Dirigentes de Junts critican la ¡°pasividad¡± de Jordi Turull ante la crisis del partido
La imagen negativa de la formaci¨®n tras el ¡®caso De Dalmases¡¯ y la gesti¨®n de la salida del Govern preocupan a un n¨²mero creciente de miembros de la direcci¨®n
¡°Un secretario general no se puede poner de perfil ante una decisi¨®n tan trascendente¡±. As¨ª respondi¨® el n¨²mero dos de Junts, Jordi Turull, cuando le preguntaron hace casi un mes si revelar¨ªa el sentido de su voto en la consulta interna sobre la ruptura del Govern con ERC. Una vehemencia que chirri¨® cuando, dos d¨ªas despu¨¦s, rectific¨® y dijo que se reservar¨ªa su opini¨®n al respecto. La excusa fue obedecer a la sindicatura electoral del partido. ?l defend¨ªa quedarse en el Ejecutivo; la presidenta, Laura Borr¨¤s, apostaba por romper. Y esa segunda fue la opci¨®n que venci¨®. La jugada le sirvi¨® al exconsejero para ganar margen de maniobra en medio de la crisis (pilotar el momento admitiendo p¨²blicamente que defend¨ªa lo contrario a lo que se hizo era impensable), pero el cr¨¦dito entre los suyos empieza a flaquear.
El alma del partido proveniente de la tradici¨®n convergente recibi¨® casi con j¨²bilo que uno de sus hist¨®ricos diera el paso para dirigir Junts y se arremangara para pactar con Borr¨¤s, evitando que la formaci¨®n, ya sin Carles Puigdemont como presidente, se abriera en canal. No solo se esperaba de ¨¦l generosidad para lidiar con el alma m¨¢s partidaria de la unilateralidad y alejada de la l¨®gica de partido, sino tambi¨¦n un contrapeso efectivo contra una presidenta del Parlament suspendida que ya daba muestras de querer tensarlo todo. Y esa segunda faceta sigue sin verse claramente. Varios ex altos cargos del Ejecutivo catal¨¢n y diputados consultados por este diario manifiestan su preocupaci¨®n por lo que califican de ¡°pasividad¡± del secretario general en la actual crisis del partido. ¡°Est¨¢ desbordado¡±, resume un influyente miembro del consejo nacional.
La aureola de Turull, que estuvo tres a?os y tres meses en prisi¨®n (hasta que fue indultado) tras ser condenado por sedici¨®n y malversaci¨®n en el juicio al proc¨¦s, ha servido para coser el partido en el ¨¢mbito territorial y prepararse para las elecciones municipales, sostienen sus defensores. Su silbato ha sido fundamental a la hora de controlar al ala de Borr¨¤s, por ejemplo, en votaciones claves tanto pol¨ªticas como organizativas. Pero cuando la situaci¨®n le lleva al cuerpo a cuerpo con Borr¨¤s ¡°se empeque?ece¡±, afirma una voz de la Ejecutiva. Y su falta de control en esas situaciones ruidosas, que terminan trascendiendo p¨²blicamente y afectando la imagen del partido, es lo que ahora cuestionan.
¡°Su mayor temor es que [Carles] Puigdemont rompa el carn¨¦ del partido. No sabe decirle que no, pese a que eso lleve a tomar malas decisiones¡±, resume un ex alto cargo del Ejecutivo. Aunque el eurodiputado huido de la justicia en B¨¦lgica ya no preside la formaci¨®n, sus posicionamientos siguen siendo muy tomados en cuenta y no lleva bien que dentro de sus filas le tosan.
La sensaci¨®n de desorden dentro de Junts volvi¨® a hacerse patente la semana pasada, cuando explot¨® la crisis por la resoluci¨®n del caso De Dalmases. El s¨¢bado, en un consejo nacional en Vic (Barcelona), Turull comenz¨® a hilar el discurso de unidad entre quienes apoyaron salir del Govern y quienes defendieron lo contrario. Tras d¨ªas en que los reproches entre ambas posiciones continuaban sin tregua, el exconsejero hizo un llamamiento a la autoestima y a salir a hacer oposici¨®n sin complejos. Pero ese esfuerzo salt¨® por los aires cuando se conocieron las conclusiones del informe interno sobre el incidente protagonizado en junio pasado por la mano derecha de Borr¨¤s y entonces vicepresidente de Junts, Francesc de Dalmases, que intimid¨® a una periodista en TV3 por una entrevista cr¨ªtica con la presidenta suspendida de la C¨¢mara.
Puerta de salida
Turull evit¨® posicionarse p¨²blicamente no solo sobre el informe sino tambi¨¦n sobre toda la pol¨¦mica y las cr¨ªticas lanzadas por De Dalmases contra lo que considera una operaci¨®n orquestada en su contra. En privado le mostr¨® al ahora exvicepresidente ¡ªdimiti¨® hace una semana¡ª la puerta de salida, aunque sin obligarle a nada. ¡°[El secretario general] ha dejado claro muchas veces que siempre optar¨¢ por aquello que garantice la unidad del partido. Prefiri¨® romper el Govern a arriesgar el partido. Pero la carta de ponerse de perfil no siempre sirve¡±, asegura un compa?ero de lucha convergente y ahora militante de base de Junts. El partido sigue, por ejemplo, sin tomar decisiones respecto a que uno de sus trabajadores supuestamente sea el autor de al menos un perfil falso en redes sociales en el que se defend¨ªa a De Dalmases y se atacaba a otros l¨ªderes como Albert Batet.
El problema de fondo sigue siendo la correlaci¨®n de fuerzas con Borr¨¤s. Ante lo que parece un evidente fracaso de la s¨ªntesis de las dos almas que conviven en Junts, la receta sigue siendo exactamente la misma que el primer d¨ªa: que pase el tiempo, la justicia decida sobre el caso de supuesta corrupci¨®n en el que est¨¢ procesada Borr¨¤s y que eso permita que caiga. Un plan b que parece ignorar la principal capacidad de la presidenta suspendida del Parlament: capitalizar el estruendo de las cosas cuando caen.
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