Rovira dice que romper¨¢ la negociaci¨®n de la investidura de Illa si no hay preacuerdo en 15 d¨ªas

Solo una semana ha durado el optimismo con el que Esquerra Republicana ve¨ªa el acuerdo con el PSC para una investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat. La misma Marta Rovira, secretaria general de la formaci¨®n, que el pasado martes asegur¨® que las negociaciones marchaban a ¡°buen ritmo¡±, ha matizado este lunes que la cadencia deseable no tiene por qu¨¦ implicar que el contenido de las conversaciones les convenza. En la primera rueda de prensa que la dirigente republicana ha dado en Barcelona tras su regreso desde Ginebra, ha lanzado una advertencia a los socialistas: o hay un preacuerdo antes de que acabe julio o se levantar¨¢n de la mesa para dar paso a que Illa explore otras posibles sumas, se?alando a Junts y al PP con Vox.

¡°Hoy no soy tan optimista [sobre cerrar un acuerdo] como hace una semana¡±, ha dicho en la rueda de prensa posterior a reuni¨®n del partido. ¡°Si a finales de julio no vemos las bases clave que deben permitir que el pa¨ªs avance, nos levantaremos de la mesa de negociaci¨®n¡±, ha dicho.

El ultim¨¢tum concreta la petici¨®n hecha hace dos semanas en un Consell Nacional de la formaci¨®n. Entonces, Rovira inst¨® a las dos formaciones que le hab¨ªan pedido su apoyo para una eventual investidura (El PSC y tambi¨¦n a Junts) a cerrar un preacuerdo antes del d¨ªa 31, evitando agotar el plazo legal del 26 de agosto que obligar¨ªa a disolver el Parlament y repetir elecciones. ¡°No queremos que se produzca el escenario de negociaci¨®n de ¨²ltimo minuto, que tanto le gusta a los socialistas, y se nos atribuya la responsabilidad de la repetici¨®n electoral¡±, ha remachado.

Rovira record¨® que ese llamamiento buscaba tambi¨¦n dar tiempo suficiente para poder explicar a las bases ¡°si hay algo de piscina para que el pa¨ªs avance¡± y poder validar el acuerdo en una prometida consulta interna. Las negociaciones pivotan sobre la reclamaci¨®n de los republicanos de un sistema de financiaci¨®n singular para Catalu?a, en la l¨ªnea del concierto vasco pero incluyendo tambi¨¦n un fondo de solidaridad interterritorial. El Gobierno central y el PSC descartan que Catalu?a salga del r¨¦gimen com¨²n y ponen sobre la mesa el desarrollo de una entidad prevista en el Estatuto, el Consorcio Tributario.

El cambio en el tono optimista en menos de una semana tiene elementos tanto de realidad como de tacticismo de los republicanos. ¡°El buen ritmo debe andar acompa?ado de sustancia¡±, ha explicado Rovira, para despu¨¦s recodar que de momento no tiene respuesta sobre su petici¨®n de reuni¨®n tanto con Pedro S¨¢nchez como Salvador Illa. Desde Ginebra ella capitaneaba los equipos negociadores, pero poder hacerlo de manera f¨ªsica le ha mostrado un escenario diferente. ¡°Soy m¨¢s pesimista. El ritmo es el que es, pero el ritmo no garantiza que haya un buen acuerdo¡±, ha apostillado.

Por ello ha pedido a los socialistas no solo ¡°mayor ambici¨®n¡± en sus propuestas en los cuatro ejes que basculan las negociaciones (pactar las condiciones de un eventual refer¨¦ndum, la financiaci¨®n de la Generalitat, el traspaso de Rodalies y el mantenimiento de pol¨ªticas adelantas por el Gobierno de Pere Aragon¨¨s en el nuevo Ejecutivo), sino tambi¨¦n concretar un calendario de cumplimiento de acuerdos anteriores, como por ejemplo a los que se lleg¨® en noviembre pasado para investir a Pedro S¨¢nchez y que siguen sin cristalizarse, como la quita de la deuda del Fondo de Liquidez Auton¨®mico. ¡°La semana pasada deber¨ªamos haberla acabado mejor de c¨®mo la empezamos(...) Tenemos mucho trabajo por hacer¡±, ha asegurado la l¨ªder interina de ERC.

La pugna interna por el control del partido, el congreso extraordinario de noviembre y la pol¨¦mica por los carteles Maragall ponen muchas dificultades en el camino del acuerdo con Illa. La l¨ªder sobrevenida del partido ¨DOriol Junqueras dej¨® la presidencia para intentar recuperarla¨D necesita marcar perfil y cimentar una autoridad b¨¢sica para resolver todas las carpetas y mostrarse especialmente dura con los socialistas, es una manera de intentar calmar a unas bases muy susceptibles a cualquier renuncia independentista.

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