Las 50 armas de fuego pilladas, los 150 detenidos y los 50 encarcelados en La Mina en cuatro a?os
Los Mossos refuerzan su presencia en el barrio ante el miedo a represalias por el ¨²ltimo tiroteo y advierten de que la soluci¨®n no es ¨²nicamente policial
El ciclo suele funcionar siempre de la misma manera en La Mina: una crisis (tiroteos, homicidios¡), un refuerzo policial (antidisturbios vigilando las calles), un periodo de calma, y vuelta a empezar. ¡°Es una situaci¨®n que se ha cronificado¡±, admiti¨® el viernes la consejera del Interior, N¨²ria Parlon. Pero fuentes policiales a?aden que la marihuana ha empeorado el panorama en este barrio de Sant Adri¨¤ de Bes¨°s (Barcelona). ¡°Ahora tienen las plantaciones aqu¨ª, y lo primero que hacen es protegerse¡±, asegura el comisario de los Mossos Sergi Pla. Entre 2018 y 2022, la polic¨ªa catalana ha intervenido medio centenar de armas de fuego a los clanes de La Mina, en siete investigaciones largas y complejas. Una decena eran armas de guerra. Tambi¨¦n han detenido a 150 personas, en 150 registros, y cerca de medio centenar han ingresado en prisi¨®n.
La ¨²ltima crisis que ha acarreado un desembarco de los antidisturbios en el barrio fue un tiroteo el pasado martes, a las diez de la noche. Un grupo de tres hombres del clan de los Cascabeles dispararon al menos 150 veces contra los Cort¨¦s-Garc¨ªa. Las im¨¢genes, grabadas por diversos testimonios, con el estruendo de r¨¢fagas de disparos al aire, no tardaron en hacerse virales. ¡°Es un hecho aislado. Una acci¨®n intimidatoria para demostrar fuerza¡±, insiste Pla, sobre el episodio, en el que una mujer mayor result¨® herida de levedad por una bala que entr¨® por su ventana.
El origen del tiroteo es una discusi¨®n previa entre dos menores de 16 a?os de ambos clanes. Uno de ellos, de los Cort¨¦s-Garc¨ªa, intimid¨® con un arma a otro, y eso desat¨® la furia entre las familias. ¡°Se estuvo mediando durante todo un d¨ªa, pero no hubo resultado¡±, lamenta el comisario de los Mossos. Pla se?ala una situaci¨®n que hace tiempo que repiten diversas voces implicadas en la gesti¨®n de conflictos entre familias: la p¨¦rdida de autoridad de los patriarcas. ¡°Hay un cambio generacional, y determinados j¨®venes no hacen caso a los viejos. No encontramos personas con ascendencia para pacificar estas situaciones¡±, se?ala el mando policial.
Fuentes policiales a?aden que la amalgama de familias instaladas en el barrio ¡ªuna veintena, no todas implicadas en actividades delictivas¡ª, emparentadas entre s¨ª, no encuentran un mediador neutral, como en el pasado fueron los Jodorovich, para atajar disputas. El mayor temor de los Mossos es que ahora se busque venganza por el tiroteo del martes. ¡°Es una situaci¨®n inadmisible¡±, se queja el comisario Pla, que a pesar de todo insiste en que la polic¨ªa no ha perdido el control. ¡°Llevamos a cabo tareas preventivas, y cuando se cometen delitos, reactivas¡±, defiende este polic¨ªa veterano, que conoce La Mina desde hace m¨¢s de 40 a?os.
La Mina es un barrio de Sant Adri¨¤ en el que constan 11.000 habitantes. All¨ª viven una mezcla de personas, de procedencia diversa. ¡°Quienes protagonizan estos hechos son un n¨²mero reducido de vecinos. La mayor¨ªa cumple la norma¡±, explica el jefe de la comisar¨ªa de la zona, el subinspector Agust¨ª Jov¨¦, que destaca tambi¨¦n el s¨®lido ¡°tejido asociativo¡± del barrio. ¡°Personas normales y corrientes, trabajadoras. Pero los otros tienen m¨¢s eco medi¨¢tico¡±, a?ade el comisario Pla.
Los datos de las grandes operaciones de los Mossos indican que entre 2018 y 2022, en siete investigaciones, los Mossos detuvieron a m¨¢s de 150 personas en La Mina y alrededores. Y que de estas, 50 ingresaron en prisi¨®n. ¡°Es un trabajo complicado de contenci¨®n¡±, aseguran fuentes policiales, sobre el efecto que tienen las investigaciones contra los grupos criminales asentados en el barrio. La marihuana, a?aden, ha enquistado a¨²n m¨¢s un escenario que perjudica sobre todo a los propios vecinos de La Mina. En el barrio, de media, se producen 3 o 4 tiroteos entre grupos enfrentados. La estad¨ªstica deja fuera episodios como los que protagonizan algunos j¨®venes, que suben a las terrazas y disparan al aire, probando las armas. ¡°Por tres o cuatro tiros, nadie llama al 112¡å, lamenta otra fuente policial conocedora del barrio. El a?o pasaron se hizo un registro por drogas de media a la semana.
El tiroteo del martes se produjo a escasos 200 metros de la comisar¨ªa de los Mossos. ¡°Est¨¢ claro que se sienten impunes¡±, admite el comisario Pla. Pero insiste en que detendr¨¢n a los responsables. ¡°Tenemos mucha informaci¨®n, ahora falta demostrarla¡±, indica, sobre un episodio que nadie ha denunciado, ni siquiera las personas que vieron las balas entrar por sus ventanas, porque existe un clima de intimidaci¨®n. La polic¨ªa apuesta por una investigaci¨®n de calado, que permita desarbolar, una vez m¨¢s, las organizaciones que permiten la entrada de drogas y armas en el barrio. El problema, a?aden fuentes policiales, es que una vez ocurre, otros ocupan ese espacio, y el ciclo vuelve a empezar. ¡°La soluci¨®n no es solo policial¡±, insisten.
El tiroteo es la primera crisis de seguridad del nuevo Govern. La alcaldesa de la ciudad, Filo Ca?ete, reclam¨® que se recuperase el control en el espacio p¨²blico. El jueves, el presidente, Salvador Illa, se present¨® en el barrio y anunci¨® una junta de seguridad extraordinaria. El PP ha pedido que Parlon comparezca en el Parlament. ERC reclama que el director de la polic¨ªa, Josep Llu¨ªs Trapero, explique qu¨¦ har¨¢n.
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