L¨ªneas rojas: el pasillo de ¡®Misi¨®n Imposible¡¯

?Recuerdan una escena de Misi¨®n Imposible con Tom Cruise tratando de deslizarse entre un sinf¨ªn de rayos l¨¢ser que cruzan un estrecho pasillo en todas direcciones? Pues ¨¦sta es la sensaci¨®n que da la campa?a de Barcelona: un itinerario sembrado de l¨ªneas rojas que parecen complicar de manera extrema la gobernaci¨®n de la ciudad. Si se cumplen, claro.

El socialista Jaume Collboni asegura que, si no gana, se va a la oposici¨®n, e insiste en que no har¨¢ alcalde a Xavier Trias ni alcaldesa a Ada Colau. Como Ernest Maragall, que a?ade ¡°en ning¨²n caso¡±, por si a alguien le quedaran dudas. El republicano, acompa?ado a menudo por Oriol Junqueras, proclama asimismo un d¨ªa tras otro que no va a ir ni a la vuelta de la esquina con el PSC. Trias, por su parte, repite a quien quiera o¨ªrlo -tambi¨¦n a la c¨²pula de Junts per Catalunya- que su plan es vencer o retirarse, y rechaza apoyar a nadie que no haya quedado en primer lugar. La actual alcaldesa, al contrario, intenta un abrazo del oso a Esquerra y PSC para reeditar el tripartito de izquierdas aunque, vistas las reacciones, ha corregido el tiro en los ¨²ltimos d¨ªas y ya no abraza tanto, especialmente a Collboni, al que trata de colocar en la misma foto Bussiness Friendly que el cabeza de lista de Trias per Barcelona.

Total, un galimat¨ªas. Entiendo que la estrategia de campa?a sea tratar de agrupar el m¨¢ximo de votos frenando todo escape hacia las ¨¢reas fronterizas, y convencer a la parroquia de que uno est¨¢ en condiciones de ganar por goleada. Sin embargo, no hace falta siquiera analizar las encuestas (vean la del lunes en este peri¨®dico) para entender que nadie lograr¨¢ la investidura en solitario, al menos en primera instancia: la ley electoral prev¨¦ que pueda alzarse con la alcald¨ªa la lista m¨¢s votada si no hay mayor¨ªa absoluta, pero eso da como resultado alcald¨ªas extremadamente d¨¦biles.

Es decir que, si tuvi¨¦ramos que creer en la firmeza de todas esas proclamas de campa?a, el escenario de la gobernabilidad en Barcelona ser¨ªa terrible. Lo que nos lleva a pensar que, en el fondo, la ret¨®rica de las l¨ªneas rojas puede reblandecerse cuando las exigencias del guion lo hagan inevitable. En c¨ªrculos reducidos, no muy amplios, personas del entorno de alg¨²n candidato admiten que, si hace falta, lo r¨ªgido se flexibilizar¨¢ convenientemente.

Aceptado esto, es posible hacer c¨¢balas y, descartando todo acuerdo Colau-Trias, la principal inc¨®gnita est¨¢ en la inclinaci¨®n que pueda tomar Collboni, si gana, como dice la encuesta de El Pa¨ªs, o incluso si no queda primero. Tampoco est¨¢ claro c¨®mo gestionar¨¢ sus l¨ªneas rojas Ernest Maragall, a quien nadie augura la victoria pero que podr¨ªa ser decisivo con sus resultados. Finalmente, ?es mucho aventurar que alguno de esos candidatos haya asumido compromisos r¨ªgidos de forma estrictamente personal, consciente de que, si las cosas se tuercen, se ir¨¢ a casa y dejar¨¢ la decisi¨®n pragm¨¢tica en manos de sus compa?eros de lista?

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