La comunidad rusa en Catalu?a alerta contra la rusofobia
Los residentes procedentes de Rusia se oponen a la guerra y denuncian los comentarios discriminatorios y hasta amenazas de muerte
¡°Existe el gran problema de identificar los rusos con Putin¡±. Es el lamento que pronuncian desde Casa de Rusia de Barcelona, pero que comparte la mayor¨ªa de la comunidad rusa instalada en Catalu?a, formada por unos 25.093 ciudadanos, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto de Estad¨ªstica de la Generalitat. Entidades culturales, empresariales, comerciantes y estudiantes, entre otros, censuran la invasi¨®n de Ucrania, un pa¨ªs que consideran ¡°hermano¡±, y denuncian que el conflicto est¨¢ provocando que se identifique al ciudadano ruso como un agresor, cosa que est¨¢ provocando, seg¨²n alertan, comentarios discriminatorios y hasta amenazas de muerte contra ellos.
Las entidades y comercios, por su visibilidad, se est¨¢n convirtiendo en el foco de estos incidentes. Desde Casa de Rusia -una fundaci¨®n privada que se dedica a promover y difundir la cultura rusa a trav¨¦s de actividades culturales, talleres o cursos de idiomas- denuncian que en la fachada de su sede han aparecido pintadas y que desde el estallido de la guerra est¨¢n recibiendo comentarios intimidatorios e incluso llamadas a la fundaci¨®n con amenazas de muerte. La entidad -que se nutre de aportaciones privadas, de los ingresos por las actividades que organiza y por subvenciones del Gobierno ruso por promover la cultura- ha decidido suspender todas sus actividades, a excepci¨®n de los cursos de idiomas, debido al conflicto armado, y tambi¨¦n ha cerrado su perfil en Twitter.
Desde la asociaci¨®n Raduga, que tambi¨¦n se dedica a promover la lengua y la cultura rusa desde hace una d¨¦cada en Barcelona tambi¨¦n notan la aparici¨®n de una cierta rusofobia. ¡°No puede pasar que la gente de aqu¨ª nos odie solo por ser rusos. Los que estamos aqu¨ª no tenemos culpa de las decisiones pol¨ªticas, y menos los ni?os¡±, condena su responsable, Natalia Loskutova, quien asimismo asevera que hay familias que est¨¢n denunciando comentarios discriminatorios contra ni?os de origen ruso y anuncia que est¨¢n preparando una carta para los directores de escuelas. ¡°Tienen que vigilar c¨®mo explican las cosas, que no se vean los rusos como agresores, nosotros somos ahora sin¨®nimos de la guerra¡±.
Al contrario de Casa de Rusia, la asociaci¨®n Raduga, que centra sus actividades en los ni?os de familias mixtas para que puedan mantener el contacto con la cultura rusa, asegura que no cambia de planes: ¡°Yo no pienso cambiar nada, mantenemos las actividades porque lo que transmitimos a los ni?os es amistad, amor y paz entre todos. S¨ª que hay cierta presi¨®n moral porque algunos monitores de las actividades son ucranios y tienen miedo, pero desde la asociaci¨®n les apoyamos¡±, tercia Loskutova.
Una propietaria de un restaurante ruso en Barcelona, que prefiere mantener el anonimato, tambi¨¦n asegura que est¨¢n notando una bajada importante de las reservas y, sobre todo, cierto boicot a trav¨¦s de reservas falsas. ¡°Hacen reservas y no se presentan, o te dan n¨²meros de tel¨¦fono falsos o con nombres como Vladimir Putin¡±. La empresaria tambi¨¦n denuncia haber recibido insultos a trav¨¦s de llamadas o en el exterior del restaurante. ¡°Nosotros somos cocineros y camareros, no somos pol¨ªticos¡±, asegura, al mismo tiempo que matiza las visiones que se da del conflicto. ¡°No nos gusta la guerra, pero vemos en ella las consecuencias del conflicto que empez¨® en 2014¡å, remacha.
Las entidades rusas remarcan los lazos hist¨®ricos entre los dos pa¨ªses para rechazar el actual conflicto armado. ¡°Cualquier guerra es un desastre, pero esta es todav¨ªa m¨¢s dram¨¢tica porque es casi una guerra entre hermanos. Hay muchas cosas que unen a los dos pueblos, son culturas muy parecidas, con muchos puntos en com¨²n¡±, destacan desde Casa de Rusia, a la vez que explican que est¨¢n ayudando a sacar de Ucrania refugiados de guerra y acogerlos en sus casas. En esta l¨ªnea se expresa la responsable de Raduga, de madre ucrania y padre ruso. ¡°No queremos la guerra. Ni en nuestras peores pesadillas hubi¨¦ramos pensado que estallara la guerra entre dos pueblos hermanos, para mi es como partirme en dos¡±, deplora.
Pero a pesar de esta posici¨®n, descartan publicar manifiestos o comunicados en contra del presidente ruso, Vladimir Putin. ¡°Nosotros somos una asociaci¨®n cultural, no nos metemos en pol¨ªtica¡±, justifican desde Casa de Rusia. Alexander Dmitrenko, presidente de RussCat, asociaci¨®n empresarial que fomenta las inversiones entre Catalu?a y Rusia, asegura querer mantener una actitud ¡°neutral¡± al justificar que no conoce realmente lo que est¨¢ pasando. En su organizaci¨®n notan los efectos del conflicto. ¡°Todos los negocios est¨¢n paralizados¡±, subraya Dmitrenko, de madre ucrania y padre ruso.
Otros ciudadanos rusos residentes en Catalu?a, en cambio, admiten abiertamente sentir ¡°verg¨¹enza¡± y ¡°culpa¡±. ¡°Soy ciudadana rusa, hasta ahora hablaba de ¡®nosotros¡¯ como naci¨®n, pero ahora intento no mezclar pa¨ªs y Gobierno. Me da verg¨¹enza ser rusa, pero tambi¨¦n me siento culpable porque a lo mejor no me manifest¨¦ lo suficiente en las calles en contra de Putin cuando viv¨ªa all¨ª¡±, lamente Olga, estudiante de doctorado en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que hab¨ªa trabajado como periodista en una televisi¨®n regional rusa. La joven admite que tambi¨¦n hay rusos a favor de Putin ¨C¡±me estoy encontrando sorpresas con mucha gente¡±- y otros que optan por la ignorancia ¨C¡±hay quien no se atreve a sacar el tema, como en mi familia, y optan por hablar de sus gatos¡±.
Vera, otra periodista en Rusia, cuenta que s¨ª se manifestaba contra Putin y tiene amigos en prisi¨®n. La radio cultural en que trabajaba sufri¨® la censura con la guerra en Crimea y finalmente opt¨® por abandonar su pa¨ªs con sus seis hijos. ¡°Quer¨ªa darles la oportunidad de vivir en un ambiente diferente. Pero tuve que pagar el precio de perder mi lengua y mi comunidad. Y ahora Putin me ha humillado hasta estando aqu¨ª, me ha dejado sin mi pa¨ªs¡±.
Elena tambi¨¦n huy¨® de Rusia, pero hace tres meses. ¡°Sent¨ªa que iba a pasar algo malo¡±, confiesa la joven, que ahora estudia un m¨¢ster en la UAB. ¡°Lo que est¨¢ haciendo Putin es peligroso para todos. La propaganda es muy fuerte y ya no hay medios independientes¡±, a?ade.
La responsable de la asociaci¨®n Raduga, en cambio, se muestra orgullosa de su nacionalidad. ¡°Yo no tengo verg¨¹enza de ser rusa. La cultura, el idioma y la gente es mucho m¨¢s del conflicto. La guerra pasar¨¢ y ?qu¨¦ quedar¨¢? ?el odio?¡±, se pregunta Loskutova.
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