¡°Atenci¨®n les habla la polic¨ªa. P¨®ngase la mascarilla y respete las medidas covid¡±
La Guardia Urbana de Barcelona desaloja a 9.055 personas de botellones
¡°Atenci¨®n les habla la polic¨ªa. Les recordamos que deben mantener la distancia de seguridad, utilizar la mascarilla y respetar las medidas de prevenci¨®n de la covid. Gracias¡±, este mensaje se reproduc¨ªa continuamente en los altavoces de los coches de la Guardia Urbana de Barcelona que, acompa?ados de los Mossos, desalojaron a 9.055 personas que participaron en fiestas y botellones masivos desde las 22.00 del s¨¢bado hasta las 6.00 del domingo. La playa de Sant Miquel, en el barrio de la Barceloneta, fue el punto de ¡°m¨¢xima concentraci¨®n¡±, seg¨²n la polic¨ªa local, donde llegaron a desalojar a 2.000 personas. EL PA?S estuvo en varios de estos botellones. As¨ª se divierten, sin respetar distancias, j¨®venes y, sobre todo, turistas en la noche de la capital catalana.
Un fin de a?o en mayo en Barcelona
Los bares pueden permanecer abiertos hasta las 23.00 y eso en el paseo del Born, en pleno centro de Barcelona, convierte la calle en el escenario de una fiesta mayor. Centenares de personas, la mayor¨ªa j¨®venes franceses que han venido el fin de semana en coche, toman las aceras con latas de cerveza y alcohol. Los hay que ya han aprendido y utilizan vasos de cart¨®n grandes, los que se usan para el caf¨¦ con leche, para esconder combinados alcoh¨®licos a los ojos de la polic¨ªa. ¡°Fiesta, fiesta, fiesta¡±, grita, en un espa?ol regular, una joven francesa que a las 22.00 ya tiene evidentes s¨ªntomas de ir un tanto perjudicada por el consumo alcoh¨®lico. La calle de la Vidrieria se convierte en un embudo de personas. Varios agentes pasean y rega?an, ese es el verbo, a estos j¨®venes d¨ªscolos. ¡°P¨®nganse la mascarilla¡±, ordena un agente a un grupo. ¡°Nos estamos haciendo un selfie y queremos que se nos vean las caras bonitas¡±, se rebota una joven. De hecho, los polic¨ªas dan vueltas, si ven a alguien bebiendo alcohol, debe ser muy evidente, le obligan a lanzarlo a la basura porque la normativa municipal impide su consumo en la v¨ªa p¨²blica pero poco m¨¢s pueden hacer. Los bares cierran a las 23.00 y en el exterior casi un millar de personas siguen la fiesta. Hay de todo: m¨²sica en altavoces port¨¢tiles, un malabarista con el torso desnudo haciendo acrobacias con bolas de fuego, alcohol, risas y ganas de pasarlo bien. Por el Fossar de las Moreres aparecen motos, varias furgonetas de los cuerpos policiales y antidisturbios que van andando poco a poco expulsando a la gente mientras el altavoz contin¨²a vomitando el mensaje en bucle. Hay gritos e insultos a los medios de comunicaci¨®n pero siguen las risas y una proclama a veces un¨¢nime: ¡°Libertad, libertad¡±. Un mensaje que es parte eso, un mensaje, pero tambi¨¦n una burla al eslogan con el que Isabel D¨ªaz Ayuso ha ganado las elecciones auton¨®micas en Madrid. Los polic¨ªas consiguen despejar la zona y muchos de los concentrado se van direcci¨®n Arc de Triomf. El intendente de la Guardia Urbana, Ricardo Sala, advierte que el punto de mayor afluencia de personas est¨¢ en las playas. ¡°El problema no es que haya gente en la calle. Eso est¨¢ permitido. El problema es que no se respetan las medidas de seguridad y seguimos en pandemia¡±, lamentaba. Los polic¨ªas se van directos a Arc del Triomf pero EL PA?S se dirige al epicentro de los botellones: la playa de Sant Miquel.
En mitad de la playa de Sant Miquel hay un monumento bautizado como L¡¯Estel Ferit. Todos conocen la intervenci¨®n art¨ªstica como ¡°los cubos¡± porque son varias figuras geom¨¦tricas apiladas. Este monumento atrae, como si fuese un t¨®tem, a dos millares de personas bailan alrededor y sobre todo beben y se muestran signos de cari?o y pasi¨®n. ¡°Whisky, whisky¡¡± ofrece un vendedor ambulante que lleva una docena de botellas en una bolsa de supermercado. Aqu¨ª la fiesta parece un erasmus universitario. Los asistentes no entienden porque la presencia de medios de comunicaci¨®n y muchos se muestran hostiles a las c¨¢maras.
A la 1.00 un desfile de coches patrulla llega a la arena de la playa. Los agentes de la Guardia Urbana que van vestidos de antidisturbios se colocan en l¨ªnea recta en la arena de la playa y comienzan a peinar echando a la gente. Sigue la fiesta. Hay alg¨²n lloro de asistentes desorientados. La idea de los agentes es ir desviando a las 2.000 personas hacia el paseo de Joan de Borb¨® para evitar que se adentren dentro del barrio de la Barceloneta. No siempre lo consiguen. La noche ha sido larga y ahora solo depara lo peor. V¨®mitos, gente fuera de s¨ª o incapaz de andar en l¨ªnea recta. A¨²n as¨ª, sigue la risa de turistas franceses que han podido tocar arena, bailar y beber en una playa de Barcelona donde, pese al buen tiempo, no molestaba un jersey.
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