¨®n en busca de tranquilidad y naturaleza: ¡°Ahora aqu¨ª lo tenemos todo, tranquilidad y un entorno fant¨¢stico con mar y monta?a¡±.
El Port de la Selva ha dejado de perder poblaci¨®n desde el inicio de la crisis
A Lu¨ªs Soler, de 67 a?os, y a su esposa, el estado de alarma les pill¨® en Sa Tuna y optaron por confinarse all¨ª. Cuando fue posible, Lu¨ªs se empadron¨®. Decidieron que era m¨¢s f¨¢cil as¨ª, e ir a trabajar a Barcelona y volver, lo que hacen dos d¨ªas a la semana. Ambos teletrabajan y se han encargado de tener fibra ¨®ptica. ¡°Que en Begur est¨¦ todo cerrado lo llevamos bien, solo voy al estanco, al supermercado, y eso si, cuando se puede, desayuno siempre en el Bar de Pla?a¡±. Tiene a su madre de 92 a?os en el pueblo y a sus tres hijos emancipados en Barcelona. ¡°Este a?o los adornos de Navidad los hemos puesto en Sa Tuna. Como vi que el Ayuntamiento no hab¨ªa puesto ninguna decoraci¨®n en la calle, la ped¨ª y el mismo d¨ªa iluminaron las farolas para las 6 o 7 casas que est¨¢n abiertas¡±, explica Lu¨ªs agradecido.
¡°Que est¨¦ todo cerrado en Begur lo llevamos bien; voy al estanco y al s¨²per¡±
¡°Llevo 60 a?os veraneando en Begur, estoy arraigado, tengo amigos, y no echo de menos unas relaciones sociales que ahora tampoco se pueden tener. La calidad de vida es la que nos gusta¡±, dice. Se intuye una gran sonrisa en su cara cuando informa que este diciembre fue elegido Presidente del Club Mar¨ªtimo de Sa Tuna. Tiene unas 70 boyas y 100 socios. La voluntad de la nueva junta, asegura, es ¡°dar buen servicio, que los socios est¨¦n contentos y preservar tanto la cala como la posidonia¡±. Se siente en casa.
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