Alfombras rojas para Vox
Una legi¨®n de valencianos sobreviven como pueden sin un empleo, o con un trabajo precario, amenazados por la pobreza severa y la exclusi¨®n social
La precariedad laboral se ha duplicado en la Comunidad Valenciana y la pobreza severa asedia a miles de ciudadanos. M¨¢s de un mill¨®n de valencianos sufren exclusi¨®n social. ?Toda la culpa es de la pandemia? No. La crisis que afrontamos desde hace casi dos a?os ha agravado los problemas que nos lastran desde la Gran Recesi¨®n de 2008. Estas son algunas de las conclusiones recogidas en el informe FOESSA 2022 sobre Exclusi¨®n y Desarrollo Social dado a conocer el pasado mi¨¦rcoles por la fundaci¨®n C¨¢ritas Comunidad Valenciana.
Unos d¨ªas antes, se recib¨ªan con alborozo pol¨ªtico las cifras actualizadas del mes de enero referidas a la tasa de desempleo en la autonom¨ªa. Los l¨ªderes pol¨ªticos del Gobierno del Bot¨¢nico sacaban pecho por ser la valenciana la Comunidad que hab¨ªa registrado un mayor descenso del paro. Que est¨¢ bien, claro; hay que felicitarse por liderar r¨¢nquines en positivo, aunque vete con euforias a los cerca de 360.000 valencianos que siguen militando en las filas del paro, cuajadas de mujeres y j¨®venes a la espera de que se les brinde una oportunidad laboral. Hartos, en el mejor de los casos, de encadenar contratos basura y de experimentar en sus carnes eso que se ha dado en llamar pobreza salarial: percibir una n¨®mina que no te permite cubrir las necesidades b¨¢sicas. Nada de caprichos.
En paralelo, otro debate recuperaba br¨ªos en nuestra tierra: la jornada laboral de cuatro d¨ªas, impulsada por Labora, organismo a quien desde la Universidad le advert¨ªan, estudio mediante, que acortar la semana es una aspiraci¨®n leg¨ªtima y plausible, aunque de dif¨ªcil encaje en un modelo econ¨®mico que, como el valenciano, se asienta en el sector servicios y est¨¢ integrado, mayoritariamente, por una mir¨ªada de PyMES con plantillas inferiores a la decena de trabajadores. Est¨¢ bien que el Servicio P¨²blico de Empleo y Formaci¨®n de la Comunidad Valenciana -eso es Labora- abra debates de futuro, pero con la vista puesta en el presente y en nuestra realidad m¨¢s inmediata. Aspirar a la jornada laboral de cuatro d¨ªas es el paso siguiente a procurar que todos los ciudadanos tengan jornada laboral remunerada con sueldos decentes.
El catedr¨¢tico Joan Romero me recuerda, en un intercambio de impresiones que con ¨¦l siempre resulta fruct¨ªfero adem¨¢s de placentero, las llamadas ¡°geograf¨ªas del malestar¡±. Esos espacios donde la desigualdad, el pesimismo, la falta de expectativas, la incertidumbre, el miedo al futuro y, al fin, la ira, conforman nuevos escenarios pol¨ªticos. Imprevisibles. Porque amplias franjas del electorado, acorralados por el malestar, se comportan inopinadamente y convierten en papel mojado encuestas y estudios demosc¨®picos.
Hoy se celebran elecciones auton¨®micas en Castilla y Le¨®n. El desarrollo de la campa?a electoral ha sido obsceno y ha dejado al descubierto que la convocatoria adelantada no respond¨ªa a necesidades perentorias del territorio, sino a estrategias decididas a kil¨®metros de distancia, en la sede nacional del PP. La demoscopia anuncia que Vox mantendr¨¢ su tendencia al crecimiento, con una fidelidad de voto que para s¨ª quisieran el resto de partidos, y la incorporaci¨®n de muchos nuevos votantes de perfil juvenil, reci¨¦n nacidos para la pr¨¢ctica democr¨¢tica.
Reflexiona el periodista y editor argentino Diego Fonseca en su ¨²ltimo ensayo -¡±Amado l¨ªder¡± (HarperCollins M¨¦xico 2021)- acerca del regreso de los populismos y de c¨®mo, en todo el mundo, millones de personas ¡°son capaces de herir al establishment votando a personajes impensados¡±. La f¨®rmula que no falla, en opini¨®n de Fonseca: ¡°¡un salvador que promete, observadores incr¨¦dulos y almas jodidas que deciden creer porque ya no queda nada m¨¢s en pie para sostenerlas¡±. Sobre todo, en mi opini¨®n, almas jodidas. Seres arrojados a los m¨¢rgenes de un sistema que languidecen en el abandono, ignorados. Cada uno de ellos es una alfombra roja para Vox.
Ese es el caldo de cultivo de los populismos y los salvapatrias, en Castilla y Le¨®n y tambi¨¦n en la Comunidad Valenciana. Ojo con Alicante. Al sur de la Comunidad Valenciana, en territorio Carlos Maz¨®n, el l¨ªder del PP valenciano y presidente de la Diputaci¨®n alicantina cree tenerlo todo controlado. Pero Vox puede abrir una brecha al PP por el Sur que no se taponar¨¢ a base de firmar manifiestos contra los ¡°pa¨ªses catalanes¡±. El siglo XXI arranc¨® hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, pero algunos en el PP siguen anclados en los felices a?os 80¡ä del siglo pasado. ?Qu¨¦ ser¨¢ lo siguiente? ?Una nueva guerra del agua? Mientras, una legi¨®n de valencianos sobreviven como pueden sin un empleo, o con un trabajo precario, amenazados por la pobreza severa y la exclusi¨®n social.
La izquierda valenciana tambi¨¦n deber¨ªa hac¨¦rselo mirar. El informe FOESSA describe la realidad de una tierra donde las fuerzas progresistas llevan gobernando m¨¢s de seis a?os y aspiran a seguir haci¨¦ndolo a partir de 2023.
Adem¨¢s: coment¨¢bamos el pasado domingo que el presidente del Consell, Ximo Puig, tiene la voluntad de consumir la legislatura para hacer coincidir las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas con las municipales. Los cambios anunciados el viernes, con el nombramiento de la ex consellera Elena Cebri¨¢n como nueva secretaria auton¨®mica de Atenci¨®n Municipal y Despoblamiento, y la reordenaci¨®n de la gesti¨®n de Comunicaci¨®n en el ¨¢rea de Presidencia, confirman la doble estrategia apuntada: nada de adelanto electoral y m¨¢xima atenci¨®n a los municipios valencianos para reforzar en las urnas el voto auton¨®mico a trav¨¦s del voto municipal. A los alcaldes y concejales del PSPV-PSOE se les va a reclamar sangre, sudor y l¨¢grimas en este ¨²ltimo tramo de la legislatura.
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