El caos bajo el cielo posconvergente
La retirada de Artadi no parece ser el ¨²nico problema que ahora mismo tiene que resolver Junts de cara a su pr¨®ximo congreso
La reciente dimisi¨®n de Elsa Artadi de todos sus cargos -institucionales y partidistas-, tiene un componente personal muy fuerte. La pol¨ªtica en primera l¨ªnea es un trabajo duro, que implica una dedicaci¨®n absoluta y que, en m¨¢s de un caso, llega a provocar un desgaste dif¨ªcil de asumir. En este sentido, no es una casualidad que la solidaridad personal a la dirigente de Junts haya llegado de todo el espectro pol¨ªtico.
Y, sin embargo, la renuncia de Artadi tiene una dimensi¨®n tambi¨¦n pol¨ªtica. A un a?o de las elecciones municipales, los posconvergentes se quedan por sorpresa sin candidata (a¨²n en las casetas del partido en Sant Jordi, en la Rambla de Catalu?a de Barcelona, campaba su enorme foto y su lema prelectoral) y con el run run de fondo de una posible candidatura aut¨®noma del PDeCAT. No nos enga?emos: las perspectivas electorales del espacio nacionalista e independentista conservador en las elecciones municipales de Barcelona nunca han sido halag¨¹e?as. Pero es indudable que, con este suceso, la percepci¨®n generalizada es que renuncia a Barcelona. Aunque fuera s¨®lo por intentarlo.
Sin embargo, la retirada de Artadi no parece ser el ¨²nico problema que ahora mismo tiene que resolver Junts de cara a su pr¨®ximo congreso en menos de un mes.
El paso al lado de Puigdemont, que no optar¨¢ a la presidencia, redimensiona el capital simb¨®lico que ha constituido durante mucho tiempo su baza m¨¢s eficaz, pero, sobre todo, deja entrever el cuanto y el c¨®mo de dividido debe de estar el partido. Desde la distancia el expresidente ha ejercido un papel decisivo en decantar las balanzas en los equilibrios entre facciones, muchas veces resolviendo conflictos. Ahora parece que la ¨²nica cosa que puede hacer es inhibirse.
Por otra parte, la renuncia de Jordi S¨¢nchez, cuestionado por su solvencia independentista y por la manera de llevar la formaci¨®n, deja descabezado el partido en su orientaci¨®n m¨¢s inmediata, cuando precisamente uno de los grandes problemas es la coherencia en l¨ªneas pol¨ªticas, objetivos, estilos de las muchas almas que lo integran.
Ahora mismo pues, est¨¢n vacantes tanto el cargo de presidente como de secretario, y a¨²n no hay un acuerdo entre Jordi Turull -que ha recompactado detras suyo los cuadros procedentes del PDeCAT-, y Laura Borr¨¢s, que aglutina los sectores m¨¢s independientes y verbalmente m¨¢s radicales.
Convence poco interpretar el conflicto entre estos dos sectores en t¨¦rminos de l¨ªnea pol¨ªtica: la competici¨®n entre una parte m¨¢s moderada vinculada a Turull y una m¨¢s intransigente vinculada a la presidenta del Parlament es s¨®lo la c¨¢scara. Lo que se dirimir¨¢ es la capacidad de influir en el control de ayuntamientos, listas electorales, recursos. De esto se hablar¨¢ en el congreso. El resultado no est¨¢ decidido. Y, de momento, el caos bajo el cielo posconvergente reina soberano.
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