Orden en el caos

Hay figuras de orden cuya presencia chirr¨ªa dentro de la organizaci¨®n en que militan o a la que aspiran o esperan representar en las instituciones. Este es el caso de Xavier Trias, ex alcalde de Barcelona, ex portavoz en el Congreso de CiU y ex consejero de Sanidad de la Generalitat con Jordi Pujol. Hace unos d¨ªas, en declaraciones a Catalunya R¨¤dio inst¨® a Junts per Catalunya a ¡°aclararse¡± si la formaci¨®n quiere que ¨¦l sea el candidato a las elecciones municipales de 2023 en la capital catalana. ¡°No me interesa ser una figura en medio del desorden¡±, sentenci¨®.

El partido que preside la ind¨®mita presidenta suspendida del Parlament, Laura Borr¨¤s, est¨¢ sometido a las pulsiones del populismo que su secretario general, Jordi Turull, trata de encauzar pol¨ªticamente gracias al instinto convergente. Junts est¨¢ ahora inmerso en decidir ¡ªal menos sobre el papel¡ª si continua o no en el Ejecutivo catal¨¢n, donde no cesa de torpedear por soberanistamente tibio a su socio, Esquerra Republicana.

Una de las descripciones m¨¢s afinadas de esa combate entre orden y caos sali¨® de Albert Batlle, teniente de alcalde Prevenci¨®n y Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona. A prop¨®sito del entonces president, Quim Torra, y de las manifestaciones en respuesta a la sentencia de 2019 del Tribunal Supremo contra Oriol Junqueras y otros l¨ªderes del proc¨¦s, sentenci¨®: ¡°El se?or presidente de la Generalitat, un d¨ªa a las 12 del mediod¨ªa, deja su despacho, se pone unas zapatillas y se va a cortar la principal arteria del pa¨ªs¡±.

Y es que la figura de Trias es dif¨ªcil de que encaje en un partido que hasta ahora ha tenido a gala moverse m¨¢s por el est¨®mago que por el cerebro. Es dif¨ªcil situar al ex alcalde de Barcelona cortando la Meridiana. O interrumpiendo con gritos y abucheos, el pasado 17 de agosto, el minuto de silencio en recuerdo de las v¨ªctimas de los atentados yihadistas en La Rambla y en el paseo mar¨ªtimo de Cambrils. Trias no es Borr¨¤s aunque ambos formen parte de la misma macedonia.

Y ello a pesar de que el ex consejero catal¨¢n de Salud tambi¨¦n ha caminado por el lado salvaje de la pol¨ªtica. Si Ada Colau hubiera ordenado ¡ªcomo hizo Trias en 2015¡ª pagar el alquiler, derrama de la comunidad y hasta la tasa de basuras a los okupas del ¡°banco expropiado¡± de Gr¨¤cia, el anatema hubiera ca¨ªdo sobre ella. Pero los convergentes entonces prefirieron pagar y evitar des¨®rdenes ¡°ante la previsi¨®n cierta de que el lanzamiento forzoso de los ocupantes del local ocasionar¨¢ disturbios y altercados¡±, seg¨²n el contrato firmado entre ambas partes.

Una cosa, sin embargo, es comprar la paz para salvaguardar el orden ¡ªmuy en la tradici¨®n de la derecha¡ª y otra muy distinta vivir instalados en la agitaci¨®n como medio de vida. Promover la declaraci¨®n unilateral de independencia y lamentarse de una financiaci¨®n auton¨®mica cuya negociaci¨®n se ha soslayado es un plato de dif¨ªcil digesti¨®n para el est¨®mago pol¨ªtico de un veterano convergente, por mucho que haya sido evolucionado y que haya sido baqueteado por los montajes falsos de la ¡°polic¨ªa patri¨®tica¡± dirigida por el PP, como la supuesta cuenta corriente en Suiza.

Compatibilizar las dos almas, contraponer las virtudes de lo apol¨ªneo sobre la tendencia irrefrenable a lo dionis¨ªaco no es tarea f¨¢cil. El ADN del Junts per Catalu?a post Carles Puigdemont est¨¢ todav¨ªa pendiente de an¨¢lisis. ¡°Y yo digo, aclararos y cuando os hay¨¢is aclarado, hablamos¡±, declar¨® Trias. M¨¢s expl¨ªcito imposible.

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