Sopa de Cabra, otras soluciones para otros tiempos
Unos Sopa m¨¢s pausados y mel¨®dicos abrieron la puerta a su futuro en el Palau de la M¨²sica
A menos que se sea un inconsciente, la edad hace pensar. Especialmente en qu¨¦ se quiere ser de mayor, justo cuando ese hacerse mayor ya no es una hip¨®tesis sino que tiene visos de realidad. Sopa de Cabra, con su bajista Cuco temporalmente varado por temas de salud, est¨¢n en eso, y en un mundo que amenazaba atropellarlos han decidido adaptarse a los nuevos tiempos con renovadas estrategias para redefinir su personalidad contando incluso con quienes protagonizan esos cambios: los m¨¢s j¨®venes. No es que hayan variado su aspecto, no es que hayan dejado de editar elep¨¦s, como llegaron a sugerir, sino que de momento han optado por una especie de camino de en medio que ha consistido en un elep¨¦ corto, ?nima, trufado de colaboraciones que les abren otras ventanas. Resumido de otra manera, los Sopa de Cabra aten¨²an unos guitarrazos que por otra parte nunca fueron salvajes, acent¨²an el sentido mel¨®dico que tampoco les fue nunca extra?o y acompasan el paso de sus canciones al latir de unas vidas que se acercan a las seis d¨¦cadas. Hacer de uno mismo toda la vida puede resultar tedioso. Si no naciste en una jaula cabe volar. En el Palau estrenaban alas.
El asunto qued¨® claro en el primer tema, una toma semiac¨²stica de El boig de la ciutat que ya marc¨® el camino: mucha guitarra de madera, suaves acordes con las el¨¦ctricas, pausa en el caminar de las composiciones y varios convidados para reforzar un perfil est¨¦tico m¨¢s sosegado y tambi¨¦n cambiante. Era el primer concierto de la gira, el p¨²blico apenas conoc¨ªa las canciones, buena parte de las cuales sonaron en la primera mitad, el recinto ofrec¨ªa butacas para retreparse en ellas y, por todo ello, es de esperar que no por la evoluci¨®n ni por el tacto de los nuevos temas ni por lo engorroso de los conciertos con invitados ¨Cloas, besitos, abrazos, parabienes, despedidas-, el personal se mantuvo a la expectativa. En otras palabras, no hubo algarab¨ªa.
Tampoco se sab¨ªa muy bien c¨®mo conducirse, ya que incluso en canciones conocidas como Farem que surti el sol, una pieza sosegada, sonaron unas palmas que no parec¨ªan necesarias para que el tema caminase: es m¨¢s, esto ya es un tema de gustos, incluso le restaban encanto. Poco despu¨¦s la platea se quedaba inm¨®vil al sonar Hyde Park, en el disco con Sidonie, una de las piezas m¨¢s chispeantes y pop del ¨¢lbum, una composici¨®n que pod¨ªa estar en un disco de Josh Rouse y que apenas condujo a alg¨²n leve cabeceo.
Antes, con la participaci¨®n de Triquell, representante de ese mundo que por edad est¨¢ cambiando el mundo de la m¨²sica, la acentuaci¨®n pop de Sopa de Cabra convert¨ªa en un arreglo de teclado lo que hace a?os en el adorno del estribillo hubiese hecho una guitarra el¨¦ctrica. En Data l¨ªmit el acercamiento a Love of Lesbian es tal que hasta se ech¨® en falta a Santi Balmes. S¨ª estuvieron, am¨¦n de Triquell, por quien Gerard no puso disimular su admiraci¨®n, Beth, tanto de solista en varios temas como de corista en otros, Pol Batlle y Ana?s Vila.
Esta primera parte del concierto, territorio de descubierta, dio paso a los paisajes transitados, permitiendo al p¨²blico reconocer a sus Sopa y a Gerard contener menos el gesto para ser algo m¨¢s el rocker que lleva dentro, todo y que la pausa sigui¨® marcando el ritmo de la noche. T¨ªmidas linternas de m¨®vil acompa?aron a Seguirem somniant, previa denuncia de Gerard a una banca a la que se rescat¨® y ahora nada rescata en Valencia, y un punteo de ac¨²stica que en directo se acerc¨® mucho al de Wish You Where Here de Pink Floyd, tras el que lleg¨® En un segon, otro tema destacado de ?nima, que son¨® en una versi¨®n adaptada sin la presencia de Xarim Arest¨¦, que no pudo estar en el concierto. La ¨²ltima pieza nueva en sonar, lo hicieron todas, fue Un altre temps, con un paso ceremonioso que evoca levemente al de Nothing compares to you. El ¨¦xtasis comenz¨® a desplegarse con Mai trobar¨¤s, preludio de la tumba abierta y p¨²blico finalmente en pie recibiendo los ases que Sopa siempre tendr¨¢ en su mazo, rematados por los ases de Si et quedes amb mi, Podr¨¦ tornar enrere, Camins y la final L¡¯Empord¨¤.
Pronto para establecer conclusiones con un disco que a¨²n no ha rodado lo suficiente. Menos a¨²n al ignorarse c¨®mo estos Sopa sonar¨¢n al aire libre, con la asistencia en pie y cerveza en mano esperando a un Gerard m¨¢s din¨¢mico y a unos Sopa m¨¢s el¨¦ctricos, pero al menos esa amplia base de fans, que tambi¨¦n se hacen mayores, saben que Sopa piensa en un futuro en el que desean estar presentes. Puede que sin saltos. Al fin y al cabo, para tomar la sopa no hacen falta dientes.
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