Daniele Gatti entusiasma con un apasionante ciclo Schumann en el Palau
El director milan¨¦s y la Mahler Chamber Orchestra brillan en dos jornadas consecutivas consagradas a las cuatro sinfon¨ªas del compositor alem¨¢n
Llevar a buen puerto el ciclo de las cuatro sinfon¨ªas de Robert Schumann es una aventura musical que exige al director de orquesta una rara combinaci¨®n de inspiraci¨®n, t¨¦cnica, dominio del estilo, sentido del color, claridad y experiencia. Son virtudes que atesora el gran director italiano Daniele Gatti (Mil¨¢n, 1961), rotundo triunfador en dos veladas consecutivas (lunes y martes) en el Palau, al frente de una exultante Mahler Chamber Orchestra. Una fiesta musical que termin¨® con ¨¦xito apote¨®sico, el p¨²blico en pie y los j¨®venes m¨²sicos de la orquesta aplaudiendo a su vez a los espectadores tras las emocionadas palabras del director milan¨¦s. ¡°Llevamos m¨¢s de seis meses sin actuar y creo que expreso el sentir de la orquesta y el m¨ªo propio al decir que hoy volvemos a la vida. Muchas gracias a vuestro pa¨ªs y espero que otros pa¨ªses en Europa sigan vuestro ejemplo¡±. Fue un memorable momento de emoci¨®n compartida, tan escasa en tiempos de pandemia.
Visiblemente m¨¢s delgado, con energ¨ªa a raudales y absoluta felicidad, Gatti, probablemente el director m¨¢s relevante de su generaci¨®n, volv¨ªa a saborear las mieles del ¨¦xito en su regreso al Palau en un momento clave en su carrera, tres a?os despu¨¦s de su cese fulminante como titular de la Royal Concertgebouw de Amsterdam ¡°por conducta inapropiada¡±. Las quejas de varias int¨¦rpretes sobre la actitud en exceso galante de Gatti fueron el detonante de su cese, al que siguieron cancelaciones y vetos en otros escenarios hasta 2019, cuando, ante la ausencia de acusaciones m¨¢s graves, la orquesta holandesa dio por zanjado el asunto con un comunicado en el que le agradec¨ªa su labor musical.
Desde entonces, Gatti est¨¢ recuperando la posici¨®n internacional que merece, porque lo que nadie pone en duda es que, en la actualidad, hay pocos directores de semejante estatura art¨ªstica. Y su regreso a Barcelona, en el marco del ciclo Palau 100, ha sido absolutamente triunfal.
Schumann es uno de los grandes creadores de la sinfon¨ªa rom¨¢ntica y, tambi¨¦n, de interesantes hallazgos que no han dejado de estimular a los grandes compositores que le han sucedido. El compositor alem¨¢n tiene un sonido orquestal propio y personal, af¨ªn a su rico universo po¨¦tico, a los climas, atm¨®sferas y exuberantes colores del paisaje renano que recrea con un impulso vital al que Gatti dio vida con din¨¢micas precisas y sabia flexibilidad en los tempi.
Abri¨® el ciclo el lunes con una vehemente versi¨®n de la Sinfonia n¨²m. 1 en si bemol mayor, op. 38 Primavera. Los meses de inactividad se dejaron notar al principio en la cohesi¨®n del sonido orquestal, que fue ganando potencia y riqueza de matices hasta culminar con un soberbio movimiento final.
En la Sinfonia n¨²m. 3 en mi bemol mayor, op. 97 Renana, la cuerda de la Mahler Chamber Orchestra fue ganando calidad y claridad en la articulaci¨®n, con admirables reflejos a la hora de seguir sin titubeos una direcci¨®n apasionada e imaginativa que logr¨® pasajes de pasmosa luminosidad en los instrumentos de viento, con especial agilidad y virtuosismo en las maderas y brillantez en los potentes metales.
La segunda jornada fue memorable de principio a fin. Tal y como revela su correspondencia, Schumann, que sufri¨® trastorno bipolar - tras dos intentos de suicidio, muri¨® a causa de la s¨ªfilis en 1856- concibi¨® la Segunda Sinfon¨ªa en do mayor, op. 61 en un preocupante estado de depresi¨®n y fatiga mentales. Tras superar graves crisis nerviosas, termin¨® la partitura en 1846 y en ella parece renacer el alma del artista.
El coraz¨®n de la sinfon¨ªa
Gatti logr¨® en su versi¨®n momentos de extraordinaria tensi¨®n, con un febril y vertiginoso Scherzo y un maravilloso Adagio - el coraz¨®n de la sinfon¨ªa-, que Gatti model¨® con ternura expresiva y lirismo sobrecogedor: fue, sin duda, el mayor logro de un ciclo memorable. Tras ese sublime movimiento, el silencio en el templo modernista tambi¨¦n fue memorable, preludio del estallido de pasi¨®n y vitalidad del ¨²ltimo movimiento.
El ciclo culmin¨® con una versi¨®n de la Sinfon¨ªa n¨²m. 4 en re menor, op. 120 de las que no se olvidan. La tensi¨®n r¨ªtmica siempre viva, la intensidad en los acentos, la fluidez del relato y la transparencia camer¨ªstica, en definitiva, el aliento febril que inspira el mundo sinf¨®nico de Schumann conmocion¨® el Palau gracias a la entrega y la pasi¨®n de una entusiasta Mahler Chamber Orchestra dirigida por un maestro fuera de serie. Gozar de estas dos veladas en tiempos de tanta tensi¨®n ha sido el mejor regalo primaveral que el ciclo Palau 100 pod¨ªa ofrecer a los mel¨®manos.
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