Barrotes en portales, paredes inclinadas y otros 50 obst¨¢culos para malvivir en Barcelona: ¡°Esconden a los pobres debajo de la alfombra¡±
Cientos de estudiantes participan en un proyecto de la Fundaci¨®n Arrels para identificar la arquitectura hostil repartida por la ciudad
Gabriela Garc¨ªa Nieto y Olivia Hargreaves se han saltado clase el pasado viernes viernes junto a sus compa?eros de cuarto de la ESO para una actividad en Ciutat Vella. No han visitado un museo, ni el zoo, ni un parque. Han pasado su ma?ana fotografiando portales, bancos y escaparates en las inmediaciones de la Rambla para desentra?ar un concepto que no hab¨ªan conocido antes: la arquitectura hostil. Este distrito barcelon¨¦s tiene m¨¢s de 50 elementos como barrotes en portales, bancos deliberadamente separados para uso individual o bolas de hormig¨®n en accesos a edificios. La Fundaci¨®n Arrels denuncia que estos elementos dificultan el d¨ªa a d¨ªa de las 1.080 personas que duermen al raso en la capital catalana, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Ayuntamiento.
¡°Son temas de lo que no se hablan, como un tab¨²¡±, reconocen estas estudiantes de Oak School, uno de los 15 centros participantes en esta iniciativa de Arrels, que ha reunido a cientos de alumnos para construir este mapa a lo largo de Barcelona y L¡¯Hospitalet de Llobregat a trav¨¦s de las c¨¢maras de sus tel¨¦fonos m¨®viles. Detr¨¢s de estas estructuras aparentemente decorativas, una de las im¨¢genes que m¨¢s ha sorprendido a las adolescentes es la de una iglesia que ofrec¨ªa alimentos en un comedor social en un lado de su fachada, mientras que en otro ten¨ªa dispuesto varios barrotes en un acceso. Tambi¨¦n han destacado aspectos m¨¢s sutiles, como paredes en portales ligeramente inclinadas para impedir tumbarse.
Para el antrop¨®logo Jos¨¦ Mansilla, desde estos casos concretos hasta el dise?o de calles enteras como la Rambla del Raval no es casualidad: ¡°Todo urbanismo pretende dominar y ordenar la ciudad¡±. Adem¨¢s, a diferencia de otros modelos como el anglosaj¨®n, ¡°m¨¢s agresivo¡±, el de Barcelona se muestra ¡°m¨¢s s¨²til¡±; incluso intenta ¡°seducir¡± en una estrategia con intervenciones ¡°casi invisibles¡±. ¡°La ciudad es un referente tur¨ªstico internacional y se proyecta una imagen para que solo se conciba gente tom¨¢ndose una cerveza en la Rambla, no refugiada en las puertas del Liceo¡±. Esta infraestructura se instal¨® el pasado septiembre tras las pol¨¦micas palabras del director art¨ªstico de la instituci¨®n, V¨ªctor Garc¨ªa de Gomar, donde consider¨® que serv¨ªan para ¡°proteger el teatro¡± de ¡°gentes del mal vivir¡±.
Para Mansilla, ¡°ese marketing urbano est¨¢ relacionado con la mercantilizaci¨®n del espacio¡±; por ejemplo, en la proliferaci¨®n de terrazas y que no pueda beberse en la calle. ¡°Todo se orienta a que se produzca un decorado maravilloso, pero estas barreras arquitect¨®nicas no atacan el problema de ra¨ªz, sino que esconden a los pobres debajo de la alfombra y los desplazan¡±.
Un joven que comienza a trabajar como repartidor y necesita guardar la mochila y cambiarse de ropa o una mujer que huy¨® de su pa¨ªs por violencia de g¨¦nero, que espera una cita con servicios sociales pero que en cuatro d¨ªas deber¨¢ dejar la habitaci¨®n donde vive porque se le acaba el dinero. Son algunos de los 1.177 casos atendidos por Arrels durante 2022. La entidad denuncia que esta tendencia urban¨ªstica incrementa el estr¨¦s y la ansiedad de estas personas sin hogar que enfrentan otros problemas como ¡°el miedo, la inseguridad y la falta de descanso¡±. La Generalitat destinar¨¢ un mill¨®n de euros adicionales a reforzar las pol¨ªticas de atenci¨®n a este colectivo, seg¨²n anunci¨® el president, Pere Aragon¨¨s, a inicios de a?o.
Gabriela y Olivia tambi¨¦n han recorrido el centro de la ciudad con Fran, un voluntario de Arrels que les ha ense?ado los lugares de la ciudad donde estuvo vagado durante m¨¢s de ocho a?os. Han concluido que ¡°una conversaci¨®n o una mirada amable¡± son gestos muy importantes para que quienes viven en la calle ¡°no se sientan invisibles¡±. El curso que viene, estas alumnas participar¨¢n en un programa de voluntariado para trabajar mano a mano con colectivos vulnerables como este. Mientras Arrels y otras organizaciones sociales presionan para que se dediquen m¨¢s recursos habitacionales, tambi¨¦n consideran relevante abordar el sinhogarismo desde otro ¨¢mbito: la educaci¨®n de la mirada.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.