Por qu¨¦ Catalu?a es singular en la atenci¨®n a menores solos
La comunidad quiere seguir siendo solidaria con la acogida a estos j¨®venes, pero hay que proponer criterios de distribuci¨®n territorial transparentes y equitativos
Catalu?a siempre ha sido tierra de acogida. Y lo va a seguir siendo. Es imprescindible no perder esta tradici¨®n abierta, tolerante y solidaria que siempre nos ha caracterizado. El mundo cambia y los retos que tenemos como sociedad son mucho m¨¢s complejos, pero no debemos dejar por el camino los referentes. Digo esto porque en algunos foros se ha intentado etiquetar la sociedad catalana como excluyente. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Cierto es que existen algunas tentaciones de ello, pero son minoritarias.
Estos d¨ªas se debate sobre la cuesti¨®n de la acogida a los j¨®venes migrantes solos y c¨®mo los diferentes territorios del Estado debemos asumir su atenci¨®n. Desde Catalu?a hemos reclamado nuestra singularidad en esta cuesti¨®n e, interesadamente, se ha querido atribuir a dicha singularidad una actitud insolidaria. Es falso. La cuesti¨®n de fondo no es otra que resolver los problemas de Canarias, Ceuta y Melilla en este ¨¢mbito y solo ser¨¢ posible si afrontamos seriamente el conjunto del problema de los menores de edad no acompa?ados extranjeros. No se trata de una voluntad de ser diferentes a toda costa, sino de responder a los problemas reales que afrontamos.
Catalu?a tiene a m¨¢s de 4.000 j¨®venes mayores de edad en su sistema de protecci¨®n a la infancia. Una vez cumplen los 18 a?os, la Generalitat contin¨²a el acompa?amiento de estos j¨®venes para garantizar su inserci¨®n sociolaboral. Este hecho, del que nos sentimos muy orgullosos, conlleva muchos casos de ¨¦xito y no existe en los otros territorios del Estado. Es necesario abordar este debate en su conjunto porque, cuando hablamos de gesti¨®n de los menores de edad que llegan a nuestro pa¨ªs, se deber¨ªa planificar la gesti¨®n de estos j¨®venes una vez cumplen los 18 a?os para evitar o minimizar el riesgo de situaciones de sinhogarismo o pobreza severa.
Asimismo, Catalu?a es singular tambi¨¦n porque tiene un n¨²mero muy importante de j¨®venes de los cuales a¨²n no se ha determinado con certeza su minor¨ªa de edad. Ante esta situaci¨®n, la Fiscal¨ªa tutela un procedimiento judicial que determina si el joven es mayor o menor de edad. Mientras dura el procedimiento, el sistema de protecci¨®n de la Generalitat presume la minor¨ªa de edad y los atiende. Decenas de casos se encuentran en esta situaci¨®n.
En cuanto a los datos que maneja el Estado, existe la grave situaci¨®n de que no son los correctos ya que solo computan a los j¨®venes que se trasladan desde Canarias m¨¢s los que se registran directamente en Catalu?a. Pero no incluyen ni a los j¨®venes que ya han sido registrados en otros territorios y, por movilidad interna, acaban llegando a Catalu?a, ni a los que est¨¢n pendientes de resoluci¨®n de la Fiscal¨ªa. En consecuencia, el sistema est¨¢ absolutamente sobreocupado desde hace a?os.
Estos son los principales argumentos que justifican la especial singularidad de Catalu?a en esta cuesti¨®n, muchos de ellos compartidos con otros territorios del Estado y, evidentemente, con Canarias, Ceuta y Melilla.
Catalu?a es y quiere seguir siendo solidaria en la acogida a estos j¨®venes que han llegado a Europa acompa?ados de experiencias muy duras. Sin embargo, debemos aprovechar la oportunidad de esta reforma para hacer las cosas bien. Y eso significa reconocer las diferencias territoriales, mejorar los mecanismos y controles de los flujos migratorios, proponer criterios de distribuci¨®n de los j¨®venes que sean transparentes y equitativos, definir de forma precisa los criterios de sobreocupaci¨®n ¡ªque tambi¨¦n afectan a Catalu?a¡ª y tambi¨¦n unos m¨ªnimos: legislar respetando las competencias exclusivas de servicios sociales e infancia de las comunidades aut¨®nomas y, finalmente, que el Estado financie adecuadamente esta distribuci¨®n. Es imprescindible abordar la cuesti¨®n y Catalu?a, como lo ha hecho siempre, est¨¢ dispuesta a ayudar.
Carles Campuzano es consejero catal¨¢n en funciones de Derechos Sociales.
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