Bayreuth y Barcelona
La m¨²sica de Wagner ha superado la asociaci¨®n con el horror. El antisemitismo de Wagner repugna, pero su obra musical encanta
Bien cuidados, quienes ejercen un oficio cada vez duran m¨¢s. As¨ª, por ejemplo, hoy los buenos cantantes alargan mucho su vida activa. La 110? celebraci¨®n de los Festivales Richard Wagner de Bayreuth, Baviera, permite comprobar lo anterior en el que ha sido un magn¨ªfico Tannh?user: el gran tenor americano Stephen Gould (1962) interpreta all¨ª el papel con la sabidur¨ªa y el buen decir de una voz experimentada. Ya cant¨® ese rol all¨ª mismo en 2004, como pocos a?os despu¨¦s, en 2008, lo har¨ªa en el Liceu de Barcelona. En Bayreuth este a?o, han acompa?ado a Gould muy buenas voces, de las que solo citar¨¦ a la Venus de Ekaterina Gubanova y a la Elisabeth de Lise Davidsen, as¨ª como a la de nuestro compatriota Jorge Rodr¨ªguez-Norton, como Heinrich.
La Marcha de Tannh?user se interpret¨® por primera vez en Barcelona, en 1862, en el jard¨ªn de Los Campos El¨ªseos, el principal centro de ocio de los barceloneses de mediados del siglo XIX, situado en el paseo de Gracia, y pronto devorado por el Eixample. Fue el inicio de la pasi¨®n barcelonesa por la m¨²sica de Richard Wagner, auspiciada por el doctor Jos¨¦ de Letamendi (1828-1897), entonces catedr¨¢tico de anatom¨ªa de la Universidad de Barcelona, as¨ª como por su malogrado disc¨ªpulo Joaquin de Marsillach (1859-1883). La tisis fue el intermediario, pues Marsillach contrajo muy joven la tuberculosis, dej¨® las aulas y viaj¨® a Suiza a hacer una cura. All¨ª se familiariz¨® con la m¨²sica de Wagner, fue a Alemania a conocerle personalmente, asisti¨® al primer festival de Bayreuth en 1876 y se convirti¨® en el adalid catal¨¢n del wagnerismo (como en Madrid el pintor Rogelio de Egusquiza). Hubo bastantes m¨¢s, pero, de entre todos los profetas de Wagner destaca todav¨ªa hoy music¨®logo y compositor tortosino Felipe Pedrell (1841-1922), maestro de m¨²sicos como Alb¨¦niz, Granados, Falla o Gerhard. En la Exposici¨®n Universal de Barcelona de 1888, Lohengrin, encarnado por el tenor Francisco Vi?as (1863-1933) tuvo un ¨¦xito resonante.
La Associaci¨® Wagneriana de Barcelona (fundada en 1901) mantiene hoy una actividad notable poniendo de manifiesto una circunstancia cultural curiosa: en el mundo hay muchas asociaciones wagnerianas, casi todas ellas ¨Chasta 125¨C est¨¢n bien relacionadas con la Richard Wagner Verband International. El pr¨®ximo Wagner Congress de asociaciones wagnerianas se celebrar¨¢ en Madrid a partir del 6 de octubre, auspiciado por la asociaci¨®n madrile?a, fundada hace treinta a?os, y que ha preparado un programa envidiable para el congreso.
El n¨²mero y continuidad de asociaciones wagnerianas llaman marcadamente la atenci¨®n. Puedo equivocarme, pero no creo que ning¨²n otro compositor europeo haya generado tanta admiraci¨®n organizada.
En Barcelona, la gran celebraci¨®n tendr¨¢ lugar entre el 25 de mayo y el 7 de junio de 2023, cuando el Liceu programar¨¢ Parsifal, bajo la direcci¨®n musical de Josep Pons y la esc¨¦nica de Claus Guth; Nikolai Schukoff ser¨¢ Parsifal; Elena Pankratova, Kundry; Ren¨¦ Pape, Gurnemanz; Matthias Goerne, Amfortas; y Evgeny Nikitin, Klingsor.
Wagner fue un artista infinito, pero no una buena persona: su panfleto El juda¨ªsmo en la M¨²sica (Das Judenthum in der Musik) es un insufrible alegato antisemita que el compositor public¨® en 1850 y en 1869. Luego el nacionalsocialismo hizo suyo al peor Wagner. Hoy, en los jardines bajo la colina de Bayreuth, docenas de carteles con las fotograf¨ªas y las narraciones de la persecuci¨®n de compositores, m¨²sicos e int¨¦rpretes jud¨ªos hielan la sangre. Victor Ullmann (1898-1944), encarcelado en Theresienstadt, compuso all¨ª su ¨®pera El Emperador de Atlantis (Der Kaiser von Atlantis). Ello le cost¨® la vida: un oficial de las SS entendi¨® que la obra era una cr¨ªtica a Hitler y Ullmann fue trasladado a Auschwitz donde muri¨® en la c¨¢mara de gas. Otros fueron menos desafortunados, como los directores Otto Klemperer y Bruno Walter, pero solo porque pudieron huir.
El genocidio es el paroxismo de la aniquilaci¨®n de alguien solo por ser lo que es, jud¨ªo, homosexual o simplemente extranjero. Por eso no admite comparaciones, pero tampoco deber¨ªa impedirnos censurar a quienes ¨Cno genocidas, pero s¨ª discriminadores livianos¨C limitan el acceso a posiciones culturales clave en nuestra sociedad por no dominar cosas como la lengua del pa¨ªs, aunque su funci¨®n sea investigar y ense?ar qu¨ªmica org¨¢nica o cosmolog¨ªa.
La m¨²sica de Wagner ha superado la asociaci¨®n con el horror. Daniel Barenboim, jud¨ªo argentino nacionalizado espa?ol, israel¨ª y palestino, inmenso pianista y director de orquesta activo en Bayreuth entre 1981 y 1999, pugna todav¨ªa por convencer de ello a los m¨¢s recalcitrantes. El antisemitismo de Wagner repugna, pero su obra musical encanta.
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