Jugar con la poli
La sensaci¨®n que queda es que los Mossos han sido el campo de batalla de una pugna opaca entre partidos e incluso sectores de los mismos, por razones pol¨ªticas y tambi¨¦n por otras menos nobles
Torbellino de noticias de los ¨²ltimos d¨ªas, entre tenistas antivacunas, desvar¨ªos incomprensibles en torno a chuletones, teor¨ªas de la conspiraci¨®n y cortinas de humo indecentes sobre hechos luctuosos y terribles para el goce de una parroquia independentista cada vez m¨¢s ultramontana, quiz¨¢s el impacto de lo que est¨¢ pasando con la remodelaci¨®n del cuerpo de los Mossos no se haya percibido en toda su envergadura. Aunque firmas solventes y atentas, en medios diferentes ¡ªdesde Neus Tom¨¢s y Rebeca Carranco a Lola Garc¨ªa y Mayka Navarro pasando por Jordi Amat y Jes¨²s Garc¨ªa¡ª, han puesto sobre la mesa noticias y reflexiones que, en cualquier otra parte del mundo, ser¨ªan simplemente un bombazo.
Los hechos son notorios: se ha procedido al relevo de la c¨²pula de la polic¨ªa catalana, dejando en un limbo dif¨ªcil de explicar a su dirigente m¨¢s visible, el mayor Trapero, restituido hace menos de un a?o despu¨¦s de su peripecia judicial, en la cual pas¨® a ser el h¨¦roe independentista del 17-A al villano que, en sede judicial, declar¨® lo que muchos sectores de la ciudadan¨ªa esperaban y deseaban: que hab¨ªa obrado simplemente como polic¨ªa en el convulso oto?o de 2017.
Sobre las razones del relevo se han dado diferentes explicaciones. Las oficiales de la consejer¨ªa de interior encabezada por el ex socialista ¡ªahora en cuota ERC¡ª Joan Ignasi Elena, seg¨²n el cual los cambios se producen por la voluntad de acometer una reforma del cuerpo que favorezca su feminizaci¨®n. Es dif¨ªcil de creer: para los puestos de responsabilidad a cubrir no se ha nombrado ni una mujer. Tambi¨¦n se ha argumentado la teor¨ªa de la purga ¡°pol¨ªtica¡±: Trapero y los suyos habr¨ªan sido apartados por sus declaraciones en sede judicial y, especialmente, por haber revelado que habr¨ªa detenido al president Puigdemont en el caso de una orden judicial en el aquel endiablado octubre, y, m¨¢s recientemente por la actuaci¨®n del cuerpo en las manifestaciones a ra¨ªz de la sentencia del proc¨¦s. Tambi¨¦n se ha avanzado ¡ªcon informaciones dignas de toda atenci¨®n¡ª, la hip¨®tesis de purgas menos ideol¨®gicas y bastante m¨¢s mundanas: los mandos relevados han llevado a cabo las investigaciones de los casos vinculados a la corrupci¨®n en diferentes ¨¢mbitos del mundo independentista, especialmente en el subsector convergente. No solo el caso de la presidenta del Parlament, Laura Borr¨¤s, sino tambi¨¦n el de la Diputaci¨®n de Lleida (hace mucho tiempo que circulan informaciones sobre un presunto 3% ¡°de ponent¡±, tan desconocido como abultado) y, sobre todo, de lo que en estas p¨¢ginas Jordi Amat ha bautizado felizmente como Deep Proc¨¦s, es decir, las presuntas acciones opacas del sector encabezado por el todopoderoso David Mad¨ª. Se trata probablemente del lobby de poder m¨¢s importante desde la ¨¦poca de Artur Mas que, seg¨²n hemos conocido a trav¨¦s de interceptaciones telef¨®nicas quiz¨¢s no relevantes judicialmente pero s¨ª informativamente, lo mismo que se adjudica contratos, pone cargos de confianza en la administraci¨®n (Mossos incluidos) o te monta un Tsunami. A ra¨ªz de esta ¨²ltima explicaci¨®n hubo tambi¨¦n quien se pregunt¨® leg¨ªtimamente el porqu¨¦ estos relevos no han generado ¡ªcomo cualquier otra cuesti¨®n importante que encara el gobierno¡ª, contrastes entre los socios. De hecho, la responsabilidad pol¨ªtica de estas decisiones recae org¨¢nicamente en ERC, que la asume, al menos aparentemente, teniendo mucho que perder. Se ha argumentado que este es el precio que est¨¢ dispuesta a pagar para ejemplarizar su capacidad de decisi¨®n en asuntos centrales, as¨ª como para demostrar que controla pol¨ªticamente uno de los resortes institucionales, lo que en lenguaje procesista se llamar¨ªa ¡¤una estructura de estado¡±.
Qui¨¦n escribe ¡ªc¨®mo la mayor¨ªa de la gente de este pa¨ªs¡ª, no tiene informaciones suficientes para conocer las razones reales de los relevos. Aplicando la l¨®gica, se podr¨ªa imaginar que todas las que se han esgrimido por pol¨ªticos y analistas tengan algo que ver en la medida en que los actores que han participado en esta decisi¨®n pueden tener motivaciones diferentes.
Sin embargo, la sensaci¨®n que queda ya desde hace demasiado tiempo es que los Mossos hayan sido el campo de batalla de una pugna opaca, entre partidos e incluso sectores de los mismos, por razones pol¨ªticas e incluso tambi¨¦n por razones a¨²n menos nobles. La patrimonializaci¨®n de las instituciones y su uso partidista siempre es grave. Si cabe, en el caso de la polic¨ªa, a¨²n m¨¢s. No se puede extender la idea de que quienes tienen que velar para la seguridad de la ciudadan¨ªa, ejercer el uso de la fuerza de manera proporcional y respetuosa con los derechos humanos como se le pide a cualquier cuerpo de Seguridad democr¨¢tico sean cautivos de posibles intereses espurios o de rencillas partidistas de corto alcance. La oposici¨®n ha pedido comparecencias para explicar la cuesti¨®n. Es preciso que los responsables detallen bien clarito de qu¨¦ va exactamente todo esto. Jugar con la polic¨ªa es extremadamente peligroso.
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