Pisos tur¨ªsticos y el fin de la barra libre
El alcalde de Barcelona parece haber entendido el mensaje que le lanzan los vecinos: hay que gobernar el turismo
La gallina de los huevos de oro que es el turismo se ha convertido en una de las carpetas m¨¢s inc¨®modas del gobierno municipal de Barcelona. Los r¨¦cords de visitantes que se acumulan a?o tras a?o en una ciudad con cerca de 20 millones de pernoctaciones han dejado de ser motivo de j¨²bilo para pasar a ser una preocupaci¨®n m¨¢s del equipo del alcalde Jaume Collboni. ...
La gallina de los huevos de oro que es el turismo se ha convertido en una de las carpetas m¨¢s inc¨®modas del gobierno municipal de Barcelona. Los r¨¦cords de visitantes que se acumulan a?o tras a?o en una ciudad con cerca de 20 millones de pernoctaciones han dejado de ser motivo de j¨²bilo para pasar a ser una preocupaci¨®n m¨¢s del equipo del alcalde Jaume Collboni. Nadie -o casi- quiere perder turismo pero el riesgo de desbordamiento es evidente, y ello supone una gran losa sobre los barceloneses: el precio y la falta de vivienda.
El alcalde parece haber captado este mensaje que ya se destila en las encuestas. El turismo es la cuarta preocupaci¨®n de los barceloneses tras la inseguridad, la vivienda y la limpieza, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro municipal. Semanas atr¨¢s, el equipo de gobierno ya dio las primeras se?ales de querer hacer frente a esta preocupaci¨®n con el anuncio de que pretende reducir el n¨²mero de cruceros en la ciudad. Pero a sabiendas de que esta reducci¨®n depende en ¨²ltima instancia del Puerto de Barcelona y no tanto del consistorio, ahora emite otra se?al m¨¢s clara: Hay que poner freno al descontrol de los pisos tur¨ªsticos y cerrarlos. Por su impacto sobre el precio y disponibilidad de la vivienda, s¨ª, pero tambi¨¦n para evitar que vecinos y turistas acaben compitiendo por este recurso -con evidente inferioridad de condiciones de los primeros- y para ordenar el fen¨®meno tur¨ªstico.
Al fin y al cabo, no tendr¨ªa sentido que el plan de limpieza y orden p¨²blico sobre el que Collboni ha edificado buena parte de su primer a?o al frente de la alcald¨ªa -el llamado Pla Endre?a-, no afectara tambi¨¦n al sector tur¨ªstico. La Barcelona de 2024 no puede estar ordenada si no hay un turismo ordenado. El mensaje, al fin y al cabo, es el mismo que comienzan a lanzar muchas de las grandes urbes globales que viven presionadas por el aumento de visitantes: turismo s¨ª, pero con turistas durmiendo en hoteles y no en las casas que otrora eran viviendas. Desde Nueva York hasta ?msterdam, muchas ciudades comienzan a tomar medidas y nadie entender¨ªa que no se hiciera lo mismo en Barcelona.
Tiempo habr¨¢ para evaluar la efectividad del plan lanzado ayer por el Ayuntamiento. Extinguir ni m¨¢s ni menos que las 10.000 licencias en el plazo de cinco a?os a partir de la aplicaci¨®n estricta del decreto catal¨¢n sobre viviendas tur¨ªsticas parece una labor tit¨¢nica. Si lo consiguen y la medida no se deval¨²a, Collboni podr¨¢ apuntarse un tanto pol¨ªtico sin precedentes. Si se queda en una declaraci¨®n de intenciones, la desilusi¨®n de muchos vecinos desesperados por la falta de vivienda y por las molestias que provocan los pisos tur¨ªsticos puede tener un efecto demoledor. En Barcelona, como en otras ciudades globales, est¨¢ en manos de los poderes p¨²blicos demostrar que el turismo tambi¨¦n se puede gobernar.
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