La soledad del conseller de Interior
No hay asuntos f¨¢ciles en la conselleria marr¨®n. Y el titular del ramo ya sabe que lo sufrir¨¢ solo, aunque por breve tiempo: nadie dura m¨¢s de una legislatura desde hace muchos a?os
Cinco minutos antes del inicio del pleno, en el hemiciclo del Parlament hay una sola persona sentada: el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena. La imagen de soledad es tan grande que incluso podr¨ªa o¨ªrse el eco de sus pensamientos en las paredes. Es el ¨²nico que ha acudido puntual, consciente de que le corresponde devolver los primeros golpes de la ma?ana, respondiendo sobre el incendio del Cap de Creus y sobre la personaci¨®n de la Generalitat en juicios a manifestantes independentistas.
No hay asuntos f¨¢ciles en la conselleria marr¨®n. Y el conseller del ramo ya sabe que lo sufrir¨¢ en soledad, aunque por breve tiempo: nadie dura m¨¢s de una legislatura desde hace muchos a?os. El caso de Elena es especialmente duro en este sentido, porque ni siquiera est¨¢ afiliado al partido al que representa, ERC. Tiene, eso s¨ª, la confianza de Oriol Junqueras, ergo del president, Pere Aragon¨¨s, que le han adjuntado una guardia de corps del n¨²cleo duro del partido para ayudarlo y/o marcarlo. Pero incluso as¨ª, est¨¢ claro que un independiente quemado duele menos que alguien con carnet.
Elena parece tratar de rehuir la batalla en el barro, donde se le ve inc¨®modo (excepto contra Vox, pero eso es P-3 de barro, y uno suele salir limpio y con un aplauso de la claque). Por eso trat¨® de tranquilizar a la CUP anunciando cambios en la estrategia jur¨ªdica de la Generalitat y, sobre todo, rebaj¨® la pol¨¦mica por los hidroaviones del fuego del Cap de Creus. No s¨¦ si est¨¢n al caso: un cargo de la Generalitat se quej¨® de que el Gobierno espa?ol hab¨ªa vetado la presencia de hidroaviones franceses, y la presidenta del Parlament, Laura Borr¨¢s, tuite¨® con diligencia y aplicaci¨®n (incendiarias, claro: perd¨®n por el juego de palabras facil¨®n): ¡°Nosaltres ho demanem, l¡¯Estat espanyol ho descarta. (¡) Quan parlem de la necessitat de ser un pa¨ªs independent tamb¨¦ parlem de q¨¹estions com aquesta. Espanya ens crema¡±. El conseller, en cambio, s¨®lo habl¨® de un problema burocr¨¢tico. Tampoco el president quiso darle bola al enfrentamiento nacional, se limit¨® a asegurar que hab¨ªa que revisar los protocolos. Y as¨ª, como sin propon¨¦rselo, surgi¨® una nueva discrepancia entre los socios de gobierno.
Y no fue la ¨²nica escena de matrimonio en crisis del d¨ªa: el asunto del aval del Institut Catal¨¤ de Finances (ICF) a los dirigentes y funcionarios multados por el Tribunal de Cuentas tambi¨¦n ha causado revuelo interno. El martes, el conseller de Econom¨ªa, Jaume Gir¨®, y Pere Aragon¨¨s se contradijeron al opinar sobre la conveniencia o no de que el ICF, el organismo financiero de la Generalitat, avalase a los sancionados. El ICF est¨¢ en manos de personas pr¨®ximas a ERC aunque Gir¨®, su te¨®rico superior, es cuota de Junts. Y a ese detalle se atribuye, entre pasillos, la falta de entendimiento en algo tan trascendente como si la Generalitat se moja a favor de sus damnificados econ¨®micos del proc¨¦s, arriesg¨¢ndose a un nuevo varapalo judicial. Aragon¨¨s y Gir¨® mantienen, se dice, buena relaci¨®n, pero ni uno ha tenido el suficiente poder en su partido ni el otro la capacidad de influencia interna para evitar el embrollo. Y as¨ª persiste esa dial¨¦ctica hegeliana diab¨®lica de tesis y ant¨ªtesis que es el motor de la pol¨ªtica catalana desde 2012. Al menos.
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