Lucro sucio
Es necesario poner el foco en la actuaci¨®n de los m¨¢s ricos y de las empresas de mayor tama?o, ya que son responsables de una enorme proporci¨®n de la contaminaci¨®n total por carbono
Uno de los derechos que tenemos como personas es poder contar con un medio ambiente limpio y saludable en el que desarrollar una vida en condiciones dignas y de bienestar. Sin embargo, el avance de la crisis clim¨¢tica confirma que estamos lejos de que esto est¨¦ garantizado. Tratar de frenar el deterioro medioambiental y velar por la salud del planeta es algo que nos ata?e a todos y a todas. Pero no tenemos las mismas responsabilidades en la degradaci¨®n del entorno y los ecosistemas ni nos afectan por igual los impactos de la emergencia clim¨¢tica.
Son los colectivos m¨¢s vulnerables de todo el planeta quienes sufren con especial intensidad los efectos de la crisis clim¨¢tica, en los que supone otra grave derivada de la desigualdad. De hecho, la emergencia clim¨¢tica y la desigualdad son dos caras de la misma moneda y suponen dos de los principales desaf¨ªos a los que nos enfrentamos actualmente como humanidad. Para reducir la desigualdad, es necesario un cambio de rumbo en la pol¨ªtica clim¨¢tica y para luchar contra el cambio clim¨¢tico es indispensable mirar primero a los que m¨¢s contaminan.
Es necesario poner el foco en la actuaci¨®n de las personas m¨¢s ricas y de las empresas de mayor tama?o, ya que son responsables de una enorme proporci¨®n de la contaminaci¨®n total por carbono. Un estudio reciente de Oxfam Interm¨®n revela que las 40 mayores empresas espa?olas emitieron 85 millones de toneladas de CO2 durante 2023, el equivalente a un tercio del total de emisiones de Espa?a y m¨¢s del doble de las emisiones de Catalu?a.
Ante esta realidad, la pregunta que surge de forma inmediata es: ?y qu¨¦ est¨¢n haciendo al respecto? Y la respuesta es: no lo suficiente. En el ¨²ltimo a?o, estas empresas redujeron sus emisiones directas, es decir, las derivadas de su actividad, tan s¨®lo en un 3% a nivel agregado. Eso quiere decir que si siguen ese ritmo de reducci¨®n de emisiones a¨²n tardar¨ªan 33 a?os en descarbonizar su actividad. Demasiado tiempo para cualquier tipo de emergencia. En el caso de las empresas catalanas incluidas en el estudio, el ritmo no es mucho mayor, un 4% de reducci¨®n de sus emisiones directas entre 2022 y 2023, lo que implica que la descarbonizaci¨®n de su actividad tardar¨ªa 25 a?os, tambi¨¦n un plazo excesivo.
Es justo admitir que el esfuerzo de descarbonizaci¨®n var¨ªa mucho de empresa a empresa, y hay algunas que transitan de forma decidida hacia una actividad baja en emisiones, mientras que otras siguen aument¨¢ndolas. Pero al fin y al cabo el aire en el que acaba esta contaminaci¨®n es el mismo, y es el que todos y todas respiramos. Por ello, el compromiso de descarbonizaci¨®n de las grandes empresas ha de ser firme, pero resulta imprescindible que sea compartido para evitar que haya unos pocos que sigan lucr¨¢ndose por realizar actividades contaminantes a costa de perjudicarnos al resto.
Miguel Alba es investigador en desigualdad y empresas de Oxfam Interm¨®n