Ver la luz
Leemos y pensamos lo dist¨®pico como una visi¨®n del futuro pr¨®ximo, cuando en realidad hay momentos, y la coincidencia de Trump y la pandemia es uno de ellos, en que la vivimos, nos damos cuenta de que est¨¢ encarnada, de que la literatura no hablaba del ma?ana sino de nuestro presente
¡°Siempre hay luz si somos suficientemente valientes para verla¡±, la palabra po¨¦tica de Amanda Gorman ilumin¨® la toma de posesi¨®n del t¨¢ndem Biden-Harris y agrand¨® el alivio que tantas personas en el mundo entero sent¨ªan. Se hab¨ªa evitado una cat¨¢strofe que el poeta americano John Freeman ha descrito as¨ª: ¡°Durante cinco a?os y para m¨¢s de la mitad del pa¨ªs, Trump ha sido una fuente de angustia y desasosiego. No era por sus cabellos ni su mal gusto. Ni su vulgaridad. Ni por la manera de masacrar la lengua ni de enorgullecerse de su propia avidez. Era por su crueldad triunfante: durante cuatro a?os el presidente de Estados ha disfrutado ante el dolor de los dem¨¢s¡±. La lista de John Freeman podr¨ªa hacerse interminable: ni?os separados de sus padres, ciudadanos vulnerables expulsados de sus casas, privaci¨®n de cobertura social para muchas personas en plena pandemia, violencia policial, criminalizaci¨®n de la gente de piel oscura, reactivaci¨®n de las ejecuciones de condenados, negaci¨®n y desprecio a las v¨ªctimas de la covid y muchas atrocidades m¨¢s. De modo que m¨¢s all¨¢ del alivio de la toma de posesi¨®n, la sociedad americana se enfrenta a una exigente tarea para recuperar las verdades inc¨®modas que Trump volte¨® y dar reconocimiento a la realidad envuelta en la inmensa nube de ficci¨®n que ha llevado a sus partidarios hasta el dist¨®pico momento del asalto al Capitolio.
Quiz¨¢s tenga raz¨®n el fil¨®sofo franc¨¦s Abdennour Bidar cuando dijo que el asalto de Washington ¡°no era m¨¢s que la imagen de la absurdidad de nuestro mundo¡±. Se hab¨ªa llegado hasta ah¨ª sin proyecto alguno, porque incluso llamarlo fascismo ser¨ªa otorgarle un contenido ideol¨®gico mucho m¨¢s all¨¢ de lo que puede imaginar Trump. Sencillamente es la banalizaci¨®n del mal como forma de dominaci¨®n por parte de un sujeto amoral. Y no hay que bromear con estas cosas, porque cada vez que oigo a un dirigente pol¨ªtico atacar a otro en nombre de los muertos de la pandemia se sit¨²a en parecido territorio ¨¦tico. Trump ha acabado ahog¨¢ndose en su propio desatino. Su ¨²nico objetivo era seguir en el poder con la mentira como bandera pero la ciudadan¨ªa reaccion¨® con el voto y los que le hab¨ªan acompa?ado no han estado dispuestos a llegar hasta el final. El c¨¢lculo coste- beneficio ha frenado a los que tienen mecanismos suficientes para preservar sus intereses con quien venga despu¨¦s, Joe Biden, en este caso. Y los mismos que le hab¨ªan facilitado los instrumentos para su campa?a de contaminaci¨®n masiva de la opini¨®n le han retirado la palabra.
Y, sin embargo, que hechos como estos que parec¨ªan imposibles puedan ser verdad nos adviertan a todos sobre el poder del negacionismo, el racismo, el sexismo y la intolerancia en plena triple crisis: sanitaria, clim¨¢tica y nacionalista. Leemos y pensamos lo dist¨®pico como una visi¨®n del futuro pr¨®ximo, cuando en realidad hay momentos, y la coincidencia de Trump y la pandemia es uno de ellos, en que la vivimos, nos damos cuenta de que est¨¢ encarnada, de que la literatura no hablaba del ma?ana sino de nuestro presente. Cuando esto ocurre, a menudo es el preludio de un cambio de ¨¦poca.
La negaci¨®n que Trump ha hecho de su derrota y su desprecio por las v¨ªctimas de la Covid se fundan, como ha escrito Judith Butler, ¡°en el rechazo machista del duelo que ¨¦l ha contribuido a reforzar¡± desde el orgullo nacionalista y el supremacismo blanco. Es su car¨¢cter: del mismo modo que antes le hab¨ªa aupado al poder, ahora le ha sacado de la escena Espero que tenga raz¨®n Ann Applebaum cuando dice que Trump ¡°pasar¨¢ el resto de su vida en los tribunales¡±. Pero deja una herencia envenenada: un sector amplio del electorado republicano excitado, frustrado, m¨¢s resentido que nunca. Un testimonio de hasta d¨®nde puede llegar el absurdo en unas sociedades desencajadas, en que a la ciudadan¨ªa le cuesta encontrar razones para esperar y espacios para compartir. De modo, que estamos avisados. La singularidad de Trump no significa que otros no puedan meterse por los senderos del mal que el traz¨®. En Estados Unidos, Trump encontr¨® un cultivo adecuado, pero tambi¨¦n unas instituciones que, a pesar de todo, se le han resistido. No tenemos garant¨ªas de que en todas partes sea as¨ª. Y menos en un mundo gastado por la pandemia en que el autoritarismo gana reputaci¨®n a un ritmo alarmante. Y la sordidez campa a sus anchas en la escena pol¨ªtica. ?Sabremos ver la luz y aprovechar la oportunidad como ped¨ªa Amanda Gorman?
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