Cultura (a diestro y siniestro)
Mientras Vicente Barrera persigue, censura y reduce la cultura a un ajuste de cuentas ideol¨®gico, consagra el sacrificio de reses como el m¨¢s sublime y determinante de los motores culturales
Aparte de la depuraci¨®n ideol¨®gica que lleva a cabo en (y desde) la Conselleria de Cultura, la presentaci¨®n del cartel taurino de Fallas 2024 ha sido el acto con mayor entrega y emotividad ¡°cultural¡± del vicepresidente de la Generalitat valenciana, Vicente Barrera, desde que corre la mecha de la legislatura. M¨¢s intenso incluso que su estampida por el patio de chiqueros del Palau para embestir en el vac¨ªo al ministro de Cultura. Sin embargo, ha pasado casi desapercibido. El matador de Vox se mostr¨® c¨®modo y muy suelto ante el micr¨®fono y un p¨²blico pastue?o que aplaudi¨® que el cartel de Fallas se convirtiera en un mitin contra el Gobierno central. Y, c¨®mo no, en un alegato impregnado de doctrina de bar con cabezas disecadas de toro y moscas para exorcizar las acusaciones de ¡°tortura¡± y los intentos ¡°de prohibici¨®n, de intolerancia y discriminaci¨®n¡± que acechan a esta escabechina vestida de luces. Y ah¨ª, el vicepresidente de la Generalitat se vino arriba. Dej¨® el capote y pas¨® a la muleta.
Cuadr¨® al toro y lo glorific¨® como ¡°cultura en may¨²sculas¡±, como una suerte de causa de todos los efectos que definen la cultura. Incidi¨® en c¨®mo el toreo ¡°ha sido capaz de permear a cualquiera de las bellas artes¡±, se gust¨® y remat¨® la faena: ¡°Nadie ha podido escapar al influjo de este gran arte, de esta gran cultura que a todos nos representa¡±. Y fuese y no hubo nada. Mientras el estoqueador persigue, censura y reduce la cultura a un ajuste de cuentas ideol¨®gico, consagra el sacrificio de reses como el m¨¢s sublime y determinante de los motores culturales. ?Los toros son cultura? ?Son simulacro? ?Son una costumbre? ?Una fiesta? ?Nos representa? Es evidente que los toros son cultura en may¨²sculas. Pero cuando los pinta Picasso. Igual que lo son los bombardeos, como el de Gernika. O los fusilamientos, si los pinta Goya.
Los m¨¢s grandes desmanes de la humanidad han ¡°permeado¡± la literatura, la pintura o la m¨²sica y no por ello son cultura. Ni en may¨²sculas ni en min¨²sculas. Como no lo son las matanzas del ciclo troyano recogidas en la Il¨ªada. Ni la antropofagia de los gigantes de la isla de los Lestrigones, la saeta que atraviesa la garganta de Ant¨ªnoo o el despiece del cuerpo de Melantio para ser arrojado a los leones en la Odisea. Ni el Holocausto jud¨ªo ejecutado por los nazis del cine de Roberto Benigni, de Liliana Cavani o Steven Spielberg. Ni el terror del a?orado franquismo de Barrera en las realizaciones del Equipo Cr¨®nica. Ni los homicidios de la literatura del true crime, siempre empezando por A sangre fr¨ªa de Truman Capote (que no era torero).
Puede que los toros guarden v¨ªnculos con cultura (tambi¨¦n el canibalismo tiene algo de gastronom¨ªa), pero no dan sentido al arte y a la cultura ni se equiparan a ellos. Es cierto que algunos rasgos culturales han ¡°permeado¡± al toreo, al que N¨¦stor Luj¨¢n relacion¨® con el ballet ruso por su plasticidad (aunque es una danza macabra), pero Barrera tampoco es Jean Baudrillard. Ni el Juan Belmonte de Manuel Chaves Nogales. Ni el Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas de Federico Garc¨ªa Lorca. Ni siquiera es su abuelo, a quien Luj¨¢n calific¨® como ¡°un lidiador eficac¨ªsimo¡±. Quiz¨¢ por eso el recordado Joaqu¨ªn Vidal, que encumbr¨® la tauromaquia residual del franquismo a la exquisitez literaria, inclu¨ªa al futuro vicepresidente en su ¡°n¨®mina de afamados diestros sin verg¨¹enza torera¡± por alguna que otra c¨¦lebre espant¨¢ que deriv¨® ¡°en una bochornosa manifestaci¨®n de prepotencia, desagradecimiento y falta de respeto a la afici¨®n¡±. Que es lo mismo que el diestro, ahora elevado al n¨²cleo duro de la formaci¨®n ultra, est¨¢ haciendo desde la Generalitat con la cultura.
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