¡®La fallera calavera¡¯ se sube al escenario tras vender 100.000 ejemplares del juego de cartas
La versi¨®n teatral se estrena en Valencia tras presentarse como cortometraje, baraja y novela juvenil. Su autor, Enric Aguilar, reivindica el uso del folclore propio como hacen ¡°en Jap¨®n con el manga¡±
Despu¨¦s de morir en una masclet¨¤ por un error de seguridad, una fallera vuelve a la vida convertida en muerta viviente. Solo hay una manera de calmar su ira, reunir los ingredientes para cocinarle una paella. Esta premisa l¨²dica, entre el imaginario zombi y la exaltaci¨®n folkl¨®rica, ha propiciado la venta de m¨¢s de 100.000 unidades de una baraja de cartas en valenciano con una contrastada narrativa transmedia, La fallera calavera.
El juego de mesa fue en origen un cortometraje universitario, se ha diversificado en novela juvenil de s¨¢tira pol¨ªtica, falla infantil, juego digital y ahora, del 17 al 27 de febrero, se instala en la Sala Russafa de Valencia en su formato esc¨¦nico, a pocos d¨ªas del inicio de las fiestas falleras y tras su estreno hace tres meses. En las cartas, gana el que consigue el n¨²mero ¨®ptimo de ingredientes seg¨²n reza la receta tradicional de la paella, declarada Bien de Inter¨¦s Cultural por la Generalitat valenciana el pasado a?o. Las principales ventas de la baraja, que sali¨® al mercado en 2014, se han producido en la Comunidad Valenciana, pero tambi¨¦n ha tenido buena acogida en Catalu?a y Madrid.
Su autor, el valenciano Enric Aguilar, radicado en Barcelona, intuye todav¨ªa m¨¢s potencial. En concreto, piensa en su posible conversi¨®n a juego escape room, programa de televisi¨®n, concurso y serie de animaci¨®n, pero aunque secundar¨ªa esas versiones, en caso de que alguien le tome la palabra, no aspira a asumir las adaptaciones porque est¨¢ volcado en el desarrollo de otros divertimentos anal¨®gicos a trav¨¦s de su editorial de juegos Zombi Paella.
El ¨¦xito superventas de su debut fue tal que Aguilar, licenciado en Comunicaci¨®n Audiovisual, aparc¨® su carrera como guionista en 2017 para fundar su propia empresa, donde tiene como misi¨®n ¡°ofrecer entretenimiento saludable para todas las franjas de edad con un valor a?adido¡±. Ese aditivo pasa por la divulgaci¨®n del patrimonio cultural y etnol¨®gico y el desarrollo de propuestas en lenguas vern¨¢culas de Espa?a, que por el momento son las de su tierra, el gallego y el euskera.
En las partidas de La fallera calavera, ilustrada por la tambi¨¦n animadora audiovisual Esther M¨¦ndez, conviven los personajes m¨¢s camp de la tradici¨®n de la Comunidad Valenciana con referentes de masas del siglo XX. Esto es, la delic¨¤ de Gand¨ªa ¨Dsublimaci¨®n hiperb¨®lica de la condici¨®n tiquismiquis, pues la leyenda cuenta que la joven en cuesti¨®n muri¨® al caerle un jazm¨ªn¨D puede batirse contra la alcaldessa perp¨¨tua, un remedo de Rita Barber¨¢, fallecida en 2016; o el popular presentador de la extinta Canal 9 Joan Monle¨®n, muerto en 2009, puede medirse con el tio Sangonera, inspirado en el personaje de la novela de Blasco Ib¨¢?ez que expir¨® tras un ¨¦pico atrac¨®n de embutido.
¡°Buscaba personajes carism¨¢ticos y sin derechos de autor, lo suficientemente reconocibles como para conectar con la educaci¨®n sentimental del p¨²blico. Y en lo que se refiere a los m¨¢s contempor¨¢neos, que no fueran caducos, ya que la actualidad es vol¨¢til¡±, comparte el dise?ador de juegos.
Aguilar era m¨²sico de la banda municipal de D¨¨nia y entre pasacalles y procesiones, fallas, fiestas patronales, del Corpus y Moros y Cristianos, se fue empapando de la cultura popular con la que ha ido nutriendo una baraja tan socarrona como entra?able.
En el desarrollo de su best seller descubri¨® otras figuras que desconoc¨ªa. Las que m¨¢s le han motivado son las espantacriatures, toda una recua de monstruos infantiles aut¨®ctonos en desuso, como la Quarantamaula, una criatura demon¨ªaca, medio humana, medio gallina, o el Butoni, un fantasma que secuestra a los ni?os si no se acaban la merienda, lloran o no duermen.
En esta celebraci¨®n de lo propio, el autor ten¨ªa a Jap¨®n y a EE UU en el retrovisor: ¡°El anime y el manga reciclan elementos del folclore nip¨®n y los hacen atractivos para sus j¨®venes, mientras que los estadounidenses han exportado a todo el mundo ritos como el D¨ªa de Acci¨®n de Gracias o Halloween. Nosotros tenemos una mitolog¨ªa y un imaginario ricos, pero nos ha faltado autoestima, hemos sentido las costumbres como algo casposo, cursi¡ Yo me propuse modernizarlas para que fueran un aliciente¡±.
Para su versi¨®n teatral, ha sumado ingenios con el dramaturgo y director de escena Eduard Costa. Aguilar le dej¨® libertad creativa, pero con tres condiciones: la fallera deb¨ªa morir por el impacto de un masclet, la s¨¢tira no deb¨ªa tener una tendencia pol¨ªtica marcada y el juego deb¨ªa dirimirse con la preparaci¨®n de una paella.
Costa ambienta la trama en una Val¨¨ncia futurista, ambientada en 2070, donde la alcaldesa autora de la famosa expresi¨®n el ¡°caloret faller¡± ha vuelto a la vida y pugna por imponer su autoridad. ¡°Ella aspira a centralizar tanto que quiere meter chorizo en la paella y desvirtuar las fiestas de la Magdalena de Castell¨® y les fogueres de Sant Joan. Es mi denuncia de una globalizaci¨®n que nos est¨¢ homogeneizando y nos hace perder nuestra idiosincrasia¡±, argumenta Costa.
Los personajes de la obra de la compa?¨ªa Floc Teatre cobran vida con una est¨¦tica muy cercana al cine de animaci¨®n de Tim Burton y pertrechados con m¨¢scaras. Las razones de esta soluci¨®n en escena son, por un lado, t¨¦cnicas, puesto que as¨ª cinco actores (Mila Fern¨¢ndez, Pau Blanco, Jano de Miguel, Myriam Garc¨¦s y Amadeo Llach) pueden dar vida a 12 personajes diferentes sin necesidad de caracterizaci¨®n, y por otro, de traducci¨®n del lenguaje de un medio a otro, del 2D de las cartas a la tridimensionalidad de las tablas. Con este recurso, la audiencia puede distanciarse y sentir que cobran vida antes sus ojos figuras como la Dama de Elche, Jaume I o DJ Ximo, en un gui?o al autor del himno bakala Extasi. Adem¨¢s de la ruta, en el montaje cobran protagonismo los grandes fastos, la especulaci¨®n inmobiliaria y el despilfarro que marcaron a la Comunidad Valenciana en los noventa... con referencias expl¨ªcitas a la Ciudad de la Luz y el Aeropuerto de Castell¨®.
Juanjo Ballester firma la m¨²sica incidental que acompa?a el enfrentamiento entre la fallera zombi justiciera y la pol¨ªtica avasalladora, con versiones t¨¦tricas y mortecinas, pero reconocibles, de canciones festivas como La manta al coll y La panderola.
La resoluci¨®n del cisma apocal¨ªptico recae en los espectadores y en las espectadoras, que pueden optar entre tres finales diferentes que, en palabras de Costa, se resuelven ¡°en un ataque culinario entre la paella rusa de El show de Joan Monle¨®n y Masterchef¡±. ?Ganar¨¢ la paella o el arroz con cosas?
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