Ucrania: de Maid¨¢n al caos
La crisis, de dimensiones pol¨ªticas, econ¨®micas y culturales, se incubaba desde hace a?os
En la noche del viernes a la plaza de la Independencia de Kiev eran llevados a hombros decenas de ata¨²des descubiertos en los que yac¨ªan los cuerpos de adolescentes y j¨®venes tiroteados. Los hab¨ªan amortajado con uniforme de camuflaje bajo el cual se ve¨ªan las t¨ªpicas camisas bordadas ucranianas. Era el momento m¨¢s dram¨¢tico de una escalada de tensi¨®n y violencia, que se ha desarrollado en en oleadas de creciente magnitud hasta desembocar en el caos.
La crisis, de m¨²ltiples dimensiones (pol¨ªticas, econ¨®micas, culturales), se incubaba desde hace a?os, pero aflor¨® a partir del 21 de noviembre, cuando el entonces primer ministro de Ucrania, Mikola Az¨¢rov, anunci¨® que su pa¨ªs no iba a firmar el acuerdo de Asociaci¨®n con la Uni¨®n Europea, en Vilnius, la capital de Lituania, donde el 28 y el 29 de noviembre se celebraba una cumbre dedicada la pol¨ªtica de vecindad oriental de la UE. El acuerdo, que se llevaba negociando desde hac¨ªa tiempo, supon¨ªa un amplio desarme arancelario del mercado ucraniano ante las mercanc¨ªas de la UE.
La econom¨ªa ucraniana est¨¢ muy integrada con Rusia, sobre todo en las zonas industriales del Este. A las cr¨ªticas sobre las negativas consecuencias inmediatas del acuerdo con la UE sobre la industria y la agricultura nacional, los ide¨®logos de la integraci¨®n europea aseguraban que el documento supon¨ªa un avance hacia la implantaci¨®n de un marco legal civilizado que iba mucho m¨¢s all¨¢ de la econom¨ªa y ten¨ªa que ver con las grandes opciones geoestrat¨¦gicas a¨²n siguen vigentes en el continente Europeo. Asumiendo la idea de que la vecina Ucrania estaba ante una elecci¨®n geoestrat¨¦gica, desde el verano el presidente Vlad¨ªmir Putin hab¨ªa ido castigando a las mercanc¨ªas ucranianas con sanciones y restricciones que golpearon fuertemente a la industria. Fueron justamente estas sanciones las que llevaron al presidente Yanuk¨®vich a frenar el avance hacia la UE. Rusia le recompens¨® en diciembre con una ayuda financiera de 15.000 millones de d¨®lares (que apenas han comenzado a llegar) y rebajas en el precio del gas.
Pero la calle, lo que se ha venido a denominar "el maid¨¢n", ten¨ªa otra l¨®gica. En v¨ªsperas de la cumbre de Vilnius, los estudiantes salieron a protestar a la plaza de la Independencia de Kiev y a ellos se unieron otros espont¨¢neos. Los partidos pol¨ªticos llegaron despu¨¦s, primero con sus pancartas en la plaza de Europa, y luego fundi¨¦ndose (ya sin pancartas) con los manifestantes de la plaza de la Independencia. Este doble origen del Maid¨¢n nunca se ha superado, porque los grupos variopintos que han convergido (y se han engendrado y desarrollado tambi¨¦n) en el Maid¨¢n tienen una vida paralela a la de los l¨ªderes parlamentarios. Vitali Klichk¨®, Arseni Yatseniuk y Oleg Tiagnibok han provocado confusi¨®n internacional, al adjudicarse de hecho un control que nunca poseyeron sobre los radicales y nacionalistas aglutinados en grupos como el "Sector de Derechas". La destituci¨®n de Yanuk¨®vich y la lucha contra la corrupci¨®n siempre fueron objetivos del Maid¨¢n, aunque la integraci¨®n europea estuviera en primer plano al inicio de estos tres meses.
Varios han sido los puntos de inflexi¨®n en el camino al caos. El primero fue la carga policial --en la noche del 29 al 30 de noviembre-- sobre los estudiantes que se manifestaban en la plaza de la Independencia. Al grito de "Han pegado a nuestros ni?os" centenares de miles de personas se concentraron en Kiev el 1 de diciembre, jornada en la que por primera vez manifestantes y fuerzas del orden p¨²blico se enfrentaron cuerpo a cuerpo. Hubo heridos de las dos partes, pero fue posible evitar muertos y los radicales tomaron el ayuntamiento de Kiev. En d¨ªas sucesivos, los manifestantes fueron haci¨¦ndose fuertes en el Maid¨¢n y respondieron con el afianzamiento de su territorio y la construcci¨®n de barricadas a los intentos del r¨¦gimen de echarlos de all¨ª. La diplomacia occidental, que sin profundizar identificaba el Maid¨¢n con el anhelo europeo, intent¨® sin ¨¦xito mediar entre unos y otros.
Militantes del Maid¨¢n coinciden en que el periodo m¨¢s duro fue desde mediados de diciembre a mediados de enero y puso a prueba la resistencia de los manifestantes, que en gran parte han abandonado a su familia y sus ocupaciones en provincias del oeste para dormir en el suelo y alimentarse en fogones de campa?a.
El 16 de febrero, el r¨¦gimen dio un nuevo impulso al Maid¨¢n, al votar un conjunto de leyes represivas con las que esperaban dotarse de instrumentos para ilegalizar las protestas. El resultado fueron nuevos enfrentamientos que produjeron los primeros muertos en la calle Khrushevskaya, junto a la sede del gobierno, en la noche del 20 al 21 de enero. Dos activistas del Maid¨¢n cayeron en las barricadas, otro se precipit¨® desde lo alto de una columna y un cuarto fue encontrado con signos de tortura en un bosque cercano a Kiev. Los secuestros y palizas indicaban que era posible la deriva hacia el modelo latinoamericano (y del C¨¢ucaso ruso) de los escuadrones de la muerte.
Las conversaciones entre el presidente y la oposici¨®n acabaron en una amnist¨ªa que entr¨® en vigor el 17 de febrero. Pero el 18 de febrero, los manifestantes se dirigieron al parlamento y se enfrentaron con las tropas de intervenci¨®n especial. La violencia volvi¨® a prender y se prolong¨® el 19 y el 20. Y fue m¨¢s lejos. Los francotiradores aterrorizaron Kiev el 20 de febrero y llevaron la confrontaci¨®n a su apoteosis: un centenar de muertos y un odio que no se borra con el acuerdo de cambio constitucional y elecciones anticipadas. En el Maid¨¢n, despu¨¦s de firmarlo, Vitali Klichk¨®, pidi¨® perd¨®n a los manifestantes por haber dado la mano a Yanuk¨®vich.
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