Efectos perversos de los dogmas
El objetivo que persegu¨ªa el PEUAT no se cumpli¨® y la afluencia tur¨ªstica o los precios de venta del mercado residencial siguieron creciendo, m¨¢s si cabe
Barcelona se acostumbr¨® a jugar una liga a la que no pertenec¨ªa. No hablo del club de f¨²tbol, sino de la ¡°ciudad de ferias y congresos¡± de mi ni?ez, que pas¨® en un tiempo r¨¦cord a medirse con destinos tur¨ªsticos mundiales, alguno, con tradici¨®n desde hace m¨¢s de dos siglos. En pocos a?os, la actividad tur¨ªstica pas¨® a generar notables recursos e ingresos econ¨®micos: m¨¢s del 14% del PIB local, sin contar la repercusi¨®n sobre otras actividades complementarias como el transporte, la alimentaci¨®n y bebidas, el ocio o el consumo cultural, los multiplicadores del empleo o la recaudaci¨®n de tasas e impuestos.
Llegaron tambi¨¦n impactos no tan deseados, especialmente para los residentes cerca de los grandes puntos de afluencia tur¨ªstica: el uso intensivo por parte de los visitantes de espacios que, hasta hace pocos a?os, eran disfrutados solamente por los barceloneses, cre¨® lo que los soci¨®logos eufem¨ªsticamente llaman ¡°rivalidad de uso¡±; la demanda de pernoctaciones tur¨ªsticas abri¨® nuevos y muy rentables usos a apartamentos, coincidiendo con la tradicional y notable falta de oferta de viviendas en r¨¦gimen de alquiler, especialmente, de promoci¨®n p¨²blica.
La Administraci¨®n local diagnostic¨® que dificultar tanto la construcci¨®n de nuevos hoteles como la modernizaci¨®n de los ya existentes colaborar¨ªa decisivamente en detener el aumento de las rentas de arrendamiento y los precios de venta de viviendas. Se anunci¨® una moratoria y se redact¨® un Plan Especial de Usos y Alojamientos Tur¨ªsticos (PEUAT), que promulgaba ¡°la necesidad de gestionar de manera controlada los alojamientos tur¨ªsticos para garantizar el derecho a la vivienda, un modelo urbano sostenible y la mejora de la calidad de vida del vecindario¡±.
Su aplicaci¨®n pr¨¢ctica pasaba por impedir abrir nuevas plazas hoteleras en gran parte de la ciudad y por la amortizaci¨®n definitiva de aquellos hoteles que cerrasen. Se vinculaba por primera vez (sin referentes similares en el resto del mundo) la aprobaci¨®n de una moratoria en la creaci¨®n de nuevas plazas hoteleras con la garant¨ªa del derecho a la vivienda, cuando la tendencia dominante en otros destinos tur¨ªsticos era regular el n¨²mero m¨¢ximo de d¨ªas que puede alquilarse una vivienda con uso tur¨ªstico reconocido.
Como suele ocurrir con los dogmas, el efecto anunciado no se cumpli¨® y la afluencia tur¨ªstica, los precios de venta del mercado residencial, las rentas de alquiler LAU y los precios de habitaciones en pisos compartidos siguieron creciendo, m¨¢s si cabe. Las dificultades en el acceso a la vivienda no solamente no se hab¨ªan revertido, sino que se agravaron en la ciudad.
Y, mientras la demanda tur¨ªstica segu¨ªa aumentando, la oferta reglada permanec¨ªa estable, presionando al alza los precios. Los hoteles existentes vieron crecer su valor como inversi¨®n gracias a un factor absolutamente externo como era la imposibilidad de plantear nuevas aperturas rivales. S¨®lo un a?o despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la moratoria, la rentabilidad como inversi¨®n de los hoteles de Barcelona alcanz¨® su mayor valor hist¨®rico, con incrementos porcentuales de dos d¨ªgitos, gener¨¢ndose un efecto perverso de revalorizaciones patrimoniales de tipo especulativo e inflaci¨®n sobrevenida en el mercado de inversi¨®n, no necesariamente originada por una mejora en la eficacia de gesti¨®n interna sino coadyuvada por la Administraci¨®n p¨²blica.
Continuar¨¢¡
Juan Gallardo es socio de, 3 Capital RE
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