El esperpento catal¨¢n
El ejercicio de contorsionismo pol¨ªtico del independentismo con motivo de la aprobaci¨®n de los presupuestos de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona augura un gran futuro a los entusiastas de Valle-Incl¨¢n
En este pa¨ªs ¡ªse tome Espa?a o Catalu?a como medida¡ª se suele confundir surrealismo con esperpento. La presencia del l¨ªder popular Pablo Casado en una misa por Francisco Franco el 20-N no pertenece al universo dada¨ªsta. Es esperp¨¦ntico. Aunque en el caso de Casado asistir a una celebraci¨®n eucar¨ªstica por el dictador, no ver la bandera franquista y no o¨ªr el Cara al Sol cantado posteriormente debe responder a una elevaci¨®n m¨ªstica similar a la devoci¨®n por la Virgen expresada por Santa Teresita del Ni?o Jes¨²s, San Juan Mar¨ªa Vianney o San Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer. Con la ayuda de este santoral, el surrealismo de Luis Bu?uel hallar¨ªa buenas fuentes de inspiraci¨®n.
En cambio, y de forma clara, pertenecen al hisp¨¢nico mundo del esperpento las situaciones vividas estos d¨ªas en la pol¨ªtica catalana y que desembocaron en la aprobaci¨®n de los Presupuestos de la Generalitat. Ver en el atril del Parlament a Joan Canadell, de Junts per Catalunya, cargando contra el apoyo de En Com¨² Podem a unas cuentas elaboradas por un consejero de su propia bancada ¡ªla de Carles Puigdemont¡ª es una payasada tan monumental que solo pod¨ªa competir con el ¨®rdago humor¨ªstico lanzado desde las filas del mismo partido por Elsa Artadi, quien reproch¨® al president Pere Aragon¨¨s que pactara unas cuentas con los de J¨¦ssica Albiach, exactamente igual que lo hab¨ªa hecho el president Quim Torra un a?o antes. El colof¨®n a los dos mon¨®logos lo puso el secretario general de JxCat, Jordi S¨¢nchez, quien pidi¨® a los socialistas ¡ªcontra quienes mantienen un cord¨®n sanitario y una feroz oposici¨®n a su acci¨®n de Gobierno en Madrid¡ª que ¡°por responsabilidad institucional¡± se abstuvieran.
El esperpento catal¨¢n no conoce l¨ªmites. Est¨¢n muy enfadados los de Junts per Catalunya por la ruptura del voto independentista pero no se van del Govern y acaban votando un her¨¦tico presupuesto elaborado por uno de los suyos pero con el inconfundible olor a azufre que le brindan indeseables aliados. La formaci¨®n insobornable, que nunca retrocede, que obedece al mandato del pueblo y llama a la desobediencia e incluso al sacrificio en el combate, tiene tales hechuras de partido sist¨¦mico que permite el f¨¢cil juego de palabras de llamarles Junts pel C¨¤rrec.
Con todo, los de Puigdemont no tienen el copyright del esperpento catal¨¢n. Ernest Maragall les disputa desde Esquerra Republicana el cetro muy de cerca. El 15 de noviembre, despu¨¦s de dos a?os de colaboraci¨®n con comunes y socialistas, el jefe de filas de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona anunci¨® que se hab¨ªa acabado la colaboraci¨®n y presentar¨ªa una oposici¨®n feroz a Ada Colau, empezado por los presupuestos municipales. El azar o la divina providencia quisieron que el lunes siguiente el propio Maragall asegurara que facilitar¨ªa la aprobaci¨®n de las cuentas ¡°para servir a inter¨¦s general del pa¨ªs¡±. Hac¨ªa dos meses que en ERC sab¨ªan que pedir a los comunes el voto para los presupuestos de la Generalitat significaba que los republicanos corresponder¨ªan con la misma moneda en el Ayuntamiento de Barcelona. Pero Maragall, animado por unas encuestas internas que dan mayor intenci¨®n de voto a su apellido que a las siglas de los republicanos, decidi¨® marcar perfil propio. Ya lo hab¨ªa hecho en 2010 cuando como socialista y consejero de Educaci¨®n afirm¨® que el Gobierno tripartito del que formaba parte carec¨ªa de proyecto. ¡°Hoy por hoy, Catalu?a est¨¢ fatigada de esta posibilidad y no apoyar¨¢ elementos ni artefactos inestables¡±, sentenci¨®.
En aquella ocasi¨®n, y tambi¨¦n al cabo de siete d¨ªas, acab¨® haciendo profesi¨®n p¨²blica de fe en el Ejecutivo de Jos¨¦ Montilla: ¡°Que quede claro que s¨ª, que creo, que estoy convencido de que el Gobierno catal¨¢n tiene un proyecto de pa¨ªs que ha tirado adelante desde el primer momento¡±. La diferencia es que hace 11 a?os puso su cargo a disposici¨®n del president. Ahora se ha limitado a cumplir el guion exigido por el partido, en una solemne comparecencia p¨²blica en el Parlament, y sin sonrojarse ha a?adido que lo hac¨ªa a rega?adientes. Hay quienes vaticinan que Maragall ser¨¢ objeto en unas semanas de una cari?osa muestra de apoyo por parte de ERC en compensaci¨®n por haberse tragado el sapo.
Con los a?os se acumula experiencia y se pierden ganas de dimitir por complejas que sean las contorsiones a las que uno deba someterse. He ah¨ª una prueba m¨¢s de que el esperpento goza de buena salud para seguir brindando el fiel reflejo de una realidad deforme.
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