Las margaritas (marchitas) de Junts
Nadie que haya estado en una posici¨®n tan preeminente (y mesi¨¢nica) como Puigdemont querr¨ªa ser candidato a perder
Que haya resucitado como L¨¢zaro, por un golpe de suerte de la coyuntura electoral, no significa que Junts haya conjurado los riesgos que se ciernen sobre su futuro pol¨ªtico. De una forma un tanto azarosa, el hecho de resultar imprescindible para la investidura de Pedro S¨¢nchez le ha permitido salir del pozo en el que se encontraba. Incapaces de reconocer los errores y rectificar, sus l¨ªderes hab¨ªan quedado prisioneros de una estrategia de confrontaci¨®n que no ten¨ªa salida pol¨ªtica alguna. Ahora disfrutan de un inesperado protagonismo, pero las margaritas que tienen por deshojar son importantes y de las decisiones que ahora tome depende que Junts pueda encarar el pr¨®ximo ciclo pol¨ªtico con garant¨ªas de continuidad.
El primer gran dilema es el del ideario. Ahora que todos han dado ya por muerto el proceso soberanista y que Artur Mas ha reconocido que el proyecto independentista ¡°no tiene las condiciones para salir adelante¡±, Junts tendr¨¢ que decidir qu¨¦ va a proponer en el nuevo ciclo, necesariamente limitado al per¨ªmetro autonomista que sus l¨ªderes tanto han denostado. Su adscripci¨®n al bloque ideol¨®gico de derechas est¨¢ claro, como han demostrado sus votaciones parlamentarias o el programa claramente regresivo de Xavier Trias para la ciudad de Barcelona. Pero ha de decidir qu¨¦ hacer con la independencia y qu¨¦ tipo de derecha quiere encarnar.
La lucha de sus dos facciones internas ha quedado acallada por la negociaci¨®n de la investidura. Que Puigdemont tomara la batuta sin tener ning¨²n cargo org¨¢nico que lo justificara, es una m¨¢s de las muchas anomal¨ªas que demuestran la actual indefinici¨®n del partido. No est¨¢ en el horizonte que Junts vaya a deshojar la margarita de su ideario en un congreso, como har¨ªa una fuerza pol¨ªtica viva y pujante. M¨¢s bien corre el riesgo, como le ha advertido el ex consejero Andreu Mas-Colell, de equivocarse de adversario retirando su apoyo a la coalici¨®n progresista en votaciones determinantes o dando p¨¢bulo a una posible moci¨®n de censura con una derecha cada vez m¨¢s escorada hacia posiciones extremas e iliberales.
La lucha entre Junts y ERC es cada vez m¨¢s bronca y cada vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil articular una mayor¨ªa parlamentaria independentista con capacidad de gobernar
Lo cual lleva a la otra gran inc¨®gnita que Junts tiene por dilucidar: la del liderazgo. Artur Mas lo dej¨® claro: se har¨¢ lo que quiera Puigdemont. Pero lo que quiera el ex presidente est¨¢ condicionado por lo que de facto ¡°pueda¡± hacer. No est¨¢ claro que la tramitaci¨®n de la ley de amnist¨ªa llegue a tiempo de permitir que se presente a las pr¨®ximas citas electorales: la capacidad de resistencia del aparato judicial que se opone a la medida de gracia es mucha y muy retorcida. Tampoco est¨¢ claro que, aunque Puigdemont pudiera presentarse, le interesase hacerlo. El independentismo est¨¢ en retroceso. La lucha entre Junts y ERC es cada vez m¨¢s bronca y cada vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil articular una mayor¨ªa parlamentaria independentista con capacidad de gobernar. Junts aspira a recuperar el terreno perdido y superar de nuevo a ERC, pero en los ¨²ltimos comicios, ambos han perdido apoyos. Nadie que haya estado en una posici¨®n tan preeminente (y mesi¨¢nica) como Puigdemont querr¨ªa ser candidato a perder. Pero no puede decirse tampoco que las alternativas que se barajan tengan un liderazgo fuerte como el que se necesita en tiempos tan turbulentos. Esta margarita, la del liderazgo, tambi¨¦n est¨¢ a la intemperie y sin agua.
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