Recetas para un urbanismo feminista: m¨¢s ba?os p¨²blicos, repensar los patios escolares y proteger las redes de barrio
El encuentro TransFemina congrega a colectivos de Barcelona, M¨®dena y Oporto, que repiensan las ciudades en clave de g¨¦nero
?Cu¨¢nto espacio f¨ªsico y simb¨®lico ocupan las mujeres en las ciudades? ?C¨®mo hacer feministas las urbes? A estas dos preguntas ha intentado responder este mi¨¦rcoles y jueves el encuentro TransFemina celebrado en Barcelona, con unas cuarenta participantes de colectivos de varios ¨¢mbitos de la capital catalana, y las ciudades Oporto (Portugal) y M¨®dena (Italia). All¨ª han expuesto sus trabajos o experiencias, como potenciar las redes informales de v¨ªnculos [apoyo a los mayores o a mujeres ...
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?Cu¨¢nto espacio f¨ªsico y simb¨®lico ocupan las mujeres en las ciudades? ?C¨®mo hacer feministas las urbes? A estas dos preguntas ha intentado responder este mi¨¦rcoles y jueves el encuentro TransFemina celebrado en Barcelona, con unas cuarenta participantes de colectivos de varios ¨¢mbitos de la capital catalana, y las ciudades Oporto (Portugal) y M¨®dena (Italia). All¨ª han expuesto sus trabajos o experiencias, como potenciar las redes informales de v¨ªnculos [apoyo a los mayores o a mujeres migrantes en situaci¨®n irregular] en los barrios y fomentar la econom¨ªa cooperativa. O repensar los patios de las escuelas, que son uno de los primeros lugares de socializaci¨®n y est¨¢n monopolizados por ni?os que juegan a futbol.
O transformar el espacio p¨²blico para hacerlo m¨¢s amable; pensado menos para el asfalto y los trayectos de casa al trabajo, y m¨¢s para las necesidades de la vida cotidiana. El temazo que gener¨® m¨¢s intervenciones: la reivindicaci¨®n de que haya m¨¢s ba?os p¨²blicos y gratuitos. Y otra conclusi¨®n a destacar: todas las participantes se?alaron que los proyectos m¨¢s exitosos han partido de iniciativas de base, surgidas de trabajo comunitario y en red. Es decir, que las administraciones p¨²blicas, aunque se lo crean, van varias pantallas por detr¨¢s.
El proyecto, de dos a?os de duraci¨®n, cuenta con fondos del programa Creative Europe y es una colaboraci¨®n entre tres colectivos feministas: el impulsor, la cooperativa Col.lectiu Punt 6 de Barcelona, que trabaja desde hace casi 20 a?os para mejorar las ciudades desde una perspectiva feminista y cotidiana; y las entidades de intervenci¨®n art¨ªstica Pele, de Oporto (Portugal), y Collettivo Amigdala, de M¨®dena (Italia). El urbanismo feminista, recuerda Sara Ortiz, del Col.lectiu Punt 6, consiste en ¡°cambiar la forma como se han pensado las ciudades y territorios para dar respuesta a las necesidades productivas y de consumo pensando mayoritariamente en un perfil minoritario de hombre-blanco-de-clase-media-con-trabajo-a-tiempo-completo-y-sin-ninguna-discapacidad¡±. ¡°El urbanismo feminista propone cambiar la forma de vida centrando la transformaci¨®n en la vida de las personas, visibilizando y poniendo en valor las actividades reproductivas y de cuidados con cambios en la movilidad, el transporte, el espacio p¨²blico, la vivienda y los equipamientos¡±, apunt¨®.
Desde la red de Lavabos P¨²blicos e Infraestructuras de Apoyo a los Cuidados habl¨® Sara Carbonell, que explic¨® que la reivindicaci¨®n surgi¨® de ¡°marchas exploratorias¡± en barrios y la constataci¨®n de cuestiones que todo el mundo sabe y ve, pero ante las que nadie act¨²a: ¡°Colas sistem¨¢ticamente m¨¢s largas en el ba?o de mujeres, se?al¨¦tica sexista o binaria, lavabos en espacios p¨²blicos pero de pago (como en la estaci¨®n de Sants), problemas de accesibilidad¡±. Carbonell apunt¨® que cuando se habla de ba?os p¨²blicos y gratuitos no solo hay que pensar en mujeres, el 51% de la poblaci¨®n, sino en personas mayores, enfermas, con discapacidad, sin techo, consumidoras de drogas, ni?os o madres lactantes. La red ha lanzado la campa?a quipotesperar.org con fanzines o pegatinas que dan consejos y visibilizan situaciones injustas.
Y desde la Red de Patios Coeducativos, Adriana Ciocoletto, puso en valor que ¡°los patios son el primer espacio de socializaci¨®n de los ni?os (donde el 70% del espacio lo ocupan ellos para jugar a f¨²tbol) y un espacio donde tener incidencia pedag¨®gica y ser una semilla para transformarlo todo¡±. ¡°Es un melonazo, no es un espacio de libre elecci¨®n donde todo el mundo hace lo que quiere. Se puede mirar como un lugar donde no todo el mundo lo pasa bien y hay exclusiones de g¨¦nero, racismo, capacitismo... que hay que repensar, reequilibrar y transformar¡±, apostill¨®.
Desde la Red de Urbanistas de la Mediterr¨¢nea no pudo viajar ninguna representante y en su nombre habl¨® de nuevo Ortiz: explic¨® que agrupa a profesionales de los dos lados del Mediterr¨¢neo que practican el urbanismo feminista para mejorar ciudades como Marsella, N¨¢poles, Atenas, El Cairo, Beirut, Tetu¨¢n, T¨²nez o Estambul. ¡°Nos motiv¨® luchar desde una versi¨®n que no fuera la colonial, que mira al norte y habla en ingl¨¦s. En urbanismo, todo lo que no est¨¢ escrito en ingl¨¦s y en el norte, no existe. Si hablas de mujeres, del sur y ¨¢rabes, a muchos les estalla la cabeza¡±, apunt¨®. Es partidaria de ¡°romper fronteras norte sur en un momento en el que est¨¢n pasando muchas cosas y hay retrocesos de derechos¡±. La experta inform¨® de que el presidente de Turqu¨ªa, Recep Tayyip Erdogan, encarcel¨® a un grupo de cinco arquitectos que protestaron contra la reforma de una plaza.
Intervenciones art¨ªsticas feministas en Oporto y M¨®dena
Las participantes de las ciudades de Oporto y M¨®dena afirmaban al final de las jornadas su admiraci¨®n por las iniciativas de Barcelona y aseguraban que en sus pa¨ªses ¡°todav¨ªa hay que dar explicaciones cuando una dice que es feminista¡±. Maria Joao Mota, del colectivo Pele, que realiza intervenciones art¨ªsticas participativas, explicaba que apenas existen ¡°redes feministas organizadas¡±, que en Portugal ¡°las redes alternativas son algo puntual, underground o perif¨¦rico¡±. ¡°Aqu¨ª la palabra feminista no asusta. All¨ª, s¨ª. Hay mucho trabajo por hacer¡±, resum¨ªa Mota, cuyas intervenciones art¨ªsticas buscan ¡°acceder a espacios de participaci¨®n vetados, cuestionar la realidad y las relaciones de poder, el espacio p¨²blico o proyectar otras realidades¡±.
Desde M¨®dena y el Collettivo Amigdala Federica Rocchi explicaba las intervenciones en la calle (con coros que se ponen a cantar e invitan a la gente a sumarse, o acciones que piden a la gente que permanezca en silencio, o fomentando debates entre desconocidos) y lamentaba que los colectivos feministas sean sobre todo ¡°redes informales¡±. El nombre de Amgidala, en su caso, se refiere a la gl¨¢ndula del cerebro que regula las emociones m¨¢s primarias.
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