Muere Jordi Aguad¨¦, el ¨²ltimo gran fuego de la cer¨¢mica catalana
El artista, que trabaj¨® con Llorens Artigas y Mir¨®, es autor de piezas para la Sagrada Familia o murales como el del Colegio de M¨¦dicos de Barcelona y las Cavas Codorn¨ªu
En la nave central de la Sagrada Familia, las cavas Codorn¨ªu, el Colegio de M¨¦dicos de Barcelona, la autopista A-2 en direcci¨®n a Zaragoza o en el vest¨ªbulo de algunos edificios de viviendas, como los guerreros de rica policrom¨ªa que lucen en la entrada de Consell de Cent, 204. En todos esos sitios dan dispares est¨¢ la obra del barcelon¨¦s Jordi Aguad¨¦, uno de los ¨²ltimos grandes nombres de la escuela ceramista catalana, fallecido este s¨¢bado a los 95 a?os.
El azar, caprichoso y diverso, pero riguroso como las formas que daba ¨¦l a sus piezas, quiso conducir a Aguad¨¦ con los grandes nombres art¨ªsticos del momento. Nacido en la capital catalana en 1925 y alumno del m¨ªtico Institut Escola republicano, donde se familiariz¨® con los oficios m¨¢s diversos (paleta, carpintero, ceramista, impresor¡), un profesor suyo de dibujo de la Escuela Industrial de Cer¨¢mica le recomend¨®, cuando apenas contaba 15 a?os, a Josep Llorens Artigas, quien no hac¨ªa mucho hab¨ªa regresado de Francia huyendo de los nazis. En ese momento, Llorens Artigas estaba a punto de trabajar con Joan Mir¨®. Y as¨ª, el adolescente ceramista particip¨® en los grandes murales que realizaron ambos.
¡°Le preparaba las cosas para que pudiera decorar las piezas; viv¨ª la seriedad y pulcritud en su manera de trabajar¡±, recordaba de Mir¨® un Aguad¨¦ que sol¨ªa decir que ¡°fueron cosas casuales lo que me condujeron a la cer¨¢mica¡±. No todo fue azar. Al sino de cruzarse con maestros se uni¨® un af¨¢n de aprender que le llev¨® a Par¨ªs y a Suecia, donde colabor¨® con la escultora Tyra Lundgrens y se impregn¨® de las renovadoras corrientes art¨ªsticas escandinavas, estilizaciones que son bien visibles en las l¨ªneas de sus piezas. Y todo ello se junt¨® con una inquietud innata que le llev¨®, en 1960, a fundar el grupo La Cantonada. M¨¢s interdisciplinariedad en un colectivo, imposible, como demuestra su composici¨®n: Jordi Vilanova (decorador), Aureli Bisbe (joyero), Jordi Bonet (arquitecto), Joan Vila Grau (pintor) y ¨¦l (ceramista).
Par¨ªs, M¨²nich o Nueva York fueron algunos de los lugares donde expusieron, pero la verdadera sede internacional del arte de Aguad¨¦ estaba en su taller del barrio de Horta, que abri¨® ya a principios de la d¨¦cada de los 50 y que nunca abandon¨®. De ah¨ª sali¨® la mayor parte de la obra de quien fue el mejor puente entre la tradici¨®n de la cer¨¢mica hija del Noucentisme con las nuevas tendencias art¨ªsticas de los a?os 50, conectando el dise?o y la decoraci¨®n m¨¢s populares con las l¨ªneas funcionales m¨¢s de su ¨¦poca. Y eso lo aplicaba desde un jarr¨®n a los murales que le hicieron m¨¢s popular, como el del Colegio de M¨¦dicos de Barcelona, que realiz¨® con Vila.
Combinando un producto de regusto vanguardista con una alta exigencia t¨¦cnica y art¨ªstica, Aguad¨¦, Creu de Sant Jordi de la Generalitat 2015, fue dando a su taller, con la posterior ayuda de su hijo Pere, un sello inconfundible, que le llev¨® a fabricar, por ejemplo, vajillas individualizadas para algunos restauradores de renombre. Siempre con gran oficio y rigor y una concepci¨®n deudora de ese azar que crey¨® que hab¨ªa marcado sus or¨ªgenes: ¡°El jarr¨®n m¨¢s bello no quiere decir que sea el m¨¢s trabajado; puede serlo aquel en el que el fuego ha colaborado m¨¢s y le ha dejado coger un rojo, un azul o una textura apropiada¡ Si el fuego no acompa?a, por mucho que se trabaje no se puede hacer nada¡±, sosten¨ªa. Pero no se acordaba del fuego interior del artista.
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