Muere Josep Espar Tic¨®, refundador y emprendedor del nacionalismo catal¨¢n
Fundador de la revista Cavall Fort o de la discogr¨¢fica Edigsa, el tambi¨¦n fundador de Converg¨¨ncia fallece tras una vida dedicada a reconstruir las redes del nacionalismo catal¨¢n
Como era tan alto y su rostro amigable ha sido una presencia constante en los c¨ªrculos barceloneses del catalanismo desde hace m¨¢s de sesenta a?os, no es dif¨ªcil imaginar a Josep Espar Tic¨® alzarse en ese instante memorable.
En el contexto de la Operaci¨®n Catalu?a dise?ada por el franquismo tras la crisis provocada por la Campa?a Galinsoga -el director de La Vanguardia impuesto por la dictadura y cuya conducta provoc¨® un boicot-, uno de los actos de la agenda oficial era un homenaje al poeta Joan Maragall para conmemorar el centenario de su nacimiento. Durante d¨ªas se discuti¨® si ¡°El cant de la senyera¡± -el himno del Orfe¨® Catal¨¤ con letra de Maragall- deb¨ªa incluirse o no en el programa. Para no incomodar a los Ministros presentes en el Palau de la M¨²sica, al fin, se descart¨®. Activistas del catalanismo cat¨®lico se conjuraron para desafiar a la autoridad y cantarlo. Era el 19 de mayo de 1960. Espar fue el primero en levantarse y gritar los primeros versos. Hubo escaramuzas con la secreta. ?l escap¨® a toda prisa. Durante esos d¨ªas, el foco de oposici¨®n menestral al que pertenec¨ªa lo desmantel¨® la Brigada Pol¨ªtico Social. ?l desapareci¨® durante unas semanas.
Ese es uno de los d¨ªas claves de la vida de Espar. El otro fue, sin duda, el 4 de septiembre de 1936 en Balaguer. Contextualicemos la tragedia.
A finales del siglo XIX su abuelo hab¨ªa fundado La Siberia, una peleter¨ªa pionera en Espa?a. En 1907, con la consolidaci¨®n del Eixample, traslad¨® el negocio de la Barcelona antigua a un chafl¨¢n de la Rambla de Catalunya con la Gran Via. Tiempo despu¨¦s, el ¨¦xito le permiti¨® decorarla como un dise?o art deco (as¨ª se conserva) e instalar una f¨¢brica de curtidos en Balaguer, ciudad media de la provincia de Lleida de la que eran originarios. Con el inicio de la Guerra Civil, la represi¨®n anarquista de desborda. Ese d¨ªa de 1936 miembros de la FAI mataron a 19 personas. Religiosos y propietarios. Uno de ellos era el padre de Espar, yerno del fundador de la peleter¨ªa y que hab¨ªa comprado el negocio.
Precisamente por ello la evoluci¨®n de este nacionalista es tan significativa. Porque a pesar de haber sido v¨ªctima durante la guerra, no ser¨ªa uno de los vencedores sino que se ahijar¨ªa por convicci¨®n a la derrota. O, mejor dicho, se comprometi¨® con la refundaci¨®n de una identidad nacional perseguida por la dictadura. El motor de ese cambio fue una religiosidad que acab¨® por confluir con una reconfiguraci¨®n de la catalanidad durante la d¨¦cada de los cincuenta.
Son los c¨ªrculos de j¨®venes que se re¨²nen en la Acad¨¨mia de Llengua Catalana de los jesuitas. Tienen como referente eclesial no al obispo de Barcelona sino el Abat de Montserrat. En ellos influir¨¢n de manera determinante dos nacionalistas integrales que hab¨ªan regresado del exilio -el pensador Raimon Gal¨ª, el escritor Joan Sales- y que volvieron con un corpus ideol¨®gico distinto al que hab¨ªa sido central en el catalanismo. Era m¨¢s m¨ªstico, nada culturalista y ten¨ªa como eje una disrupci¨®n fundamental para comprender esa reformulaci¨®n de la catalanidad que ha estudiado Mariona Lladonosa: todos los catalanes, por el hecho de serlo, deb¨ªan ser considerados perdedores de la guerra, en¨¦simo episodio de una lectura nacionalista de la historia moderna y contempor¨¢nea.
El liderazgo de ese grupo, autodenominado CC, lo asumi¨® Jordi Pujol. Espar ser¨ªa siempre una figura del pujolismo, muy consciente del peligro que representaba para su ansiada hegemon¨ªa la aparici¨®n de una corriente de izquierdas que estaba alejando ese movimiento de su nacionalismo cat¨®lico matriz. Lo cont¨® en un libro de memorias m¨¢s que interesante, Amb C de Catalunya (1994). Cuando Pujol fue encarcelado tras los Fets del Palau, cuando los integrantes de esos c¨ªrculos ya pasaban los treinta, Espar dej¨® de ser un activista. Tampoco ser¨ªa un l¨ªder. Desde principios de la d¨¦cada de los sesenta, mientras compart¨ªa la direcci¨®n de la empresa con su familia, ser¨ªa un emprendedor entusiasta del nuevo catalanismo: Espar fue impulsor o estuvo en la direcci¨®n de diversas empresas protot¨ªpicas que aspiraban a una precaria normalizaci¨®n del sistema cultural destruido por el franquismo.
Funda una revista infantil en catal¨¢n -Cavall Fort- o una librer¨ªa que vend¨ªa solo libros en catal¨¢n -Ona- o est¨¢ desde el arranque de la discogr¨¢fica Edigsa, la plataforma amateur e industrial de la Nova Can?¨®. No menos memorable ser¨ªa la actuaci¨®n de Raimon en la peleter¨ªa durante su primer viaje a Barcelona, sus tejemanejes para conseguir que Se¡¯n va anar ganase el Festival de la Canci¨®n del Mediterr¨¢neo o ese instante tan significativo en un hotel de Par¨ªs ante Joan Manuel Serrat y que cont¨® en el segundo volumen de sus memorias: se arrodill¨® para pedirle que no cantase La, la, la en castellano en el Festival de Eurovisi¨®n. Se sali¨® con la suya. Y ese papel de emprendedor lo tendr¨ªa tambi¨¦n en la d¨¦cada de los setenta. Fue pieza clave en la creaci¨®n del diario Avui y gerente del Congr¨¦s de Cultura Catalana, el congreso que durante dos a?os elabor¨® el libro blanco de la ruptura del nacionalismo catal¨¢n.
Naturalmente estuvo en la gestaci¨®n de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya, pero aunque en 1979 se present¨® a la candidatura para el senado del partido de Pujol, no hizo carrera pol¨ªtica. Tal vez la habr¨ªa hecho si Pujol le hubiese integrado a una de las listas, como le prometi¨®, pero no pas¨®. A pesar de ello nunca dej¨® de ser un referente en ese espacio ideol¨®gico. Otra vez sin ¨¦l tampoco podr¨ªa explicarse la creaci¨®n del Grup d¡¯Estudis Nacionalistes, un espacio de reflexi¨®n y relaci¨®n de cuadros donde se formaban j¨®venes predestinados a tener un papel en Converg¨¨ncia siguiendo el eterno magisterio de Raimon Gal¨ª. Ese era el mundo al que Espar fue siempre fiel. En los ¨²ltimos a?os se comprometi¨® en la revitalizaci¨®n de la folkl¨®rica sardana: logr¨® que se bailase en la ceremonia de inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992.
En 2002 present¨® su candidatura para presidir ?mnium Cultural, una entidad anclada en el pasado hasta ese momento. No fueron unas elecciones cualesquiera. Porque lo que se dirim¨ªa -lo sabemos ahora- era si se har¨ªa efectivo un relevo generacional para que los hijos de Pujol soberanizasen el catalanismo. El optimista e infatigable Espar no gan¨®, pero en realidad s¨ª lo hizo el proyecto nuclear de su trayectoria: la nacionalizaci¨®n integral tras la desnacionalizaci¨®n de 1939. Se comprometi¨® con el Proc¨¦s, pero consider¨® que su aceleraci¨®n hab¨ªa sido un error. Ten¨ªa autoridad para decirlo porque de todos era sabido que ¨¦l hab¨ªa sido un alfil en la refundaci¨®n del nacionalismo. Ese papel le ha sido ampliamente reconocido por esa sociedad civil del catalanismo que pocos como ¨¦l hab¨ªan ayudado a reconstituir
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.