Las mujeres olvidadas de la Generaci¨®n del 27 toman forma de c¨®mic
La ilustradora Clara de Frutos gana la beca El arte de volar con ¡®Las sinsombrero¡¯, que publicar¨¢ Norma Editorial
La madrile?a Clara de Frutos quer¨ªa contar historias de mujeres. ¡°De peque?a, iba al Museo del Prado y creo que eran tres, las mujeres pintoras expuestas¡±, recuerda. ¡°Lo mismo pasaba con los libros de literatura: casi todos los escritores eran hombres¡ Pero¡ ?no hab¨ªa mujeres artistas?¡±, se pregunt¨®. La respuesta habitual a esta pregunta siempre era la misma: eran otros tiempos, no se les daba credibilidad, no ten¨ªan un espacio, no ten¨ªan la misma educaci¨®n ni posibilidades que los hombres... ¡°Pues resulta que, si te pones a indagar, descubres que s¨ª que existieron¡±, revela la ilustradora.
La dibujante, que ha trabajado los ¨²ltimos a?os en la productora de animaci¨®n Cartoon Saloon, en Kilkenny (Irlanda), ha dado rienda suelta a su curiosidad en un proyecto que present¨® a la primera Beca de Creaci¨®n de la Fundaci¨®n El arte de volar y ha sido la ganadora entre 194 propuestas recibidas, que trataban desde la autoficci¨®n, a la no ficci¨®n, pasando por la exploraci¨®n narrativa y hasta ejercicios de estilo. La alta cifra de participantes, de entre 20 y 70 a?os, adem¨¢s, seg¨²n, Luis Mart¨ªnez editor de Norma, ha generado un ¡°largo y enriquecedor debate entre el jurado¡±, compuesto por editores, autores, periodistas, cr¨ªticos¡ De Frutos, para su propuesta, afin¨® m¨¢s su pregunta: ¡°?No hab¨ªa mujeres en la Generaci¨®n del 27? La informaci¨®n era poqu¨ªsima. El documental dirigido por T¨¤nia Ball¨® (Las sinsombrero, precisamente) y poco m¨¢s. Por eso la b¨²squeda ha sido emocionante, cada vez que descubr¨ªa algo nuevo era un gran logro para m¨ª¡±, explica la autora, en su presentaci¨®n, en la sede de Norma Editorial, en Barcelona.
El hilo argumental del libro lo sostiene Concha M¨¦ndez, una figura tan brillante e importante en la Generaci¨®n del 27¡ como olvidada. Cuenta De Frutos que la nieta, Paloma Ulacia Altolaguirre, cuando estudiaba literatura, decidi¨® grabar las an¨¦cdotas que le contaba su abuela, all¨¢ por los a?os 80, en M¨¦xico, donde vivi¨® exiliada hasta que muri¨®, en 1986. Acab¨® convirtiendo esas grabaciones en el libro Memorias habladas, memorias armadas (Editorial Renacimiento). En el proyecto becado, Concha M¨¦ndez va desgranando, a trav¨¦s de una larga conversaci¨®n con su nieta, los secretos de aquellas mujeres de las que fue amiga, colega y compa?era. ¡°Era importante la idea de grupo¡±, subraya la autora. ¡°Eran amigas, formaban parte de la generaci¨®n de los c¨ªrculos art¨ªsticos¡±.
Hurgando en los pliegues de la memoria hist¨®rica, De Frutos ilustra la vida de M¨¦ndez, ¡°los a?os 20 y 30, todos aquellos cambios sociales, la llegada de la Guerra y la dictadura, el exilio, la sombra en la que se hundieron las que se quedaron en Espa?a¡¡±. Fue la mayor de 11 hermanos en una familia acomodada, con un destino de ¡®ni?a bien¡¯, c¨®modamente marcado y sin preocupaciones. Pero su fuerte car¨¢cter la llev¨® a hacer algo para cambiar una sociedad que no acababa de entender, a emanciparse y a ser de las primeras mujeres que se atrevieron a quitarse el sombrero en un acto provocador. Durante siete a?os tuvo una relaci¨®n con Luis Bu?uel que el cineasta medio escond¨ªa, y en 1932 se cas¨® con el poeta Manuel Altolaguirre (un esc¨¢ndalo en aquella sociedad, al ser ella siete a?os mayor), con quien edit¨® revistas como H¨¦roe, 1616 o Caballo verde para la poes¨ªa.
¡°La primera edici¨®n de la antolog¨ªa de la poes¨ªa espa?ola contempor¨¢nea de Gerardo Diego no inclu¨ªa a ninguna mujer¡±, explica De Frutos, a modo de ejemplo de la importancia de M¨¦ndez en el mundo cultural de la ¨¦poca. ¡°Concha M¨¦ndez cuenta que tuvieron una bronca tremenda y en la segunda edici¨®n entraron Josefina de la Torre (que, adem¨¢s de poeta, tambi¨¦n fue actriz) y Ernestina de Champourcin. Algo es algo¡¡±. Por las p¨¢ginas del c¨®mic ganador de la beca, que se acabar¨¢ de elaborar durante un a?o, aproximadamente (de momento, solo hay nueve p¨¢ginas acabadas, de las 140 que acabar¨¢ teniendo la obra), s¨ª pululan todas esas mujeres: Mar¨ªa Zambrano, Mar¨ªa Teresa Le¨®n, Maruja Mallo, Marga Gil Ro?sset, ?ngeles Santos¡
Las sinsombrero tendr¨¢ forma de c¨®mic. ¡°Yo he sido m¨¢s de libro ilustrado pero el c¨®mic creo que me permite contar mejor todas esas historias¡±, dice Clara de Frutos, remarcando las delicadas diferencias entre formatos: ¡°Ahora estamos en una fase en que se est¨¢ explorando en los l¨ªmites del c¨®mic, la novela gr¨¢fica, las distintas maneras de contar a trav¨¦s de im¨¢genes ?En qu¨¦ momento algo pasa de ser libro ilustrado a ser c¨®mic?¡±, se pregunta. Utiliza las herramientas con las que se siente m¨¢s c¨®moda, acuarelas y l¨¢pices, y adelanta que habr¨¢ otro homenaje a esas mujeres del 27: ¡°En alg¨²n momento igual me adapto estil¨ªsticamente al lenguaje literario y a la obra de alguna de ellas, como Maruja Mallo, una de las pintoras m¨¢s reconocidas, o ?ngeles Santos¡ Las dos est¨¢n en el Reina Sof¨ªa¡±.
Investigar en el mundo del c¨®mic
La Fundaci¨®n El arte de volar hace referencia en su nombre al libro El arte de volar, en el que el guionista Antonio Altarriba, que preside dicha fundaci¨®n, cuenta con dibujos de Kim la historia de su padre, un excombatiente anarquista de la Guerra Civil. El esp¨ªritu de esta fundaci¨®n, creadora de la beca junto con Norma Editorial y la editorial Edelvives, es el de fomentar la investigaci¨®n en el g¨¦nero a trav¨¦s de ayudas y premios para tesis, trabajos de fin de grado y m¨¢sters sobre el tema. La aportaci¨®n estrella es la beca, cuyo objetivo es potenciar la creaci¨®n en el ¨¢mbito de la historieta, con el apoyo a un proyecto original e innovador, tanto desde el prisma gr¨¢fico como a nivel narrativo. Los otros cuatro finalistas a la beca han sido Marga, de Mar¨ªa Perera; La espera, de Mario Trigo; ?xtasis mixto, de Emilio Rolandi, y Abuela, de Bruno Hidalgo.
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