Comuns: La ¨¦tica del c¨®digo
El ¨²nico camino para salir del marasmo que sufre parte de la izquierda son ese conjunto de intangibles que se atisban detr¨¢s de Sumar y las formas fraternales que propone Yolanda D¨ªaz. Dudo que el espacio se pueda permitir otra decepci¨®n
En el invierno de 2015 el argumento m¨¢s disruptivo que la plataforma de Colau (Guanyem Barcelona) impuso como condici¨®n sinequanon all¨¢ donde se negociaban las confluencias que acabaron cristalizando en los Comunes, fue el c¨®digo ¨¦tico. El texto consagraba la limitaci¨®n de mandatos con lo que se expulsaba de las cabezas de lista a cualquiera con cargo institucional hasta ese momento y se impon¨ªa una dr¨¢stica rebaja salarial para puestos de responsabilidad.
Estas medidas deb¨ªan ser un claro mensaje a la ciudadan¨ªa que supuestamente reclamaba estos gestos, no s¨®lo a los pol¨ªticos en general, sino a los del espacio representativo hasta entonces de la izquierda transformadora. No importaba que los partidos ya dispusieran de carta financiera, mecanismos de control y c¨®digos de buenas pr¨¢cticas. Con esta herramienta la ¨¦lite activista se garantiz¨® los primeros puestos sin primarias, campa?as financiadas por los partidos de la vieja pol¨ªtica y una p¨¢tina de modernidad. La nueva pol¨ªtica hab¨ªa llegado para quedarse.
El ba?o de realidad que supuso la consecuci¨®n de la Alcald¨ªa de Barcelona con la ingente tarea a desarrollar y el coste personal que lleva incrustado, sumado a un modelo organizativo profundamente vertical, lleva a la primera modificaci¨®n en 2019 permitiendo complementos salariales para Colau y otros concejales. Pasados 8 a?os y a 4 escasos meses de las municipales, Colau optar¨¢ a un tercer mandato y la norma se adaptar¨¢ individualmente a cada miembro del n¨²cleo dirigente con la aquiescencia previsible de una militancia puramente instrumental.
Sorprende constatar que en dos mandatos completos los Comunes no han sabido o querido rentabilizar el gran foco medi¨¢tico y recuperar el know-how preexistente para garantizar sin problemas un relevo natural y evolucionar hacia una organizaci¨®n potente y c¨®mplice tanto con la militancia como con la ciudadan¨ªa. Y es una l¨¢stima porque el bagaje es muy estimable. El apocalipsis que muchos auguraban nunca lleg¨®, todo lo contrario. En posicionamiento, empleo, saneamiento de cuentas, la ciudad, con la pandemia por medio, no solo se ha mantenido sino que ha mejorado. Con las insuficientes competencias municipales se ha hecho una pol¨ªtica de vivienda y servicios sociales audaz. Se ha puesto orden en Gl¨°ries, en turismo y sostenibilidad.
Desgraciadamente, la clara apuesta por la diversidad no ha ido acompa?ada de un relato en com¨²n que actuara como pegamento social. La seguridad y la limpieza, que incomprensiblemente nunca han sido una prioridad, ser¨ªan un ejemplo de ello y penalizan claramente al Consistorio.
Ha faltado cintura y di¨¢logo y los bar¨®metros lo confirman. Los Comunes se encuentran en una encrucijada en mayo. Con unos liderazgos con experiencia pero agotados y una militancia en hibernaci¨®n que ans¨ªa recuperar el orgullo de pertenencia y de identidad, as¨ª como una idea clara de partido y de pa¨ªs nuevamente atractiva al electorado, remontar los p¨¦simos resultados de las elecciones generales de 2019 se antoja un reto tit¨¢nico.
Tanto si se mantiene Barcelona como si no, el ¨²nico camino para salir de ese marasmo son ese conjunto de intangibles que se atisban detr¨¢s de Sumar y las formas fraternales que propone Yolanda D¨ªaz. El espacio dudo que se pueda permitir otra decepci¨®n.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.