Lido Pimienta, voz femenina e ind¨ªgena, arrebata en la Nau de Barcelona ante un p¨²blico c¨®mplice
La artista colombiana afincada en Canad¨¢ actu¨® en el ciclo ELLESmusic
La historia resulta escalofriante, un retrato de ciertas masculinidades. Un adinerado abandon¨® a su familia para irse a Latinoam¨¦rica. Cuando enferm¨®, a?os m¨¢s tarde, decidi¨® volver a casa para recibir los ¨²ltimos cuidados. Le cay¨® el muerto a una de sus hijas. Acab¨® rodeada de gatos, en una casa maloliente, mentalmente desquiciada. Era conocida como la Bruja. La antigua casa familiar es hoy un hotel en Mah¨®n (Jard¨ª de ses Bruixes, cuya due?a est¨¢ escribiendo un libro sobre la desafortunada cuidadora). Cant¨® la historia Anna Ferrer, la delicada cantautora menorquina que con base en el folclore de su isla reconoci¨® que ¨²ltimamente Colombia hab¨ªa estado muy presente en su vida por medio de amigos, visitas y dem¨¢s hechos que decidi¨® no considerar casuales. Y as¨ª le lleg¨® el momento de abrir con sus canciones la noche en la que Lido Pimienta, colombiana y canadiense, reivindic¨® tres ra¨ªces: su sangre negra, su condici¨®n de ind¨ªgena y su realidad de mujer. Y lo hizo entre risas y una m¨²sica que oli¨® a madera antigua.
Lido Pimienta ha sido la primera artista en recibir el Premio Polaris (una especie de Grammy canadiense, que no canta ni en ingl¨¦s ni en franc¨¦s (a?o 2017). La de Barranquilla, que huy¨® con su familia a Canad¨¢ escapando de la violencia, explaya all¨ª su tr¨ªada vital, que expuso en La Nau ante un p¨²blico c¨®mplice que bailando comparti¨® su abierta y comprensiva mirada, -que no tolerante, pues se toleran las molestias nunca las diferencias- sobre la condici¨®n humana. El eje en la mujer, que acepta al hombre si le trae, dijo con humor, ¡°dinero, orgasmos o comida¡±, dando por sentado que el amor no s¨®lo es hetero. A todo ello, Lido, energ¨ªa pura, reparti¨® estopa a la monarqu¨ªa espa?ola centr¨¢ndose en Leticia y sus dos hijas, al ex presidente colombiano ?lvaro Uribe, hoy procesado, a los antiabortistas ¨Creclam¨® con iron¨ªa que la masturbaci¨®n masculina podr¨ªa tambi¨¦n ser considerada asesinato- y a Santiago Abascal, quien en Lido ver¨ªa una amenaza a la pureza no tolerando las bromas que hizo sobre su bater¨ªa, de apellido Valdivia, un apellido que a Abascal le debe poner por lo que supone de conquista.
Pero todo ello son¨® distendido y poco grave, macerado en una propuesta musical muy seria y sin concesiones. Lido despleg¨® programaciones m¨¢s bien sencillas para poner el acento en el sonido ac¨²stico y tribal de la bater¨ªa, principal tensor de una propuesta presentada en formato esquem¨¢tico. Sus canciones, nada c¨®modas en su melod¨ªa, de car¨¢cter popular y cierto tono pop raras veces dominante, se hunden en la tradici¨®n negra de la m¨²sica colombiana, de ah¨ª el acento r¨ªtmico, y volaron impulsadas por una interpretaci¨®n vocal tirante, aguda y poderosa encarnada en Lido. Ella, envuelta en amplios ropajes que cubr¨ªan un cuerpo bello y orondo en su doble sentido (grueso y orgulloso) ¨C¡±soy bajita y debo comer menos dulce¡±, dijo entre risas-, se agitaba en el escenario aventando su m¨¢ximo exponente racial, una tupida y amplia melena rizada de indudable negritud, excitaba al p¨²blico con sus comentarios entre canciones para despu¨¦s rematarlo con interpretaciones que hablan de la condici¨®n femenina, del amor, del desamor, del dolor del parto y del orgullo de ser diferente pero al fin y al cabo igual persona.
Pese a que en momentos las cr¨ªticas eran aceradas, el humor redondeaba sus puntas sin por ello perder poder de penetraci¨®n, y las complicidades tejidas por Lido envolv¨ªan en una invisible tela de ara?a emocional al p¨²blico. Por ejemplo, cuando cant¨® Jardines, una pareja, era de mujeres, pero las hab¨ªa de todo tipo, se abrazaba mostrando en ese gesto que precisamente esa canci¨®n hab¨ªa acompa?ado muchos otros momentos de intimidad. Sin soluci¨®n de continuidad, Lido establec¨ªa un paralelismo sexual entre la dulzura del mango y la sexualidad que no necesit¨® de muchas explicaciones dada la gestualidad que mostraba c¨®mo el dulce n¨¦ctar se derramaba sobre su pecho. Cerr¨® con dos de sus piezas m¨¢s populares, Nada y Eso que t¨² haces, dando pleno sentido al ciclo ELLESmusic que hasta el mes de octubre protagonizan diferentes voces femeninas en diversas ciudades espa?olas. Lido, quien declar¨® al New York Times ¡°soy sudamericana, ind¨ªgena, negra, morena, inmigrante; a veces siento que soy s¨®lo esas casillas que est¨¢n marcadas¡±, evidenci¨® en La Nau que es mucho m¨¢s que lo que circunscriben esas casillas.
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