Entra?able noche ochentera en el Teatro Tantarantana de Barcelona con el regreso por todo lo alto de los p¨ªcaros R¨ªos y Solano de ¡®?aque¡¯
El emotivo estreno del nuevo montaje de la obra de Sanchis Sinisterra, parte del ciclo que se le dedica en la ciudad, cont¨® con la presencia del dramaturgo y codirector del espect¨¢culo
Deliciosa, maravillosa noche ochentera, que dir¨ªa Vicco, en el Teatro Tantarantana de Barcelona. Ochentera y a la vez del Siglo de Oro y contempor¨¢nea, pues el estreno del nuevo montaje de ?aque o de piojos y actores (1980), de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra (en cartel hasta el 29 de octubre), ha unido todas esas ¨¦pocas en un c¨®ctel de gran emotividad el mi¨¦rcoles en el coraz¨®n de la ciudad. Ha sucedido en este peque?o Tantarantana, no lejos de las antiguas sedes del Institut del Teatre (calle de Elisabets), donde el dramaturgo ense?aba, y del primer El Teatro Fronterizo, que fund¨® en 1...
Deliciosa, maravillosa noche ochentera, que dir¨ªa Vicco, en el Teatro Tantarantana de Barcelona. Ochentera y a la vez del Siglo de Oro y contempor¨¢nea, pues el estreno del nuevo montaje de ?aque o de piojos y actores (1980), de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra (en cartel hasta el 29 de octubre), ha unido todas esas ¨¦pocas en un c¨®ctel de gran emotividad el mi¨¦rcoles en el coraz¨®n de la ciudad. Ha sucedido en este peque?o Tantarantana, no lejos de las antiguas sedes del Institut del Teatre (calle de Elisabets), donde el dramaturgo ense?aba, y del primer El Teatro Fronterizo, que fund¨® en 1977 y que se ubicaba en la calle Tallers hasta su traslado en 1989 a la Sala Beckett original. Imposible no pensar en tantas cosas a la puerta del teatro, mientras un emocionado pero brechtianamente compuesto Sanchis (al que ha situado en el centro del arranque de temporada el ciclo Tardor Sanchis, que auspicia la Sala Beckett y del que este ?aque es parte) daba una ¨²ltima calada a su prohibido cigarrillo y buscaba pulcramente d¨®nde tirar la colilla, componiendo sin saberlo una pieza de microteatro. Noche de recuerdos, de tantos sue?os convertidos en espect¨¢culos y de tantos compa?eros de viaje. De una Barcelona que tanteaba su camino a la modernidad y la mundializaci¨®n en un continuo festival de entusiasmos y de descubrimientos.
En el centro de la velada, los inmortales R¨ªos (Nicol¨¢s de los) y Solano (Agust¨ªn), los dos p¨ªcaros comediantes protagonistas de ?aque, faranduleros de caminar mucho y comer poco, nacidos, recordaba el propio Sanchis como compensaci¨®n para dos actores del Fronterizo, Manel Dueso y Luis Miguel Climent, que hab¨ªan colaborado arduamente en La noche de Molly Bloom (Dueso toda la representaci¨®n haciendo de marido durmiente de la protagonista, la actriz Mag¨¹i Mira, esposa entonces de Sanchis). Con ese espect¨¢culo sobre el ¨²ltimo cap¨ªtulo del Ulises de Joyce, Sanchis entraba de lleno en su v¨ªa de convertir en teatro grandes textos de la narrativa; aguardaban Kafka, Melville¡
Pero entonces se le aparecieron esos dos comicastros, producto de sus lecturas ¡°sub Lope¡±, sobre todo de El viaje entretenido, de Agust¨ªn de Rojas, el autor del Siglo de Oro que fue soldado, corsario, asesino, ladr¨®n, c¨®mico de la legua y mercero, adem¨¢s de influir en Calder¨®n de la Barca. De Rojas sac¨® Sanchis lo de ?aque, t¨¦rmino que describe una compa?¨ªa ambulante con dos actores, y toda la retah¨ªla de otras formas de grupo ¡ªque recitan como letan¨ªa los protagonistas de la obra: bulub¨², gangarilla, cambaleo, gamacha, bojiganga, far¨¢ndula¡ª. ¡°Empezamos a trabajar con ocho p¨¢ginas que escrib¨ª de un tir¨®n¡±, recordaba en el peque?o foyer del Tantarantana Sanchis, que explic¨® que al ensayar se dio cuenta de que en su visitaci¨®n del Siglo de Oro y su reivindicaci¨®n de las figuras pretendidamente menores, se le hab¨ªan colado los Vladimir y Estrag¨®n de Beckett.
Y se fueron, el autor, Climent como R¨ªos y Dueso como Solano, con ?aque o de piojos al festival de Sitges, donde les dieron un poco prometedor horario, pasada la medianoche. Y entonces, 30 de octubre de 1977, salt¨® la sorpresa: ¨¦xito por todo lo alto, Ricard Salvat pidi¨¦ndoles que repitieran, y el inicio de un hito de nuestro teatro, con paradas en toda la geograf¨ªa nacional y bolos hasta en El Paso. ¡°Fue el principio de todo¡±, recuerda Sanchis. ?aque: ¡°Dos hombres que no llevan sino una barba de zamarro, tocan el tamborino y cobran a ochavo. Estos hacen un poco de un auto, un entrem¨¦s y dicen unas octavas y dos o tres loas. Viven contentos, duermen vestidos, caminan desnudos, comen hambrientos, esp¨²lganse en verano entre los trigos, y en el invierno no sienten con el fr¨ªo los piojos¡±.
Hasta ah¨ª la historia, que el mi¨¦rcoles por la noche escrib¨ªa una nueva p¨¢gina con el nuevo montaje, codirigido por el propio Sanchis con Daniela De Vecchi y dos enormes actores otra vez: Javier Godino y Joan Mart¨ªnez Vidal (que adem¨¢s produce). Han cambiado cosas, meten morcillas, su estilo es distinto (quiz¨¢ m¨¢s c¨®mico, menos desgarrado, m¨¢s amable). Pero ah¨ª est¨¢ indudablemente la obra viv¨ªsima, con toda su potencia.
La representaci¨®n, con Sanchis en primera fila y alguna intervenci¨®n, fue una fiesta, puntada por risas constantes y aplausos espont¨¢neos. R¨ªos (Godino) y Solano (Mart¨ªnez Vidal) volvieron a desplegar, junto a su trajinado y ya legendario ba¨²l de desmochada utiller¨ªa, su picard¨ªa, su descaro, su inocencia y su filosof¨ªa de la vida. Entra?ables, conmovedores. Teatro dentro del teatro, rompiendo la cuarta pared con interpelaciones y miradas directas al p¨²blico (incluso el flirteo de Solano con una mujer de la platea). Saltando en el tiempo. Un XVII lleno de ecos del XXI. Y en el fondo, junto a la inmensa humanidad de los personajes y su tomatina vital, esa duda existencial que traspasa y nos traspasa: ?Qui¨¦nes somos?, ?qu¨¦ hacemos aqu¨ª?, y la pregunta que sacude al ser humano y el arte todo: ?dejaremos huella?, ?sirven para algo nuestras acciones o son sin m¨¢s parte de los absurdos de nuestra condici¨®n? Emocionant¨ªsimos los momentos en que se produce la comuni¨®n con Beckett y los piojos de los faranduleros devienen comez¨®n espiritual. Todos hacemos s¨®lo bulto. Todos estamos ya muertos. No queda nada de lo que decimos o hacemos. Se borra todo. Nos olvidar¨¢n, puede que ya nos est¨¦n olvidando.
Entre los momentos desopilantemente estelares, la aparici¨®n de Dios tocado con una tapa de v¨¢ter (blanca, la original creo recordar que era rosa) en uno de los entremeses que representan R¨ªos y Solano, El sacrificio de Abraham. Y estupendos ¡ªel arte artificio pide¡ª los n¨²meros musicales.
A la salida, Sanchis se mostraba feliz. Pese a toda su angustia existencial, R¨ªos y Solano no dejan de traer en su viejo ba¨²l alegr¨ªa y la esperanza de las nuevas oportunidades. Preciosa funci¨®n. Noche ochentera, toda la noche entera.
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