Acampados en la zona cero de Gl¨°ries, en Barcelona: ¡°No molestamos, no robamos, no peleamos¡±
El Ayuntamiento contabiliza 400 personas sin hogar distribuidas en 70 asentamientos irregulares a lo largo de la ciudad
Viajeros del metro, autobuses y tranv¨ªas confluyen cada ma?ana en la estaci¨®n de Gl¨°ries, la zona oriental de Barcelona. La Torre Agbar, ahora denominada Torre Gl¨°ries, uno de los iconos de la ciudad, divisa este paisaje peculiar rodeado por obras de la Superilla en varios descampados que ser¨¢n futuros parques y el nuevo tranv¨ªa. En medio del ajetreo sale un grupo de cinco personas de uno de esos solares con varios carros inician...
Viajeros del metro, autobuses y tranv¨ªas confluyen cada ma?ana en la estaci¨®n de Gl¨°ries, la zona oriental de Barcelona. La Torre Agbar, ahora denominada Torre Gl¨°ries, uno de los iconos de la ciudad, divisa este paisaje peculiar rodeado por obras de la Superilla en varios descampados que ser¨¢n futuros parques y el nuevo tranv¨ªa. En medio del ajetreo sale un grupo de cinco personas de uno de esos solares con varios carros iniciando una de sus rutas diarias para cargar chatarra. Llevan dos meses viviendo en un par de tiendas de campa?a apostados entre la arena y la carretera. Est¨¢n acampados en lo que literalmente era una autopista urbana hasta que hace un a?o se abrieron los t¨²neles que desviaron el tr¨¢fico hacia el subsuelo. Desde el otro lado de la valla de construcci¨®n puede verse todo lo que ocurre en su asentamiento diminuto. ¡°No tenemos nada. Vinimos de Ruman¨ªa para cuidar de nuestras familias, todos tenemos a nuestros hijos all¨ª. No hay trabajo ni dinero¡±, afirma Erejeb. Lamenta que no saben subsistir ¡°de otra forma¡± que con la recogida de chatarra, actividad que en su pa¨ªs de origen est¨¢ duramente sancionada, seg¨²n ¨¦l.
Erejeb lleva 11 a?os viviendo en Barcelona busc¨¢ndose la vida con estos residuos y como pe¨®n de construcci¨®n, el oficio que ten¨ªa en Ruman¨ªa, si le contratan en negro. ?l y su grupo llegaron a Gl¨®ries hace dos meses, cuando les expulsaron de otro asentamiento a un par de manzanas en la calle Badajoz. En ese tiempo, afirma que solo ha visto a su familia en breves intervalos de una semana en Constanza, cerca de Bucarest. Asegura que all¨ª no ten¨ªa medios para mantener a su mujer y a sus dos beb¨¦s: ¡°No nos daba para vivir cuatro personas. Compra pa?ales, leche, arroz... se te va todo¡±.
C¨¢ritas les ha dado alimentos b¨¢sicos como estos la ma?ana de este jueves. Tambi¨¦n les han ofrecido un alojamiento de urgencia, dentro de la red de atenci¨®n a personas sin hogar de la que esta organizaci¨®n social forma parte con otras 37 entidades, incluyendo al Ayuntamiento. Pero Erejeb asegura que no puede permanecer en centros como estos donde no pueden acumular la chatarra que posteriormente venden: ¡°no puedo pasar toda la noche durmiendo en C¨¢ritas¡±. Describe que ¨¦l y sus compa?eros hacen varias rondas buscando en la basura y otros lugares de la calle para luego venderlos en un punto cercano de Poblenou. Luego descansan un par de horas y vuelta a empezar.
¡°No quiero molestar a nadie. No vengo aqu¨ª para dormir ni para disfrutar. Quiero cuidar a mi familia y ya¡±, remarca el sin techo, que aclara que no ha tenido ning¨²n problema estos meses con los obreros que trabajan en su solar. ¡°Cogen sus cosas de aqu¨ª y se van. No tenemos problemas¡±. Erejeb insiste: ¡°No molestamos, no robamos, no peleamos¡±. Asegura que no han tenido tampoco ning¨²n enfrentamiento con la polic¨ªa.
El grupo de Erejeb son parte de las 400 personas que los servicios sociales del Consistorio contabiliza que viven a lo largo de 70 asentamientos como chabolas. Fuentes municipales aseguran que est¨¢n habituados a que se rechacen estos servicios de alojamiento: ¡°Vienen de culturas de rechazo a la administraci¨®n porque no han tenido un buen trato; como ciudadanos de segunda¡±. Detallan que el Ayuntamiento hace seguimiento y atiende a todas las personas sin hogar que encuentran e la ciudad ¡°independientemente de su origen¡± para facilitarles servicios b¨¢sicos como la atenci¨®n sanitaria.
Los inquilinos de estas barracas aseguran que las noches no est¨¢n siendo duras de momento, aunque solo disponen de varias mantas y su ¨²nica fuente de calor es una peque?o fuego para cocinar. En diciembre tendr¨¢n que abandonar su asentamiento por la construcci¨®n del parque, seg¨²n les han indicado algunos trabajadores. Erejeb asegura que cuando llegue el momento, que ya conoce de sobra, buscar¨¢ otro lugar como un n¨®mada que es con la ¨²nica actividad que conoce para subsistir y ayudar a los suyos.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal