El Hermitage, algo m¨¢s que un museo
Al proyecto de la franquicia rusa le ha salido un poderoso competidor, el European Urban Tech. En la decisi¨®n sobre qu¨¦ debe construirse en la nueva bocana del puerto se dirime el modelo de ciudad
En unas semanas se decidir¨¢ si se autoriza la construcci¨®n del museo del Hermitage en el puerto de Barcelona. No es una decisi¨®n cualquiera. En ella se dirime algo m¨¢s que el emplazamiento de un museo: se decide el modelo de ciudad y hasta qu¨¦ punto la iniciativa privada movida por intereses particulares debe condicionar su desarrollo urban¨ªstico y cultural. Hasta ahora la discusi¨®n se centraba en las ventajas e inconvenientes de ubicar en el puerto una franquicia internacional que tendr¨ªa como reclamo un edificio emblem¨¢tico del arquitecto japon¨¦s Toyo Ito y atraer¨ªa cientos de miles de turistas a una parte de la ciudad ya muy congestionada y con graves problemas de movilidad.
El Ayuntamiento encarg¨® cuatro informes externos sobre el impacto urban¨ªstico, la afectaci¨®n sobre la movilidad, la viabilidad econ¨®mica y la idoneidad de la propuesta cultural, y todos fueron negativos. Pese a todo, no resultaba f¨¢cil negar la autorizaci¨®n a un proyecto avalado por la Autoridad Portuaria de Barcelona y que supondr¨ªa una inversi¨®n de 52 millones de euros. La negativa ser¨ªa munici¨®n f¨¢cil para los que aprovechan cualquier ocasi¨®n para acusar a Ada Colau de ser una r¨¦mora para el desarrollo econ¨®mico de la ciudad.
Que el puerto no sea el emplazamiento m¨¢s adecuado para el edificio no significa que no deba construirseQue el puerto no sea el emplazamiento m¨¢s adecuado para el edificio no significa que no deba construirse
Pero ahora al Hermitage le ha salido un competidor, el European Urban Tech, que representa una apuesta completamente distinta y en muchos aspectos, antag¨®nica. La aparici¨®n de esta propuesta sit¨²a el debate en un punto mucho m¨¢s interesante: el choque entre dos maneras de enfocar el futuro de la ciudad. Ya no se trata de decir s¨ª o no a una inversi¨®n privada. Se trata de elegir entre una propuesta muy vinculada a la actividad de los cruceros, que es la que menos valor a?adido aporta, y que refuerza un modelo de turismo masificado y concentrado que desertifica el centro de la ciudad. O un proyecto que busca convertir el puerto en un hub de econom¨ªa azul, con un edificio tambi¨¦n emblem¨¢tico y sostenible destinado a albergar iniciativas, empresas y proyectos de alcance europeo centrados en la transformaci¨®n ecol¨®gica y tecnol¨®gica de las ciudades. El primero aspira a atraer un mill¨®n de turistas al a?o. El segundo a liderar un polo de conocimiento en el que trabajar¨ªan de forma permanente varios miles de profesionales e investigadores y al que se sumar¨ªan otros actores como la Facultad de N¨¢utica.
El proyecto del Hermitage inici¨® su andadura en 2012, cuando el entonces consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, acompa?ando al presidente Artur Mas en un viaje oficial, firm¨® en Mosc¨² un convenio con el museo de San Petesburgo. La propuesta entr¨® con muy buen pie. Ven¨ªa avalada por Jorge Wagensberg, una de las figuras de mayor prestigio en el mundo muse¨ªstico, y entroncaba con el discurso entonces dominante de reforzar la proyecci¨®n de Barcelona en el mercado tur¨ªstico global. En 2016 se firm¨® un acuerdo con la Autoridad Portuaria para emplazar el edificio en un solar de la Nueva Bocana del puerto, junto al hotel Vela. Pero Wagensberg muri¨® en 2018 y las dudas sobre la viabilidad econ¨®mica del museo nunca se disiparon. Otras franquicias del Hermitage, como la de ?msterdam, son deficitarias y el riesgo de tener que rescatarlo con fondos p¨²blicos es una sombra.
El paradigma ha cambiado. Lo que necesita Barcelona no es concentrar sino reorientar y distribuir el turismoEl paradigma ha cambiado. Lo que necesita Barcelona no es concentrar sino reorientar y distribuir el turismo
El 80% de las acciones de la promotora son del fondo de inversi¨®n Varia Europe, que opera desde Suiza y Luxemburgo. El restante 20% pertenece a la sociedad Cultural Development Barcelona, liderada por Ujo Pallar¨¦s. Que el puerto no sea el emplazamiento m¨¢s adecuado no significa que no deba construirse. Si los inversores asumen los riesgos econ¨®micos, puede ubicarse en otro lugar y de hecho el Ayuntamiento ha sugerido otros emplazamientos. En la Sagrera, por ejemplo.
El paradigma ha cambiado. La discusi¨®n es otra. Ha pasado ya el tiempo en que se utilizaba la construcci¨®n de grandes equipamientos, como fue el caso del MACBA, para regenerar una parte de la ciudad. Es el modelo Guggenheim de Bilbao, un proyecto vinculado a la regeneraci¨®n de la r¨ªa que pretend¨ªa dar proyecci¨®n a una ciudad en declive. Barcelona tiene ahora el problema contrario: reorientar el modelo tur¨ªstico para evitar la concentraci¨®n excesiva en una parte muy reducida de la ciudad. El objetivo es ahora evitar la saturaci¨®n y repartir los costes y los beneficios de un turismo m¨¢s equilibrado y sostenible.
<CS8.6>Vincular la viabilidad del proyecto a la ubicaci¨®n en el puerto es una falacia interesada. Los visitantes interesados en la oferta de la fundaci¨®n Louis Vuitton de Par¨ªs, una franquicia del MOMA de Nueva York en un edificio que en s¨ª mismo ya merece una visita, no dejan de visitarlo por no encontrarse en un extremo del Bois de Bologne. Y lo mismo ocurre con el interesante Centro Botin en Santander, situado en el muelle de la Albareda, en un extremo de la ciudad. Estos, y no otros, son los t¨¦rminos del debate.
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