Un fin de a?o en mayo en Barcelona
La ciudad celebra la reapertura de la movilidad nocturna con fiestas masivas y sin distancia de seguridad
De repente lleg¨® el ruido. Fue casi sin avisar, en el paseo mar¨ªtimo de la Barceloneta. Pasaban pocos minutos de medianoche y la quietud de la noche se rompi¨®. Fue un chillido corto, premeditado, de celebraci¨®n por el fin del toque de queda. El silencio repetido de las noches de los ¨²ltimos meses dej¨® paso a una celebraci¨®n ciudadana. La noche despert¨® y los j¨®venes recuperaron las plazas y las calles. Bienvenidos a la fiesta.
La primera noche sin toque de queda en Barcelona fue tal y como hab¨ªa previsto el Ayuntamiento: botellones, aglomeraciones, m¨²sica, bailes y excesos al aire libre. El desconfinamiento empez¨® con efervescencia, sin distancias de seguridad a pesar de los esfuerzos de la Guardia Urbana, que increment¨® su servicio un 30%. La polic¨ªa se dedic¨® las primeras horas de la noche a dispersar los grandes grupos. ¡°M¨¢ximo seis personas, por favor¡±, ped¨ªan. Su misi¨®n fue imposible desde el principio. Las fiestas que se sucedieron en diferentes puntos de la ciudad fueron como un monstruo de mil cabezas. Se regeneraban cada vez que las diseminaban.
Los cuerpos de seguridad dispersaron dos veces la macrofiesta que se origin¨® en la playa, y dos veces se volvi¨® a festejar. Los j¨®venes casi ni rechistaban ante el avance de los cordones policiales. Se iban con su copa en la mano, y regresaban al cabo de poco. Alguno tiraba del cl¨¢sico de Eskorbuto ¡°Mucha polic¨ªa, poca diversi¨®n¡±, aunque tuvo m¨¢s tir¨®n la recuperada Bella Ciao, en modo t¨ªmida resistencia antipolicial. Pareci¨® tener efecto, porque los agentes se retiraron en un primer momento a las dos de la madrugada. Los cuerpos de seguridad desplegaron numerosos controles por la ciudad, y en el trayecto desde Lesseps hasta la Barceloneta se establecieron como m¨ªnimo cuatro puntos de inspecci¨®n.
El ¨²nico que no parec¨ªa disfrutar de la noche fue el conductor del tractor que limpia cada noche la arena de la playa. ¡°Hoy me lo est¨¢n poniendo dif¨ªcil¡±, explica el trabajador. El tractor va y viene por la playa y deja la arena lisa a su paso, aunque al poco rato la gente sigue con la fiesta all¨ª donde ya ha pasado. ¡°Estamos acostumbrados a limpiar la playa y que luego nos la ensucien otra vez. Es lo que hay¡±, lamenta. Esta noche hace sonar el claxon para avisar a la gente de su presencia en la versi¨®n playera del ¡°no me pises lo fregao¡±, pero tiene poco efecto.
Pla?a de la Virreina, via @_carlesvaldes pic.twitter.com/OmKlYOsRIA
— Bernat Coll (@Bernatti) May 9, 2021
La primera noche sin toque de queda dibuj¨® lo que era la ciudad antes de la pandemia: la playa y el centro recuperaron parte de los turistas perdidos el ¨²ltimo a?o. Ninguna zona ha sufrido m¨¢s las limitaciones de movilidad que el centro de Barcelona, dirigido al consumo de los extranjeros por voluntad del capital. En el Macba y en la Barceloneta se escuch¨® de nuevo hablar ruso, italiano, franc¨¦s, ¨¢rabe y alem¨¢n, en un preludio de lo que puede volver a ocurrir cuando se reactive el turismo. En las plazas de Sants o Gr¨¤cia, en cambio, el porcentaje de vecinos del barrio era mayor.
Barcelona ha vivido los ¨²ltimos a?os reivindicaciones pol¨ªticas y sociales. Esta vez la gente solo quiere pasarlo bien
La Generalitat hab¨ªa pedido cautela ante la desescalada. ¡°El fin del toque de queda no es el fin de la pandemia¡±, alert¨® el viernes la consejera de Salud, Alba Verg¨¦s. El mensaje de Departamento iba especialmente dirigido a los m¨¢s j¨®venes, por su alta interacci¨®n social sin estar vacunados. La situaci¨®n pand¨¦mica en Catalu?a lleva d¨ªas bien encaminada, pero los datos absolutos a¨²n son altos. Seg¨²n notific¨® el Departamento de Salud, 24 horas antes del fin del estado de alarma, las hospitalizaciones descendieron hasta los 1.359, 73 menos que la v¨ªspera, de los que 448 est¨¢n graves en las UCI, 20 menos que el balance anterior. La incidencia acumulada se sit¨²a en 251 casos por 100.000 habitantes, una cifra considerada muy alta.
Las cifras, sin embargo, no inquietan tanto por la noche. A la espera de que los locales de ocio nocturno puedan abrir, las fiestas se suceden en las mismas calles de la ciudad que han vivido una gran tensi¨®n los ¨²ltimos a?os: Barcelona sufri¨® los disturbios por el juicio el proc¨¦s en octubre de 2019, el estr¨¦s por las restricciones en 2020 y los altercados por el encarcelamiento de Pablo H¨¢sel en 2021. Esta vez las calles acogen una reivindicaci¨®n festiva sin trazos pol¨ªticos ni sociales. Los j¨®venes piden ¨²nicamente pasarlo bien. ¡°Hemos aguantado mucho tiempo algo inimaginable¡±, analiza Oriol, publicista de 29 a?os, en la plaza de la Virreina de Gr¨¤cia. El hombre admite que no hab¨ªa visto el espacio tan lleno desde las m¨ªticas fiestas del barrio, que atraen cada mes de agosto a los vecinos de toda la ciudad. ¡°Los j¨®venes sufrimos como nadie la crisis de la covid y hoy hemos venido a disfrutar. Esto es como las fiestas de Sant Joan o de Fin de A?o¡±, a?ade. A su alrededor la m¨²sica no para, explotan algunos petardos y las botellas se vac¨ªan. Bendito ruido de Barcelona.
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