La paradoja minimal
El minimalismo como posicionamiento vital responde a un ejercicio consciente que consiste en reducir posesiones y desprenderse de lo innecesario
En el d¨ªa a d¨ªa acelerado y abrumador, el ideal minimalista nos seduce, nos inspira e incluso nos pacifica. Proyectamos en ¨¦l una forma de vida liviana, casi despreocupada y sobre todo desprendida. Las pertenencias ocupan espacio y tarde o temprano requieren atenci¨®n y cuidados, as¨ª que parece f¨¢cil pensar que cuantas menos, mejor. Pareciera que estamos parafraseando a Mari Kondo y su m¨¦todo m¨¢gico para conseguir la felicidad a trav¨¦s del orden, pero en realidad las ra¨ªces del minimalismo contempor¨¢neo comienzan muchas d¨¦cadas antes que la gur¨² conquistara Netflix. Kondo es buen ejemplo de c¨®mo la explotaci¨®n mercantil y audiovisual de un s¨ªmbolo, reduce su esencia a la regla de los 30 libros en casa, eliminando el contexto original, y con ello, las bases de comprensi¨®n.
Precisamente documentar el viaje a los or¨ªgenes del minimalismo contempor¨¢neo es lo que motiva a Kyle Chayak a publicar Desear Menos. Vivir con el Minimalismo (Gatopardo Ediciones). El libro resulta un trayecto art¨ªstico, po¨¦tico y casi sensitivo por diferentes fuentes del minimalismo que se gest¨® en Nueva York durante el siglo XX, cruzando inspiraciones orientales y revoluciones est¨¦ticas de la arquitectura entre otros. Una de las cr¨ªticas m¨¢s feroces del periodista cultural de mente curiosa y pensamiento afilado es precisamente que el minimalismo es una ilusi¨®n de simplicidad que en los a?os setenta estaba al alcance de bolsillos exquisitos. Una de las fotos ic¨®nicas que elige Chayak para ilustrarlo muestra a Steve Jobs a sus veintitantos a?os sentado el suelo del comedor, sin sof¨¢ ni mobiliario, solo le acompa?an un equipo de m¨²sica y una l¨¢mpara de pie. Tan visualmente ligero como lujoso, pues la l¨¢mpara era un ejemplar de Art Nouveau de la marca Tiffany, mientras el equipo de est¨¦reo costaba entonces unos 8000 d¨®lares.
Las nuevas jergas edulcoran realidades duras e injustas bautizando los trabajos precarios como minijobs
Esta sencillez pretendida, envuelta en minimalismo de buen gusto se mantiene todav¨ªa entre las ¨¦lites y tras la crisis de 2008 dej¨® de ser una tradici¨®n est¨¦tica para convertirse en producto, mercanc¨ªa y digno estampado en camisetas de moda r¨¢pida e insostenible. Una vez m¨¢s, algo que pretende escapar las l¨®gicas del capital y el gozo de la acumulaci¨®n por la acumulaci¨®n acaba mercantilizado y banalizado. He aqu¨ª una de las mayores paradojas del minimalismo actual.
Si exceso y privilegio son componentes originales de la revoluci¨®n est¨¦tica y arquitect¨®nica del minimalismo, el reverso es la privaci¨®n por necesidad. Dicho de otro modo, no podemos considerar minimalismo lo que es en realidad precariedad y la escasez. El minimalismo posicionamiento vital responde a un ejercicio consciente que consiste en reducir posesiones y desprenderse de lo innecesario. Cuando la realidad est¨¢ envuelta en escasez y construida sobre la precariedad, si hay minimalismo no es por voluntad sino condici¨®n. Es m¨¢s, llamarlo minimalismo es una forma de violencia dulce. Tal y como escribe Kyle en Desear menos: ¡°El atractivo visal del minimalismo hace que su doctrina de sacrificio sea m¨¢s f¨¢cil de tragar¡±. Me recuerda a las nuevas jergas que edulcoran nuevas realidades duras e injustas: bautizando los trabajos precarios como minijobs; o romantizando la posibilidad de producir desde cualquier rinc¨®n del planeta con el concepto ¡°trabacaciones¡±, ampliamente exacerbado por el auge del teletrabajo en tiempos pand¨¦micos.
Lo que es minimalista son las pol¨ªticas para garantizar la existencia material de j¨®venes y no tan j¨®venes
Durante el debate en el CCCB inevitablemente tambi¨¦n abordamos la mirada milenial a todo ello. ?l se siente parte de esta generaci¨®n y comprende que la austeridad es la normalidad para quien ha vivido la mitad de sus a?os bajo la sombra de la crisis econ¨®mica, rematada una d¨¦cada despu¨¦s por una pandemia. No es de extra?ar entonces que los anhelos de quienes hemos nacido despu¨¦s de los 80 no se alineen con garant¨ªas de estabilidad, progreso y seguridad econ¨®mica. Lo que es minimalista en este tiempo son las pol¨ªticas p¨²blicas orientadas a garantizar los b¨¢sicos de la existencia material para j¨®venes y no tan j¨®venes, porque las desigualdades entienden de edad, pero tambi¨¦n de g¨¦nero, de clase y de origen. Como se recoge en el ¨²ltimo informe Oxfam, la violencia est¨¢ enquistada en nuestros modelos econ¨®micos y la consecuencia es que las desigualdades tambi¨¦n acaban cobr¨¢ndose vidas.
De vuelta a casa despu¨¦s de la sesi¨®n en el CCCB me cruzo en el metro con un anuncio de trasteros de alquiler. Precisamente comenzaron a proliferar a medida que el tama?o de los pisos que nos podemos permitir de media son cada vez m¨¢s peque?os y el precio de metro cuadrado m¨¢s caro. Est¨¢ claro que el mercado tiene respuestas para todos los p¨²blicos, y que cualquier necesidad se convierte en oportunidad de negocio. Pero lo m¨¢s preocupante es que vistamos de minimalismo elitista la escasez vital para justificar la inacci¨®n.
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