La tentaci¨®n Macron
La consolidaci¨®n de Vox podr¨ªa tener como efecto indirecto que Pedro S¨¢nchez optara por la v¨ªa del presidente de Francia. Y algunos gestos recientes dan motivo para pensarlo
En la pol¨ªtica democr¨¢tica la intuici¨®n y la palabra han sido determinantes en la configuraci¨®n de los liderazgos. Sin duda, la realidad es mucho m¨¢s exigente que las ideas con las que uno llega al poder, pero la que da empaque a un dirigente pol¨ªtico es la capacidad de transmitir confianza, es decir, de tener solidez y sentido de la orientaci¨®n suficiente para avanzar entre los obst¨¢culos sin perder el norte. Todo ello exige cultura pol¨ªtica pero sobre todo una peculiar habilidad para manejar los resortes del poder sin dejarse atrapar del todo por ellos. En los ¨²ltimos tiempos, sin embargo, inmersos en el mundo de la comunicaci¨®n digital y con los asesores de comunicaci¨®n manufacturando mensajes y determinando targets, el universo pol¨ªtico aparece cada vez m¨¢s poblado de ef¨ªmeras apuestas que al llegar al poder no tardan en desvanecerse en el aire. Una frivolizaci¨®n de la pol¨ªtica que provoca respuestas reactivas en forma de discursos fuertes y excluyentes que buscan la legitimaci¨®n apelando a principios transcendentales.
El presidente S¨¢nchez es un pol¨ªtico actual en tanto que conjuga un descaro amable con una cierta intuici¨®n, que le ha permitido salir ganador de apuestas arriesgadas, y con un alto grado de versatilidad para moverse en un espacio ideol¨®gico amplio. Nadie daba un duro por ¨¦l cuando el aparato del PSOE lo descabalg¨® en 2016 y, sin embargo, se mont¨® sobre el malestar de la militancia y derrot¨® a Susana D¨ªaz, la candidata de los barones del partido, y se hizo con el mando. Y tampoco entraba en los c¨¢lculos que dos a?os despu¨¦s ser¨ªa capaz de descabalgar a Mariano Rajoy con una moci¨®n de censura. Una vez se vio ya camino de la p¨²rpura suprema exhibi¨® su presunci¨®n de polivalencia que le cost¨® una repetici¨®n electoral hasta llegar al actual Gobierno de coalici¨®n. Parec¨ªa que con ello se daba ya por asentado en el territorio de la izquierda y, sin embargo, nunca ha dejado de mirar a la derecha, por lo que pudiera pasar.
El choque inesperado de la pandemia ha marcado un par¨®n, cuando el Gobierno todav¨ªa se estaba instalando y la derecha, descolocada, intentaba reubicarse. La derecha cay¨® en la tentaci¨®n de jugar con los muertos, y S¨¢nchez lo capitaliz¨®, hasta que sus adversarios se dieron cuenta y bajaron el tono. Ahora, cuando poco a poco parece que se abren las expectativas de futuro, vuelve el juego t¨¢ctico. Est¨¢ probado que a S¨¢nchez no le gusta estar quieto. Y a pesar de que la coalici¨®n aguanta mucho mejor de lo que cab¨ªa esperar, el presidente se siente c¨®modo en un juego de reproches controlado, que ¨¦l mismo alimenta con sus ambig¨¹edades. La consolidaci¨®n de Vox ¡ªreforzada por el resultado en las elecciones catalanas¡ª podr¨ªa tener como efecto indirecto que Pedro S¨¢nchez entrara por la v¨ªa de la tentaci¨®n macronista. Y algunos gestos recientes dan motivo para pensarlo.
Despu¨¦s del 14-F la derecha vive ya directamente en el desconcierto. El futuro de Ciudadanos es tan precario que ahora mismo se le sit¨²a entre la incorporaci¨®n al PP y la irrelevancia. El PP ¡ªcon el desastre catal¨¢n y el carrusel judicial de la corrupci¨®n¡ª vive sin vivir en s¨ª, con Vox achuchando en la medida en que ha visto que no es imposible hacerse con el liderazgo de la derecha. De modo que los ojos de S¨¢nchez brillan con la consigna que llev¨® a Macron a la presidencia en tiempo fulminante: ¡°de izquierdas y de derechas a la vez¡±, muy propia en unos tiempos en que lo identitario desdibuja lo ideol¨®gico. Una operaci¨®n de riesgo, porque el PSOE viene siendo formalmente reconocido como el primer partido de la izquierda y no est¨¢ claro que todos sus votantes lo seguir¨ªan en la aventura. Pero la tentaci¨®n est¨¢ ah¨ª: un PSOE de amplio espectro, con una derecha dividida y una izquierda empeque?ecida. ?Astucia estrat¨¦gica o p¨¦rdida del sentido de la realidad?
Cuesta entender que teniendo ahora una mayor¨ªa relativamente consolidada, que dif¨ªcilmente podr¨¢ ser asediada a corto plazo por una derecha fragmentada, se puedan correr riesgos que pueden ser una trampa. Una aventura que podr¨ªa salir cara al pa¨ªs, y aqu¨ª no tenemos ni un sistema electoral ni una tradici¨®n de desistimiento republicano para parar a la extrema derecha. Pero lo que distingue al poder es la arbitrariedad. Y adem¨¢s de mantener a sus socios en vilo, los equilibrios de S¨¢nchez pueden ser una manera de rehuir, en nombre de la falta de consenso, la responsabilidad que le corresponde en este momento: reformar, reformar y reformar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.