Las el¨¦ctricas y la aporofobia
Las grandes compa?¨ªas dejan sin luz de manera permanente o intermitente a una docena larga de barrios de toda Espa?a que dibujan la geograf¨ªa de la pobreza y la precariedad
Cuando en 1962 Juan Goytisolo escribi¨® La Chanca, la prensa franquista atac¨® el descarnado testimonio del autor barcelon¨¦s sobre las condiciones de vida en este barrio almeriense. El libro estaba prohibido. Sin embargo, corr¨ªa bajo mano al haber sido publicado por la Librairie Espagnole de Par¨ªs. Pasaron los a?os y en 2007 Goytisolo volvi¨® al barrio. Escribi¨® en este diario que las fronteras invisibles con el resto de la ciudad de Almer¨ªa no hab¨ªan desaparecido. Los vecinos no dispon¨ªan de contenedores de basura, adem¨¢s de que en determinadas zonas del barrio las ratas campaban a sus anchas. Los muros levantados por la precariedad y la pobreza hab¨ªan sido blanqueados pero ah¨ª segu¨ªan erguidos. Ahora La Chanca aparece junto a una docena de zonas de toda Espa?a a las que las grandes compa?¨ªas el¨¦ctricas dejan sin suministro de manera permanente o repetitiva. El mapa es una aut¨¦ntica geograf¨ªa de la pobreza. La Ca?ada Real (Madrid); Distrito Norte (Granada); Font de la P¨®lvora (Girona); El Puche, La Chanca o El Quemadero (Almer¨ªa); Sant Roc (Badalona); Pol¨ªgono Sur o Torreblanca (Sevilla) o El Culubret (Figueres) son algunas de las zonas afectadas.
El rancio desprecio al pobre se transforma pero no desaparece. Contaba Goytisolo que cuando en 2007 volvi¨® al barrio almeriense y denunci¨® la falta de servicios una ciudadana le increp¨®: ¡°Si no les ponen contenedores es porque se los llevan, los venden o los destruyen¡±. Doce a?os despu¨¦s, los mantenedores del ideario biempensante alimentan el mantra de que estos barrios se quedan sin luz porque los vecinos pinchan directamente la electricidad para sus plantaciones de marihuana. Isabel D¨ªaz Ayuso, presidenta de Madrid, asegur¨® a principios de diciembre que en La Ca?ada (1.800 menores sin luz) no pagaban la factura el¨¦ctrica pero ten¨ªan ¡°los porsches ah¨ª aparcados¡±. El Defensor del Pueblo, Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n, llam¨® la atenci¨®n a las autoridades madrile?as por utilizar ¡°argumentos falaces, peligrosos que victimizan a la mayor¨ªa de personas afectadas e incurren en aporofobia¡±, un t¨¦rmino acu?ado hace unos a?os por Adela Cortina para poner nombre al odio y rechazo al pobre. Todos tenemos tendencias apor¨®fobas. Hay que estar atentos para que no afloren y se pongan en pr¨¢ctica, sostiene la catedr¨¢tica de la Universidad de Valencia. Y un buen remedio, apunta la propia Cortina en Aporofobia, el rechazo al pobre: Un desaf¨ªo para la democracia es estar abiertos al esp¨ªritu y a la letra de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos. Tal vez los gobernantes democr¨¢ticos deber¨ªan tomar nota y evitar los exabruptos populistas.
En los barrios citados puede haber y hay plantaciones de marihuana. Hace unos d¨ªas el alcalde de Badalona daba cuenta de que cuatro polic¨ªas locales hab¨ªan sido ¡°brutalmente agredidos con palos y navajas¡± al descubrir uno de esos cultivos debido a un incendio por sobrecarga de la red. La ¡°brutal agresi¨®n¡± ¡ªque afortunadamente no pas¨® de contusiones y heridas leves¡ª ha servido para alimentar el mantra. Garc¨ªa Albiol escribi¨® hace unos d¨ªas en las redes sociales: ¡°Podemos afirmar que los cortes diarios de electricidad que se producen en una calle de Sant Roc desde hace a?os est¨¢n provocados al 100% por pisos ocupados que se utilizan para plantaciones de marihuana. Que los traficantes lo tengan claro: vamos a por ellos¡±.
Lo cierto es que ninguno de los incendios con v¨ªctimas sucedidos en los ¨²ltimos a?os en el barrio de Sant Roc tiene que ver con la droga ni su cultivo extensivo o intensivo. Es mucho m¨¢s sencillo: marginaci¨®n y precariedad van de la mano y muchos vecinos que no pueden pagar un alquiler a precio de mercado ocupan viviendas. Al carecer de contrato se ven obligados a pinchar directamente la luz. Sin negar el problema, no hay pues que elevar la an¨¦cdota a categor¨ªa. Las administraciones deber¨ªan pactar con las el¨¦ctricas la instalaci¨®n de contadores sociales para evitar incendios en las viviendas por sobrecargas en la red y garantizar as¨ª el acceso en condiciones a un derecho b¨¢sico. Ya sucede en algunas zonas de Catalu?a con el agua. Pero la denominada y publicitada responsabilidad social corporativa no es el fuerte de las el¨¦ctricas, m¨¢s preocupadas por repartir bonos y dividendos que por el mantenimiento de la red en condiciones.
Un total de 390.000 vecinos de 29 municipios catalanes est¨¢n afectados desde hace semanas por cortes de luz por parte de Endesa. Los datos recopilados por el PSC ponen de relieve que el suministro falla incluso entre quienes pagan religiosamente sus recibos al oligopolio el¨¦ctrico espa?ol, sin entrar en el debate sobre el aumento de tarifas. Con estos precedentes y el invierno encima, no es dif¨ªcil imaginar cu¨¢l es el panorama para quienes no pueden acceder legalmente al servicio.
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