Un espejo catal¨¢n en Kyiv
No es extra?a la escasa sensibilidad ni la parca solidaridad hacia Ucrania de nuestros radicalismos rupturistas
El nacionalismo catal¨¢n nunca suele fallar a la hora de buscar espejos contempor¨¢neos. En la d¨¦cada ya pasada fue el espejo escoc¨¦s el m¨¢s frecuentado. Como argumento en favor del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n y a la vez oportunidad para un impulso adicional en caso de victoria independentista. Apenas suscita inter¨¦s ahora el caso estrictamente coet¨¢neo, como es el ucraniano. A no ser por una epis¨®dica curiosidad levantada por el ...
El nacionalismo catal¨¢n nunca suele fallar a la hora de buscar espejos contempor¨¢neos. En la d¨¦cada ya pasada fue el espejo escoc¨¦s el m¨¢s frecuentado. Como argumento en favor del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n y a la vez oportunidad para un impulso adicional en caso de victoria independentista. Apenas suscita inter¨¦s ahora el caso estrictamente coet¨¢neo, como es el ucraniano. A no ser por una epis¨®dica curiosidad levantada por el Maid¨¢n, la tr¨¢gica concentraci¨®n de protesta que hizo caer al presidente proruso en 2013 y est¨¢ en el origen de la guerra de agresi¨®n de Putin.
Aquella imitaci¨®n qued¨® en nada, o en muy poco. Fue en oto?o de 2017, sobre todo despu¨¦s de la jornada del 1-O, cuando la eventual apuesta en Catalu?a por una movilizaci¨®n masiva con violencia de baja intensidad, en imitaci¨®n de los ocupantes de la plaza de Kyiv, anim¨® a unos y alarm¨® a otros. El primer atisbo fue la concentraci¨®n ante la consejer¨ªa de Econom¨ªa el 27 de setiembre, cuando las asociaciones de la sociedad civil consiguieron bloquear hasta altas horas de la madrugada la salida de una comitiva que registraba por orden judicial los despachos de varios altos cargos detenidos como sospechosos de estar organizando la secesi¨®n unilateral.
Ni en aquella pac¨ªfica acci¨®n de movilizaci¨®n coactiva, a pesar de sus consecuencias penales, ni en las jornadas m¨¢s tensas del 1-O con las concentraciones masivas en los colegios electorales, el 3-O con los cortes de v¨ªas de tren y autopistas de la pomposamente denominada huelga de pa¨ªs, o la semana de disturbios y tumultos alrededor de la plaza Urquinaona de 2019, en el segundo aniversario de la falsa proclamaci¨®n de independencia, se acercaron afortunadamente a los tr¨¢gicos hechos de Kyiv, donde hubo un centenar largo de v¨ªctimas mortales, presagio de la guerra iniciada en el Donb¨¢s tras la anexi¨®n rusa de Crimea.
Los disturbios de Londres en agosto de 2011, los Chalecos Amarillos franceses en 2018 o el asalto al Congreso de Estados Unidos en 2021, para ce?irnos a sociedades democr¨¢ticas pr¨®ximas, contabilizaron v¨ªctimas mortales todos ellos y fueron mucho m¨¢s graves que la p¨¢lida y casi incruenta imitaci¨®n catalana del Maid¨¢n que algunos dirigentes m¨¢s o menos visibles del movimiento hab¨ªan preparado, en la que apenas hubo algunas decenas de contusiones, la m¨¢s lamentable de todas la p¨¦rdida de un ojo por parte de uno de los manifestantes.
Visto desde los acontecimientos del ¨²ltimo a?o, cuando los hijos del Maid¨¢n sufren la guerra de agresi¨®n m¨¢s mort¨ªfera y cruel que haya experimentado Europa desde 1945, no es extra?a la escasa sensibilidad ni la parca solidaridad hacia Ucrania de nuestros radicalismos rupturistas. En el espejo de Kyiv ni siquiera se puede percibir la supuesta opresi¨®n que sufre Catalu?a, tan invisible como la disposici¨®n de los catalanes a sacrificarse por la independencia, irresponsablemente lamentada hace pocos d¨ªas por la extravagante ex consejera Clara Ponsat¨ª.
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