La invisible tarea de los equipos de calle con los sin techo
Una jornada en la calle con dos educadores de la Fundaci¨® Arrels que recorren Barcelona una semana despu¨¦s de la muerte de dos personas sin hogar
Si las personas sin techo son invisibles, todav¨ªa m¨¢s los equipos de calle. Educadores de la administraci¨®n o de entidades que les visitan, intentan ganarse su confianza y crear un v¨ªnculo para mejorar su situaci¨®n. Conocen a los que llevan m¨¢s tiempo, sus nombres, se preocupan si no les ven, observan a nuevos sin techo, y detectan a personas que duermen en la calle aunque, por su aspecto, no lo dir¨ªas. Un trabajo de hormiga. A veces consiste en preguntar ?c¨®mo va?, otras en charlar, ofrecer ayuda, atender problemas m¨¦dicos¡ El objetivo inmediato es estar; a largo plazo, que dejen la calle.
¡°Estuvimos meses saludando a una persona que duerme en la calle que se escond¨ªa bajo una capucha. Hasta que un d¨ªa nos dijo: ¡®Pas¨¢is mucho por aqu¨ª¡¯ Se fij¨® en nosotros porque nadie m¨¢s lo hac¨ªa¡±. Lo cuentan Bob Walker y Andr¨¦s Gonz¨¢lez, educadores de la Fundaci¨® Arrels en Barcelona. Es viernes de una semana de mucho fr¨ªo que comenz¨® con la muerte de dos sin techo en la ciudad.
Bob y Andr¨¦s coinciden en que el fr¨ªo no es lo peor. Es la lluvia que moja cartones y sacos. Lamentan haber escuchado de nuevo los t¨®picos que creen que criminalizan a estas personas. El hit es cuando la administraci¨®n afirma que ¡°rechazaron ir a un albergue¡±. ¡°El problema no son las personas, es un fracaso institucional¡±, considera Bob. ¡°?C¨®mo se pueden cometer cada a?o los mismos errores?¡±, lanza.
Error, entiende, es que el criterio para activar la operaci¨®n fr¨ªo sea un grado arriba o abajo de temperatura. O abrir los albergues a las ocho de la tarde, cuando es de noche y los sin techo ya est¨¢n acostados. Error es pensar que para dormir unas noches en un albergue alguien se alejar¨¢ del espacio donde tiene sus cartones, de los vecinos que le ayudan, el bar donde puede cargar el m¨®vil o ir al ba?o, o la tienda que le guarda las mantas.
¡°En estos casos la vuelta a la calle es dur¨ªsima. Si les han quitado las cosas tienen que empezar de cero, sin v¨ªnculos, y nosotros les perdemos, podemos tardar meses en encontrarles¡±, relata Andr¨¦s. Los ¨²ltimos inviernos, el cierre de cajeros de bancos (seguros y calientes) ha impactado en el colectivo. De d¨ªa utilizan mucho las bibliotecas. Las personas sin techo, explican, caminan mucho: ¡°Igual viven en el Eixample, van a ducharse a Nou Barris y a comer al Paral.lel, pueden hacer 20 kil¨®metros al d¨ªa¡±.
La primera persona a la que visitan hoy es a Miquel, en la plaza de Catalu?a. Lleva d¨¦cadas en la calle. Apenas tiene pertenencias. Un saco y cartones que los dos educadores localizan solo levantar la vista: doblados en la calle de Vergara. Le preguntan qu¨¦ tal lleva el fr¨ªo. ?l responde: ?Qu¨¦ fr¨ªo? Esto ser¨¢ todo por hoy. Suficiente para que Miquel sepa que siguen ah¨ª.
La segunda es N¨²ria. 53 a?os. No la encuentran donde duerme en la ronda Universitat. Camina cerca y cuenta que lleva siete d¨ªas en un hostel, por diez euros la noche. Si no paga la echan. N¨²ria es una sin hogar: intermitentemente duerme en la calle o bajo techo. Sobrevive con una mini ayuda y su aspecto disimula su dura realidad. Explica que un educador del Ayuntamiento le ha hablado de un nuevo equipamiento para mujeres: La Llavor. Le llamar¨¢: ¡°De la calle no quiero saber nada¡±. La relaci¨®n entre los educadores municipales y los de las entidades es buena y de colaboraci¨®n, aseguran.
En la esquina con Rambla de Catalunya hay una persona a quien no hab¨ªan visto. Est¨¢ durmiendo. Pasan de largo. Pero Bob saca la libreta y apunta algo. La siguiente parada es el cine Comedia, en la Gran Via. Despu¨¦s de semanas, por fin acepta hablar el chaval joven con problemas de salud mental. Es un primer contacto. Charlan. Saben que atosigar a la primera no funciona. Le facilitan una gu¨ªa de recursos.
Bob y Andr¨¦s cuestionan que el sistema institucional de atenci¨®n a sin techo ¡°es muy invasivo¡±, pide muchos datos. En cada ventanilla tienen que explicar su historia, v¨ªnculos, estado de salud¡ ¡°Tendr¨ªa que ser m¨¢s flexible¡±, afirma Bob. Un ejemplo: ¡°A un enfermo mental agudo de la calle no funciona darle d¨ªa y hora para el m¨¦dico. ?No ser¨ªa m¨¢s l¨®gico que le visitaran en la calle? Si atendemos a otros vulnerables en casa, aceptemos que estas personas lo son extremadamente y hemos de adaptarnos a sus circunstancias¡±. En cambio, aplaude equipamientos de nueva creaci¨®n como el que aloja a personas sin hogar con adicciones.
Antes de llegar al parking donde duerme Carlos, otra sorpresa. Una chica se para, se acerca y le deja una caja con comida caliente. Se llama Paula y trabaja en un restaurante pr¨®ximo. Hay m¨¢s gente que ayuda a los sin techo de lo que muchos puedan pensar. Carlos es otro cr¨®nico: 72 a?os, m¨²sico y cocinero, lleva mucho tiempo en la calle. Es un claro candidato a optar a un piso de la fundaci¨®n, cuando haya disponibilidad. Pero tampoco se lo dicen cada d¨ªa. No agobiar forma parte de su trabajo. La conversaci¨®n es animada: ?tiene Bon Jovi el nivel el nivel de Jim Morrisson, Janis Joplin o Eric Clapton? Ante personas como Carlos es absurdo hacer las preguntas t¨®picas: cu¨¢nto lleva en la calle (es obvio que demasiado) o si tiene v¨ªnculos (si los tuviera no estar¨ªa aqu¨ª). Vive de una diminuta pensi¨®n y cada d¨ªa recoge las cosas, se arregla y baja a comprar comida a El Corte Ingl¨¦s.
Facilitar pisos sin condiciones como primer paso para dejar la calle (el m¨¦todo housing first) es la apuesta de consenso del sector. Tambi¨¦n de Arrels. Por cierto. Si alguna vez vio usted a Teresa, la se?ora del pelo rizado que dorm¨ªa en un banco de la Gran V¨ªa al lado de Tetuan. O a Tomasz, que dorm¨ªa en paseo de Sant Joan con Mallorca y ten¨ªa le¨®n de peluche. Que sepan que Bob y Andr¨¦s les conocen. Y que viven en pisos de la fundaci¨®n.
Operarios municipales tiran mantas y colchones
El pasado jueves una brigada de limpieza del Ayuntamiento tir¨® mantas y colchones (de alguna persona sin techo que no estaba en ese momento) junto al Museo Can Framis, en una actuaci¨®n donde tambi¨¦n hab¨ªa una patrulla de la Guardia Urbana. Fuentes del ¨¢rea de Derechos Sociales del Ayuntamiento aseguran que estas operaciones ¡°no son arbitrarias, sino resultado de una valoraci¨®n de la situaci¨®n de salubridad, vinculadas a quejas y siempre con intervenci¨®n previa de los equipos sociales y de mediaci¨®n y sin tirar nada que las personas quieran conservar¡±. En el distrito de Sant Mart¨ª no detallan cu¨¢l es el criterio. Desde Guardia Urbana fuentes municipales dicen que acompa?an al servicio de limpieza. Y el ¨¢rea de limpieza responden que son actuaciones decididas en mesas transversales de distrito. Los operarios explicaron que intervienen los lunes y los jueves.
Mientras, los sin techo que s¨ª estaban en los jardines del museo, como Mohamed Z., explicaban que suelen esconder sus mantas entre los arbustos para evitar que se las lleven.
El director de la Fundaci¨® Arrels, Ferran Busquets, critica estas actuaciones, cree que ¡°es un tema de imagen¡±, rechaza que ¡°se dificulte la situaci¨®n ya dif¨ªcil de las personas que est¨¢n en la calle¡± y asegura que ¡°hay un menosprecio evidente¡±.
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