Guarder¨ªas desbordadas por falta de manos: ¡°No llegas a todo. Tienes la sensaci¨®n de maltratar a la infancia¡±
Las escuelas infantiles no ven l¨®gico que se reduzca la ratio en I3 sin tocar las suyas, ¡°cuando en I2 hay tambi¨¦n 20 ni?os, m¨¢s peque?os y con m¨¢s necesidades¡±
Alba es educadora en una escuela infantil y tiene a 13 alumnos de I1 (de uno a dos a?os) a su cargo. En ¨¦poca de virus, con muchas bajas, todav¨ªa puede gestionar la situaci¨®n, pero si asisten todos, la cosa cambia: ¡°No se puede dar respuesta a las necesidades de todos, no se llega, as¨ª que tienes que decidir a qui¨¦n atiendes, teniendo en cuenta qui¨¦n aguanta y gestiona mejor el llanto. Es muy triste y frustrante¡±. Sandra tiene hasta 20 peque?os de dos a tres a?os en el aula. ¡°Est¨¢s solucionando una cosa, pero ves otro proble...
Alba es educadora en una escuela infantil y tiene a 13 alumnos de I1 (de uno a dos a?os) a su cargo. En ¨¦poca de virus, con muchas bajas, todav¨ªa puede gestionar la situaci¨®n, pero si asisten todos, la cosa cambia: ¡°No se puede dar respuesta a las necesidades de todos, no se llega, as¨ª que tienes que decidir a qui¨¦n atiendes, teniendo en cuenta qui¨¦n aguanta y gestiona mejor el llanto. Es muy triste y frustrante¡±. Sandra tiene hasta 20 peque?os de dos a tres a?os en el aula. ¡°Est¨¢s solucionando una cosa, pero ves otro problema al que no llegas. Nos sentimos mal y abandonadas. Estamos agotadas¡±.
La falta de manos se agudiza en el grupo de lactantes, con beb¨¦s de pocos meses. Estrella tiene a su cargo hasta ocho beb¨¦s, muchos de los cuales llegan con 16 semanas de vida. En ocasiones cuenta con una educadora de refuerzo, pero aun as¨ª no es suficiente. ¡°A media ma?ana algunos quieren dormir, otros comer encima de tu falda, pero te faltan brazos¡±, explica mientras sostiene a un beb¨¦ que intenta dormir. En medio de la conversaci¨®n, otra ni?a empieza a llorar en el dormitorio. La maestra de refuerzo va a buscarla. Si estalla un tercero, deber¨¢n decidir a qu¨¦ beb¨¦ dejan de atender. ¡°A esta edad necesitan que los abraces, pero a todos no llegas, no se est¨¢ dando una buena atenci¨®n. Si uno llora, tienes que dejar a otros para consolarlo, pero son muy peque?os, no entienden que tienen que esperar. A veces tienes cinco o seis beb¨¦s cogidos de tu pierna porque reclaman que los cojas. Al final del d¨ªa acabas agotada¡±, lamenta.
En un momento en que las administraciones presumen del descenso de la ratio en infantil 3 a 20 alumnos por aula, las trabajadoras de las guarder¨ªas no entienden por qu¨¦ no se aplica una medida similar en sus escuelas ¡ªcon criaturas de menor edad, m¨¢s dependientes y con m¨¢s necesidades¡ª y se sienten como las m¨¢s olvidadas de todo el sistema.
Las ratios en las escuelas infantiles est¨¢n marcadas por un decreto de 2006, que fija que como m¨¢ximo podr¨¢ haber ocho beb¨¦s de menos de un a?o por cada educadora, 13 beb¨¦s para la etapa de infantil 1 (de uno a dos a?os) y hasta 20 en infantil 2. El Departamento de Educaci¨®n, que es el que determina el list¨®n m¨¢ximo de alumnos por aula, no se plantea una reducci¨®n y asegura que los ayuntamientos tienen la potestad de bajar este umbral. Asimismo, sostiene que la realidad es diferente seg¨²n el territorio y que no todas las guarder¨ªas est¨¢n al m¨¢ximo de capacidad.
Olga del Amo, directora de una escuela infantil de L¡¯Hospitalet, lamenta que la falta de manos desemboca en muchas ocasiones en una desatenci¨®n. ¡°Est¨¢s cambiando el pa?al sin mirar a la criatura porque tienes que estar pendiente del resto¡±. La intensidad que genera una jornada con tantos ni?os y tan peque?os puede acabar, explica la directora, en algunos comentarios extremos de educadoras: ¡°Hay ni?os que no s¨¦ si han venido porque no los he podido mirar¡±.
Las trabajadoras de infantil coinciden en lamentar la poca importancia que se le da a esta etapa educativa. ¡°Las maestras tienen sueldos de 1.100 euros. Todo el mundo se llena la boca con la importancia del 0-3, pero despu¨¦s tienes a trabajadoras mileuristas en el aula. Aqu¨ª hay algo que no funciona¡±, se queja Montse Fern¨¢ndez, presidenta de la Coordinadora d¡¯Escoles Bressol, que agrupa un centenar de centros p¨²blicos y privados.
Del Amo alerta de que el poco reconocimiento, la falta de recursos, los bajos sueldos y lo desbordadas que se sienten las educadoras est¨¢ generando un c¨®ctel explosivo en el sector. ¡°Hay muchas bajas por estr¨¦s y ansiedad, porque se tiene la sensaci¨®n de estar maltratando la infancia¡±.
La directora pide un reconocimiento de esta etapa educativa y m¨¢s recursos. En este sentido, lamenta que la Generalitat no decidiera usar el dinero destinado a la gratuidad del I2 en aumentar la plantilla de las guarder¨ªas y en incorporar personal que atienda a ni?os con necesidades especiales (con alguna alteraci¨®n de la conducta). Para esta educadora, la ra¨ªz del problema radica en ¡°la poca importancia que se le da a la infancia¡± y a esta etapa. ¡°Tienen m¨¢s metros cuadrados las gallinas ecol¨®gicas que los beb¨¦s en las guarder¨ªas¡±, remata.
Aumento de personal
Pero reducir la ratio es complicado, seg¨²n los ayuntamientos y las asociaciones y patronales del sector, especialmente en un momento en que ha aumentado la demanda de I2 desde que la Generalitat implant¨® la gratuidad hace dos a?os. ¡°En la p¨²blica no hay plazas para todo el mundo, y las privadas tampoco pueden reducirlas porque viven de las cuotas de las familias¡±, apunta Montse Fern¨¢ndez. ¡°Las ratios van vinculadas a la financiaci¨®n: menos ratio se traduce en mayor coste de la plaza y m¨¢s financiaci¨®n p¨²blica¡±, a?ade Jordi Fibla, de la Associaci¨® de Llars d¡¯infants.
Ante la imposibilidad de bajar las ratios, todos coinciden en que la soluci¨®n pasa por aumentar el personal, con m¨¢s educadores en cada aula. ¡°Nosotros aplicamos la pareja educativa, es decir, dos maestras por aula. Pero eso implica m¨¢s coste para los ayuntamientos. Todo es cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica¡±, admite Eduard Rivas, alcalde de Esparraguera y presidente de la Federaci¨®n de Municipios de Catalu?a.
M¨¢s complicaciones en las escuelas externalizadas
A las quejas por la falta de personal, en algunos municipios las trabajadoras se quejan de unas condiciones laborales precarias por la externalización del servicio. L’Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad en población de Cataluña es ejemplo de ello, ya que desde que abrió la primera guardería municipal, ahora hace dos décadas, se optó por un modelo de gestión indirecta. Actualmente, las seis escuelas infantiles que hay están gestionadas por diferentes empresas. “Hay diferencias de suelo o de condiciones laborales entre las trabajadoras de las diferentes escuelas porque la licitación está mal redactada y es ambigua”, denuncian desde la plataforma Bressols i Revolució l’Hospitalet. Desde el Ayuntamiento aseguran que, al tratarse de una concesión administrativa, cada empresa designa los salarios y condiciones laborales. Con todo, trabajan conjuntamente con el personal de las escuelas para introducir mejoras en los pliegos de la nueva licitación, ya que el contrato debe renovarse el año próximo.
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