D¨ªaz Ayuso y la cultura de la queja
La presidenta de Madrid recurre al victimismo para presentarse como objeto de persecuci¨®n y robo justo cuando es se?alada por aplicar pol¨ªticas ventajistas que perjudican a otras comunidades
Justo cuando el resto de Espa?a est¨¢ tomando conciencia de que Madrid se ha convertido en un agujero negro que absorbe la riqueza y la energ¨ªa de su alrededor, su presidenta adopta el papel doliente de una v¨ªctima perseguida. Isabel D¨ªaz Ayuso ha vuelto a recurrir a la ret¨®rica victimista para arremeter contra los Presupuestos Generales del Estado, present¨¢ndolos como un robo a la comunidad de Madrid por parte del Gobierno socialista. No es la primera vez que recurre a esta estrategia para afianzar su posici¨®n y desgastar al Gobierno socialista. La utiliz¨® de forma imp¨²dica en la distribuci¨®n de las vacunas, pese a que se hizo seg¨²n criterios estrictos basados en la poblaci¨®n, y tambi¨¦n recurri¨® al victimismo para impugnar el reparto delos fondos de la UE: ¡°Est¨¢ pensado contra los madrile?os, nunca se ha visto una arbitrariedad as¨ª¡±, dijo.
Los datos la desmienten constantemente, pero ella insiste en el discurso del agravio. El mero anuncio por parte de Pedro S¨¢nchez de una posible descentralizaci¨®n de organismos p¨²blicos, no de los que ya existen, sino de los nuevos que se puedan crear, ha sido presentado por D¨ªaz Ayuso como una operaci¨®n para ¡°destrozar a Madrid¡±. La apabullante lista de organismos p¨²blicos que ahora concentra Madrid no cuenta. Resulta sorprendente que la regi¨®n que presume de ser la m¨¢s din¨¢mica y pr¨®spera de Espa?a recurra al victimismo. Pero D¨ªaz Ayuso no da puntada sin hilo y est¨¢ claro que esa reacci¨®n sobreactuada contra un supuesto antimadridismo forma parte de una estrategia muy bien estudiada y programada que busca r¨¦ditos electorales de la explotaci¨®n de la cultura de la queja.
Si la presidenta incurre en una deformaci¨®n interesada de la realidad es porque cree que le va a dar resultado electoral
Si D¨ªaz Ayuso incurre en esa deformaci¨®n interesada de la realidad es porque cree que le va a dar resultado. No importa que los datos la desmientan. Est¨¢ en l¨ªnea con la cultura de la posverdad, en la que los hechos pierden valor y lo que cuenta es el relato, la percepci¨®n subjetiva. Es evidente que lo que busca con esa estrategia la presidenta de Madrid es construir un determinado marco mental mediante un relato de opresi¨®n y persecuci¨®n que le permita presentarse como una Juana de Arco capaz de salir en defensa de la libertad y la prosperidad de su pueblo.
La primera parte de esta estrategia consiste en se?alar al enemigo: ¡°La campa?a contra la capitalidad de Madrid esconde el peor dise?o ideol¨®gico de los comunistas e independentistas a los que S¨¢nchez sirve¡±. As¨ª empezaba un art¨ªculo que firmaba el viernes. Este es el relato: hay un contubernio de comunistas e independentistas contra Madrid, que Pedro S¨¢nchez ejecuta para mantenerse en el poder. Y hay que decir que este discurso le est¨¢ funcionado.
El victimismo es contagioso y puede crear un ¡°nosotros, los los agraviados¡± con mucha capacidad de arrastre
Intuitiva como es, sabe explotar muy bien el papel de v¨ªctima justo en el momento que otras comunidades se?alan las pol¨ªticas que aplica Madrid como un problema para todo el pa¨ªs. Con el discurso del agravio y la persecuci¨®n, D¨ªaz Ayuso le da la vuelta al calcet¨ªn y consigue aparecer como una v¨ªctima justo cuando es acusada de agresora por el dumping fiscal que practica o por el ventajismo con el que explota su condici¨®n de capital de Espa?a.
Lo hace aprovechando una corriente general, la tendencia a desarrollar una conciencia exacerbada de los propios derechos. En una sociedad opulenta que ha puesto los derechos individuales y colectivos en el centro de la cultura pol¨ªtica, los agravios resultan especialmente irritantes. Es mucho m¨¢s gratificante identificarse con una v¨ªctima que con un verdugo. Es mucho m¨¢s llevadero autoposicionarse como objeto de robo o persecuci¨®n que como un poder que utiliza su posici¨®n para agredir y esquilmar.
Los spin doctors de D¨ªaz Ayuso conocen bien los resortes de la cultura de la queja y vislumbran en ella un gran potencial electoral. La tendencia al victimismo encuentra el campo abonado en un hedonismo narcisista m¨¢s proclive a exigir derechos que a cumplir obligaciones.
El victimismo es una posici¨®n subjetiva, una construcci¨®n. Las v¨ªctimas reales de una injusticia, los perseguidos y excluidos de verdad, no pueden dejar de serlo cuando quieren. Los que se autoposicionan en el rol de v¨ªctimas, s¨ª que pueden. Para ellos es un estado transitorio, instrumental. Pero el victimismo es contagioso y puede crear un ¡°nosotros, los agraviados¡± muy potente, con mucha capacidad de arrastre, incluidos por supuesto muchos de quienes objetivamente tienen razones para sentirse agraviados. Las v¨ªctimas de verdad de una injusticia, y en Madrid los hay, como en todas partes, pueden identificarse con ese discurso y dirigir su rencor a quien el verdugo disfrazado de v¨ªctima se?ala con el dedo como enemigo a batir. Y, mientras tanto, quienes construyen ese discurso, si consiguen imponerlo, pueden vivir tranquilos porque nadie les va a pedir cuentas.
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