Dua Lipa: para bailar hasta el fin de los d¨ªas
La cantante arrasa en Barcelona con un espect¨¢culo pop en sentido estricto y una divertida puesta al d¨ªa que le permite burbujear con absoluta vigencia
Ag¨ªtese durante un par de a?os una botella de cava. Si no se astillan los codos de puro desgaste el resultado se parecer¨¢ a lo que este mi¨¦rcoles por la noche ocurri¨® en el Palau Sant Jordi de Barcelona cuando Dua Lipa comenz¨® un concierto dos veces pospuesto por la pandemia. S¨ª, espuma de alegr¨ªa invadi¨¦ndolo todo, presi¨®n contendida desbordada, griter¨ªo saludando el encuentro largamente esperado y Phisical sonando a todo trapo para poner banda sonora al momento. ?Qu¨¦ instante! La joven que en la cola de acceso dijo ¡°cre¨ªa que no llegar¨ªa este momento¡± ya deb¨ªa optar a la afon¨ªa. La londinense, de origen albanokosovar, con un traje pantal¨®n fucsia y taconazos, aplicaba su poderosa voz a las primeras estrofas y el Sant Jordi lleno gritaba mientras la diva se contoneaba en escena rodeada por un acalambrado cuerpo mixto de diez danzantes. Sordera total fruto del griter¨ªo al acabar el tema, que dio paso al house-pop bailable de New Rules, uno de sus primeros ¨¦xitos, con la estrella ya en el pasillo que se adentraba en la platea para dejarse ver m¨¢s cerca mientras unos paraguas en manos de las bailarinas redondeaban la estampa. Uno de ellos fue lanzado al p¨²blico. Puro pop, alegr¨ªa sin manual de instrucciones.
El tono del concierto se mantuvo en el nivel de su inicio. Griter¨ªo, tema, griter¨ªo. El sampler de Lew Stone (My Woman) que articula Love Again ya dio juego a la pantalla semicircular que cerraba la parte posterior del escenario, de forma triangular. Con Dua Lipa como centro del montaje bailando, pero sin pasarse, la artista se aplicaba a lo que mejor sabe hacer, proyectar su voz de mezzosoprano pel¨ªn andr¨®gina para hacerse o¨ªr por encima de su banda, que por cierto sonaba bastante ac¨²stica, sin las pistas, pistas y pistas que hoy dan forma al sonido directo. Tambi¨¦n sonaba por encima de todo el p¨²blico coreando las canciones, cuyas letras se sab¨ªa de memoria. Karaoke descomunal y cuerpos como juncos azotados por la ochentera Cool, en la que Dua Lipa estuvo arropada por dos patinadores que no usaban esos trastos modernos en l¨ªnea, sino los de toda la vida, los de antes, los de cuatro ruedas. Y los registros graves de Dua Lipa para rematar el tema. El disco-funk de Pretty Please, Break My Heart, con esa l¨ªnea de bajo tomada del Need You Tonight de INXS y Be The One, un medio tiempo, cerraron la primera de los cuatro actos del concierto.
A estas alturas ya estaba claro que Dua Lipa no es una m¨¢s de las que aspiran al trono de Madonna o Kylie Minogue. Ella no es una diva del r&b sino del pop, un pop con ra¨ªces en la m¨²sica disco, azotado por el funk, con resabios de Prince y presentado con el colorismo propio del g¨¦nero. Fue un espect¨¢culo pop en sentido estricto, con la mirada en el pasado, pero sin un saqueo imp¨²dico del mismo, sino con una divertida puesta al d¨ªa que le permite burbujear con absoluta vigencia. Una fuente termal brotando pod¨ªa venir a la cabeza, agua c¨¢lida, sulfurosa que salpica traviesa. El tiempo dir¨¢ si es la nueva reina del pop, un estilo que se muestra tan vigente como hace 60 a?os, pero viendo conciertos como el del Sant Jordi, Dua Lipa se perfila como una firme candidata. Canta muy bien, compone estupendamente y tiene sentido del espect¨¢culo y su belleza un punto ex¨®tica la diferencia del clon. No es otra m¨¢s.
Tras un interludio con m¨¢s patinadores, cambio de vestuario, brillante ahora y m¨¢s exiguo, piernas en libertad. Sentada como una sirena, melena azabache cayendo como una fuente por su espalda, cantaba We¡¯re Good, un tema sobre la necesidad de llevarse bien tras una ruptura, mientras una langosta, ?la pareja que se fue?, se le acercaba. La simp¨¢tica Good In Bed, con cerezas en pantalla, antecedi¨® a Fever, con Ang¨¨le cantando tambi¨¦n desde la pantalla, y a Boys Will Be Boys, momento para gastar bater¨ªa con la linterna del m¨®vil. Y as¨ª se cerr¨® el segundo acto. Y s¨ª, las sillas olvidadas como un paraguas en d¨ªa soleado aguardaban un concierto menos din¨¢mico para reencontrar su sentido.
El tercer y el cuarto acto ya fueron directamente un atropello. ?Con qu¨¦ se puede bailar m¨¢s y olvidar entre sonrisas la fealdad de nuestros d¨ªas?, ?con el tema que lanz¨® con Calvin Harris?, ?con la remezcla de los australianos PNAU del Cold Heart de Elton John?, ?con Hallucinate?, ?con Future Nostalgia? Hubo bolas de discoteca, un escenario que cay¨® del cielo, globos, l¨¢ser, m¨¢s coreograf¨ªas, bajos sacudiendo el est¨®mago. S¨ª diversi¨®n de la buena en uno de esos conciertos en los que una artista afirma su poder¨ªo con la solvencia de una estrella que obligar¨¢ a las personas que la vieron este mi¨¦rcoles a repetir la pr¨®xima vez que vuelva. Menuda fiesta. ?Qu¨¦ maravilloso es sonre¨ªr!
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