El mito de un pasado mejor da alas a la extrema derecha en Ripoll
El intento de frente com¨²n del resto de los partidos para desplazar a la formaci¨®n xen¨®foba Alian?a Catalana choca con las exigencias de Junts per Catalunya
El auge del partido independentista de extrema derecha Alian?a Catalana ha convertido a Ripoll (Girona) en diana de la atenci¨®n medi¨¢tica, con el inter¨¦s puesto en saber si antes del s¨¢bado fragua o no un pacto a cuatro ¡ªJunts, ERC, PSC, y la CUP¡ª para apartar de la alcald¨ªa a la ultra S¨ªlvia Orriols. Los vecinos no disimulan el hartazgo cuando se les pregunta su parecer por el intento de veto a la l¨ªder de Alian?a Catalana y replican que, m¨¢s que poner el foco en saber si ¡°la S¨ªlvia¡± va a mandar o no, es menester preguntarse por qu¨¦ su partido ha ganado las elecciones. Ripoll no tiene m¨¢s poblaci¨®n migrante que los pueblos vecinos ni tampoco padece unas elevadas tasas de delincuencia, pero se ha hecho hueco el discurso xen¨®fobo acerca de los supuestos beneficios sociales que tiene la poblaci¨®n extranjera y se expande el relato que vincula a la inmigraci¨®n con la criminalidad. En el enredo, Orriols vence.
En pleno centro de Ripoll luce el monasterio de Santa Maria, con su imponente p¨®rtico rom¨¢nico, para muchos s¨ªmbolo fundacional de la naci¨®n catalana y que le ha valido a la poblaci¨®n el sobrenombre de ¡°cuna de Catalu?a¡±. A poca distancia de la popular parroquia est¨¢ la sede de Alian?a Catalana, el partido que ha puesto en jaque la composici¨®n del Ayuntamiento y que, si no hay un frente unitario que lo evite, gobernar¨¢ el municipio los pr¨®ximos cuatro a?os.
Junts per Catalunya, que el 28 de mayo perdi¨® cinco ediles y anunci¨® que renunciaba a entrar en ning¨²n gobierno, exige ahora liderar la alianza de partidos para cerrarles el paso a los ultras. ¡°O salgo yo o sale S¨ªlvia Orriols¡±, ha advertido Manoli Vega, cabeza de lista de Junts. ¡°La pelota la tienen los otros partidos¡±, dice. El anuncio caus¨® estupefacci¨®n en ERC, PSC y la CUP, que hab¨ªan llegado a comunicar un acuerdo consensuado para apartar a Orriols. Alian?a Catalana tiene seis concejales, a tres de la mayor¨ªa. Junts y ERC tienen tres cada uno, y el PSC y la CUP dos. Tambi¨¦n logr¨® representaci¨®n un partido independiente.
En Ripoll y sus aleda?os las factor¨ªas textiles procuraron empleo y prosperidad durante a?os. La reconversi¨®n industrial no ha resultado f¨¢cil, y una de las grandes empresas que resiste es Soler&Palau, especialista en sistemas de ventilaci¨®n. Las cifras de paro no son especialmente malas en la comarca, sobre el 8%, pero S¨ªlvia Orriols exprime el recuerdo de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Alimenta la idea de que Ripoll languidece lastrado por las influencias de los que llegaron de fuera. ¡°Lo que digo es v¨¢lido para inmigrantes de Andaluc¨ªa, de Marruecos o de Jap¨®n¡±, ha afirmado.
En el local de Alian?a Catalana hay varios carteles con el rostro de S¨ªlvia Orriols, capaz de decirle a una diputada de Esquerra que usa velo isl¨¢mico que se quite el ¡°trapo¡± o de afirmar que en Ripoll ¡°muchos musulmanes¡± escucharon c¨®mo se tramaban los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils. ¡°Pudieron haber evitado la tragedia y no hicieron nada¡±, afirma. Al lado de la base de operaciones de Alian?a Catalana hay un kebab regentado por Muhammad Shahpal, originario de Pakist¨¢n. Dice no tener ¡°ning¨²n problema¡± con sus vecinos, ni con el mensaje que propagan. ¡°Hay que limpiar el pueblo, el que viene para trabajar, bien. Si no, fuera¡±, afirma. Lleva 30 a?os en Ripoll y considera que ¡°hay mucha inmigraci¨®n¡±. Asegura tener derecho a voto, pero dice que no lo ejerci¨® el 28 de mayo porque se fue a buscar setas.
En un concurrido bar de la plaza desayuna Xavier Carbonell junto a su madre, vecinos de Ripoll de toda la vida. Los acompa?a Remei Mercader, que dice ser votante de ¡°la S¨ªlvia¡±. Considera que Alian?a Catalana ¡°es una extrema derecha distinta, no es como Vox¡±, y pone de relieve que la ganancia de votos tiene una explicaci¨®n sencilla: ¡°Estamos muy enfadados, porque hay gente que no se quiere integrar. Yo no estoy en contra de la inmigraci¨®n, porque a saber con lo que nos podemos encontrar alg¨²n d¨ªa, pero si vas a un lugar que no es el tuyo tienes que integrarte¡±. En la tertulia no queda claro en qu¨¦ debe consistir esa demandada integraci¨®n. Varias voces suenan a la vez, y sobresale una que relata el supuesto caso de una musulmana embarazada que, se?al¨¢ndose la barriga, dijo: ¡°Este que llevo aqu¨ª dentro os va a mandar¡±.
Una de las cantinelas de Orriols alude a una supuesta ¡°invasi¨®n¡± de los forasteros, espec¨ªficamente de la poblaci¨®n musulmana. En Ripoll, el volumen de poblaci¨®n de origen extranjero es del 13%, seg¨²n la Generalitat. Menos que en municipios vecinos como Camprodon, Setcases o Vilallonga de Ter, y la mitad que en los cercanos Vic y Manlleu, donde hay una potente colonia magreb¨ª empleada en las poderosas industrias c¨¢rnicas. Moha tiene 41 a?os y trabaja en una carnicer¨ªa ¨¢rabe en Ripoll. ¡°En Vic y Manlleu no se encuentra alquiler¡±. Dice que en Ripoll paga 360 euros por un piso de dos habitaciones donde convive con su mujer y dos ni?os.
Justo delante del monasterio de Santa Maria, un camarero de origen asi¨¢tico sirve copas de cava en una terraza. A la pregunta de si percibe racismo en Ripoll responde un lac¨®nico: ¡°Yo no s¨¦ nada¡±. Un cliente del establecimiento interviene para recalcar que hay mayores ignorantes que el camarero: ¡°Los periodistas no sab¨¦is lo que dec¨ªs, la S¨ªlvia no es de ultraderecha¡±. El cliente, que rechaza facilitar su nombre, tira de t¨®picos antinmigraci¨®n: ¡°Hay gente que va a buscar ayudas y comida en un BMW, y cuando hay alguien que destapa eso, se la tilda de racista¡±. El hombre asegura no ser votante de Orriols, confiesa que su papeleta fue para Junts, pero opina que ¡°tendr¨ªan que dejarla gobernar¡±. De manera parecida opina Eudald Riera, de 91 a?os: ¡°Para m¨ª la mejor pol¨ªtica es vive y deja vivir, pero habr¨ªa que dejarla probar. Lo bueno que tiene esto es que, si no gusta, dentro de cuatro a?os se puede cambiar¡±. Junts gobern¨® el ¨²ltimo mandato, y antes Converg¨¨ncia i Uni¨®. Esta vez, la lista perdi¨® 1.700 votos. Orriols ha ganado casi 1.000 en cuatro a?os.
Hay que limpiar el pueblo, el que viene para trabajar, bien. Si no, fuera¡±Muhammad Shahpal, originario de Pakist¨¢n y residente en Ripoll desde hace 30 a?os
Otro mantra de la ultraderecha alude a un supuesto clima de inseguridad creciente en Ripoll. ¡°Somos la capital de comarca de Catalu?a con el ¨ªndice de delitos m¨¢s bajo¡±, afirma Francesc Campayo, jefe de la polic¨ªa local. ¡°Puede haber problemas de incivismo, pero no de delincuencia¡±, remacha. Tambi¨¦n causa cierto furor la teor¨ªa que dice que a la hora de tener ayudas sociales, las facilidades abundan para los for¨¢neos. ¡°Sobre todo para los marroqu¨ªes. Lo pides t¨² y todo son problemas, y ellos venga a tener montoneras de hijos¡±, dice Rosal¨ªa Medinilla, cubana que lleva m¨¢s de 20 a?os en la localidad.
¡°En 10 a?os aqu¨ª lo ¨²nico que he cobrado ha sido la paternidad¡±, replica Tahir Sajid. Tiene 38 a?os y pasea un ni?o de a?o y medio junto a su esposa, que luce velo isl¨¢mico. ¡°Trabajo nueve horas al d¨ªa y pago cada mes lo que me corresponde¡±, defiende. Preguntado sobre si le preocupa que un eventual gobierno de Orriols ponga restricciones al tipo de vestimenta que lleva su mujer, se encoge de hombros. La mezquita de Ripoll, lustrosa, reci¨¦n pintada, tambi¨¦n es uno de los motivos de censura de Orriols. Driss, un alba?il del norte de ?frica que responde con acento andaluz, se muestra tranquilo mientras se dirige al rezo: ¡°Esa, ?qu¨¦ va a hacer? Si no puede mandar sobre todo¡±.
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