Barcelona: Prosperidad y gentrificaci¨®n
En el Raval, guardan el barrio los comerciantes de origen pakistan¨ª que intentan abrir a todas horas. A ver si el Ayuntamiento se entera que una reforma b¨¢sica de mejora es que los comercios abran m¨¢s d¨ªas al a?o y m¨¢s horas cada d¨ªa
Casi todos los barceloneses queremos que nuestra ciudad prospere, pero el ¨¦xito puede tener efectos indeseados, como, por ejemplo, que nos desplacen de la vivienda que habitamos porque ya no podemos pagar su nuevo alquiler. En Barcelona, ¨¦xitos de renovaci¨®n urban¨ªstica como las del Raval, la Vila Ol¨ªmpica, o 22@ han dejado de lado a algunos vecinos vulnerables por pobres, por solos, o por viejos. Las mejoras urbanas tienen ganadores claros, los propietarios de los inmuebles, pero el flanco abierto a las p¨¦rdidas es el de los arrendatarios de viviendas y locales de negocio.
El fen¨®meno est¨¢ muy bien estudiado desde hace muchos a?os: Joan Subirats, profesor y ahora ministro de mi ramo, public¨® un libro en 2005 cuyo t¨ªtulo, Del Chino al Raval, resume en cuatro palabras la transformaci¨®n del barrio m¨¢s degradado de Barcelona en uno de los m¨¢s apreciados. Para casi todo, aunque todav¨ªa no para vivir: la clase media no lo ha asumido como propio para vivir, aunque s¨ª lo ha hecho el turismo y los visitantes del MACBA, un gran museo de la ciudad.
Joaquim Sabat¨¦, catedr¨¢tico de urbanismo, me recuerda la verdad antigua de que a todos nos gusta caminar por calles con tiendas abiertas, pues los comerciantes acogen y protegen acaso m¨¢s que mucha polic¨ªa. En el Raval, guardan el barrio los comerciantes de origen pakistan¨ª que intentan abrir a todas horas. A ver si el Ayuntamiento se entera: una reforma muy b¨¢sica para mejorar calles y hasta barrios enteros en horas bajas es permitir que los comercios abran m¨¢s d¨ªas al a?o y m¨¢s horas cada d¨ªa. El ejemplo de Madrid es claro, no todo se hace mal all¨ª.
El riesgo de mejorar entornos y propiedades es dejar fuera de juego a los arrendatarios. As¨ª, la transformaci¨®n que supuso la Vila Ol¨ªmpica desde 1992 fue radical y all¨ª s¨ª que, claramente, educados profesionales tomaron el barrio en muy poco tiempo: lo compraron. El caso de 22@ fue acaso m¨¢s infeliz, pues una oscura regulaci¨®n del a?o 2000 acot¨® su habitabilidad a 20 viviendas por hect¨¢rea y yugul¨® su crecimiento equilibrado. Hasta hoy. Es cierto que Madrid puede crecer por los cuatro puntos cardinales y que, en cambio, Barcelona tiene un problema de espacio, acotada como est¨¢ por el mar y la monta?a. Pero no hay que agravar los problemas.
Hay soluciones bien intencionadas y malas: el legislador catal¨¢n limit¨® los precios de los arrendamientos de vivienda durante alg¨²n tiempo, hasta que el Tribunal Constitucional tumb¨® la ley. Pero limitar precios es una receta perfecta para reducir la oferta de viviendas en alquiler. Y es que toda medida que no se dirija a aumentar la oferta y la estabilidad del mercado est¨¢ condenada al fracaso, como se ha hartado de explicar Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, catedr¨¢tico de econom¨ªa de mi universidad. Y es que, m¨¢s que milagros, se requieren pol¨ªticas que lleven a destinar parte de las plusval¨ªas generadas por las mejoras urbanas a alquileres sociales.
Pablo Salvador Coderch es Catedr¨¢tico em¨¦rito de derecho civil Universitat Pompeu Fabra
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